La Comisión Nacional de Inmunizaciones recomendó al Gobierno vacunar contra el dengue

La postura fue focalizar la vacunación en algunas poblaciones y como una herramienta de lucha contra la infección.
miércoles 27 de marzo de 2024

El brote de dengue histórico que se vive en distintas zonas del país debería llevar a una reconfiguración de las herramientas usadas para enfrentar la crisis epidemiológica, y la vacuna Qdenga debería ser una de ellas, opinaron los miembros de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), a contrapelo de las conclusiones sobre este tema salidas hace horas del COFESA, el encuentro que este lunes celebraron los ministros de Salud de 22 provincias con quien preside la cartera nacional del área, Mario Russo.

Hace días que el Ministerio de Salud de la Nación explica de distintas formas que ni la Organización Panamericana de la Salud (OMS-OPS) ni estos expertos nacionales en inmunización están apoyando un abordaje del brote de dengue que incluya una campaña nacional de vacunación. Más aún, considerando que las costosas dosis del laboratorio japonés Takeda (son dos y se arriman a los 100.000 pesos), atraviesan su fase 4, es decir, el período de farmacovigilancia, que es cuando se chequea la efectividad del fármaco “en la calle” o en la vida real.

En realidad, la fase 4 puede durar varios años y muchas estrategias de vacunación se inician en esa fase. Sobra como ejemplo la vacuna contra el SARS-CoV-2, cuya aprobación “de emergencia” se inició excepcionalmente cuando las dosis transitaban la fase 3.

Como sea, es cierto que la revisión de farmacovigilancia es reciente y que a esta vacuna no le faltan algunos cuestionamientos:

1) por los efectos adversos (aun en vigilancia, si bien la vacuna probó formalmente ser segura) y,

2) por su cobertura. Se autopromocionó como tetravalente (contra los cuatro serotipos de dengue), pero por (podría decirse) "falta de maduración" estadística, todavía no ostenta las mismas cifras de éxito contra los serotipos 3 y 4, en comparación a los primeros dos.

Aun con estos ribetes, los expertos de la CoNaIn tomaron una posición clara, que hasta este martes no había trascendido. O, en realidad, había “mal trascendido”.

La CoNaIn se reúne trimestralmente y comunica sus recomendaciones al Ministerio de Salud de modo “no vinculante”. El Ministerio puede seguirlas, solo considerarlas o directamente desoírlas.

Este mismo martes, mientras salía a la luz el acta de la reunión del 7 de marzo de la CoNaIn (encuentro que, por cierto, se hizo en forma adelantada, en virtud del pesado contexto epidemiológico), fuentes ministeriales siguieron informando que, según les habían adelantado a ellos, la Comisión se había expedido al revés, en línea con la posición oficial comunicada hasta ahora. Como se puede ver, no fue así.

El acta de la Comisión no plantea incluir la vacuna contra el dengue en el calendario oficial de vacunación sino iniciar una campaña focalizada e inmediata.

Esa posición se puede interpretar como una forma de derribar el argumento de que "ahora no tiene sentido vacunar porque para cuando uno levante la inmunidad, ya habrá terminado el brote", y en cambio pondera el dato más relevante de esta temporada del virus: que en algunas localidades del norte, el brote es un drama en continuado desde 2023.

Yendo a los segmentos específicos, el acta especifica cuatro puntos:

1- Avanzar en la implementación de una estrategia focalizada de vacunación.contra el dengue con vacuna Qdenga®.

2- Definir como criterio de selección la priorización de los departamentos según incidencia acumulada y el aporte total de casos.

3- Población objetivo: grupo de edad según análisis técnico.

4- Implementar un trabajo de modelaje prospectivo para la identificación de los departamentos a incluir en la estrategia.

Con respecto a la edad, la intención es que cada municipio o jurisdicción determine en base a informes técnicos la población puntual con mayor incidencia de casos. Pero se puede presumir que se replicará algo similar a lo que decidieron Salta y Misiones, provincias que están vacunando a su población adulta joven (la primera, de 25 a 39 años; la segunda, de 20 a 40).

En la reunión que la CoNaIn tiene prevista para abril definirán la posibilidad de avanzar también con población adolescente.

Se registraron casos de dengue en todos los grupos etarios, pero mientras en la población general la incidencia es de 321 casos por cada 100.000 habitantes, hay “una máxima de 423 casos cada 100.000 habitantes entre los de 25 a 29 años”, dice el BEN.

Vacuna contra el dengue, un cortocircuito entre la CoNaIn y el Ministerio de Salud

Fuentes ligadas a este tema se mostraron sorprendidas de que en el COFESA (otra vez: importante reunión con casi todos los ministros de salud del país) no se hayan compartido las recomendaciones de la CoNaIn, información que en la esfera del Gobierno ya estaba disponible.

Pero, al tratarse de un encuentro reservado, quizás la recomendación sí se conversó. Parece menos llamativo que esto no haya trascendido que el hecho de que se haya hecho circular lo opuesto: que la CoNaIn no recomendaba la vacuna contra el dengue.

Dos hipótesis provisorias explican por qué se pudo haber intentado pinchar el globo de la vacuna como herramienta oficial.

La primera es que, más allá de si se considera o no particularmente costosa (¿cuánto es poco y cuánto es mucho en términos de evitar muertes?), la política oficial viene mostrando una intención explícita de pisar presupuestos, a fin de concretar el ansiado superávit fiscal.

La segunda es una razón práctica. Y es que, aseguran varias fuentes, no sobran las vacunas Qdenga. La provisión disponible no sería suficiente para una gran campaña. Precisamente por esto, los especialistas proponen una estrategia focalizada.

Para cerrar, varias de las fuentes consultadas recordaron algo que en este marco vale la pena subrayar, y es que la inmunización es útil, pero es solo una herramienta más. Vacunar no alcanza para controlar la multiplicación de casos.

Deben, en cambio, aplicarse las conocidas pero muy mal aplicadas (y mal difundidas) medidas de descacharreo. Frenar el dengue implica evitar que proliferen los criadores del mosquito Aedes Aegypti, el vector que transmite el virus. / Clarín

 

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