Por qué cada vez más viajeros suman un seguro de vida al equipaje

Quien haya viajado al menos una vez en la vida sabe con certeza que es una de las mejores formas de disfrutar del tiempo, saliendo de la rutina diaria para conocer lugares nuevos, algunos de ellos únicos e increíbles, que se multiplican tanto como las opciones que se abren ante nosotros cada vez que planificamos un itinerario.

Y es que viajar nos conecta siempre con una multiplicidad de ideas y sentimientos positivos, relacionados con el disfrute, el ocio, la aventura, la posibilidad de conocer nuevas culturas y vivir experiencias inéditas. 

Claro que como todo, esos aspectos agradables tienen una contracara que, en medio de la emoción y las expectativas que genera la inminencia de la partida, se suele pasar por alto, aún cuando se trata de una cuestión que conviene tener siempre presente.

Ese lado de todo viaje que casi nunca vemos

Sucede que un viaje nos acerca al disfrute y también nos aleja de esa cotidianeidad en la que somos capaces de medir los riesgos a los que nos exponemos, ya sea para evitarlos o para munirnos de las herramientas que pudieran hacer falta en caso que debiéramos enfrentarlos.

Cuando revisamos el listado de contratiempos que podemos enfrentar durante un viaje, lo primero que se presenta es la posibilidad de perder el equipaje. Luego se ubica una posible emergencia médica y a partir de allí, las posibilidades de cruzarse con inconvenientes mayores impone la necesidad de tomar medidas que no suelen considerarse a primera vista.

Cuando las cosas se plantean en estos términos, la idea de llevar como compañero a un seguro de vida aparece como lo más inteligente, si la decisión es salir a recorrer el mundo. Porque aún considerando las ya comunes pólizas de viaje, que cubren casi todo tipo de contratiempo, uno que contemple el peor de los escenarios se torna imprescindible.

Alivio ante el peor de los escenarios

Porque si el recorrido se ve interrumpido de la peo rmanera, un seguro de vida garantiza a los deudos una cobertura que puede resultar decisiva para superar un trance tan doloroso, cuando la érdida irreparable de un ser querido se complica aún más por las distancias.

Se debe considerar que la repatriación de un ser querido que fallece lejos de su tierra natal suele ser un proceso harto complicado y, por lo general, muy costoso, condiciones que un seguro de vida puede ayudar a costear.

También es bueno tener presente que estadísticamente, los contratiempos más graves suelen darse durnte los traslados, por lo que elegir una de las compañías de seguros de vida con mejores coberturas, resulta crucial, ya que son las que, además de la cobertura por fallecimiento, suelen ofrecer también atención médica en emergencias, reparación económica por pérdida de extremidades o incluso indemnización por daños si un trauma deriva en invalidez, según aplique.

Por todo lo expuesto, queda claro que más allá del destino, la duración o el objetivo que se persiga, ningún viaje garantiza el disfrute que se busca al emprenderlo, si antes de la partida no se cuenta con un seguro que nos dé la tranquilidad de saber que estaremos cubiertos aún ante el peor de los escenarios.