La crisis económica en Argentina ha provocado un éxodo de multinacionales, muchas de las cuales decidieron vender sus operaciones y transferir el control de marcas populares a empresas locales. Este fenómeno, que afecta tanto a empresas norteamericanas como europeas, ha generado incertidumbre en el mercado, especialmente en el consumo masivo.

Fuera de Argentina

Entre las compañías que se retiraron del país en los últimos meses, destaca Procter & Gamble (P&G), que vendió su negocio a Newsan S.A., uno de los gigantes tecnológicos argentinos. Marcas emblemáticas como Pampers, Gillette y Pantene ahora son gestionadas por esta empresa local, en un acuerdo que también incluyó la adquisición de la planta en Villa Mercedes y las oficinas de P&G en Munro. La venta de las marcas Ariel, Magistral y Oral-B completó este cambio de manos.

Otras empresas que siguieron este camino son Duracell, que en 2016 fue transferida a Berkshire, y DirecTV, que pasó a manos del grupo argentino Werthein. Más recientemente, la alemana Edding vendió su filial argentina por solo un dólar, y el grupo panameño Harari adquirió los negocios de Nike y Zara en el país.

Una de las salidas más impactantes fue la de The Clorox Company, que decidió abandonar sus operaciones en Argentina y traspasar el control de marcas icónicas como Ayudín y Poett al Grupo Ayudín, propiedad de la firma Apex Capital de América Central. Esta venta incluyó la continuidad laboral de 450 empleados y la comercialización de productos como Trenet, Pinoluz y Mortimer.

Este éxodo de multinacionales marca una nueva tendencia en la que las grandes marcas siguen presentes en Argentina, pero ahora gestionadas por capitales locales o regionales, dejando en evidencia la compleja situación económica que atraviesa el país.