Carencias en educación, vivienda y servicios básicos agravan la pobreza

El nivel de pobreza actual se agrava si, además de los ingresos de los hogares, se toman en cuenta las privaciones no monetarias que sufren los argentinos.
viernes 26 de mayo de 2023
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Actualmente la pobreza está en un 39,2% (segundo semestre de 2022). Es decir, muy cerca del nivel de pobreza de la primera mitad del 2020, cuando el confinamiento por la pandemia estaba en su etapa de mayor restricción.

Esto significa que el 39,2% de las personas tienen ingresos que no son suficientes para adquirir la canasta básica de alimentos y servicios. En términos de hogares, se tiene que el 29,6% está por debajo de la línea de pobreza.

Pero el problema no termina ahí, porque esta pobreza, que es la más habitual, se refiere únicamente a la pobreza monetaria. Es decir, a la que contempla solo los ingresos de los hogares para determinar si la persona es pobre o no.

Por lo tanto, si bien logra captar la capacidad financiera de los hogares para adquirir bienes básicos, deja fuera muchas otras dimensiones que también son esenciales para determinar la calidad de vida de las personas.

POBREZA MULTIDIMENSIONAL

Por esta razón es que también se calcula la pobreza multidimensional. Este tipo de pobreza contempla diversas dimensiones que reflejan estrictamente la carencia de los hogares, como las condiciones de la vivienda, el acceso a la educación y a servicios básicos, la calidad de los empleos, entre otras.

El Banco Mundial, por ejemplo, incluye en la medida de pobreza multidimensional dos dimensiones no monetarias, además de la línea de pobreza: el acceso a infraestructura básica y el acceso a la educación.

En Argentina, el Sistema de Información, Evaluación y Monitoreo de Programas Sociales (Siempro) también construye un índice de pobreza multidimensional. Este incluye dimensiones de vivienda, hábitat y servicios básicos, educación, empleo y protección social, y salud. ¿Cómo están hoy estas diferentes dimensiones

CONDICIONES DE LAS VIVIENDAS

De acuerdo a datos de la última EPH, en Argentina, más de 600 mil hogares habitan en viviendas precarias, es decir, con pisos de ladrillo suelto o tierra, o con techos de chapa/plástico sin cielorraso, chapa de cartón, caña, tabla o paja. Además, en 4,5% de los hogares hay tres o más personas por habitación y en más de 200 mil hogares el hacinamiento alcanza niveles críticos (más de tres personas por cuarto).

HÁBITAT Y SERVICIOS BÁSICOS

Alrededor de 900 mil hogares habitan en viviendas ubicadas en zonas inundables, villas de emergencia o próximas a basurales. Solo el 58,4% de las viviendas tiene cocina con gas o electricidad, el resto utiliza leña o garrafa. Un 14,6% no tiene agua potable y poco más del 9% no cuenta con inodoro.

EDUCACIÓN

Las últimas pruebas Aprender señalan que el 45% de los niños finaliza la primaria sin los conocimientos básicos en lengua y matemática, situación que se agrava profundamente en los estratos más vulnerables. Este mal desempeño se traduce luego en altas tasas de deserción en la secundaria: uno de cada dos adolescentes termina la secundaria y solo el 40% la termina en tiempo y forma.

EMPLEO

El 28,2% de la población económicamente activa está buscando empleo o trabajar más de lo que ya lo hace porque no le alcanza con su ocupación actual. Y del total de asalariados, el 35,5% es informal. Si a este grupo se le suman los cuentapropistas, la informalidad alcanza a casi la mitad de la población ocupada.

EL NÚCLEO MÁS DURO DE LA POBREZA

Todas estas carencias en servicios básicos son el más claro reflejo de la pobreza estructural del país y, por lo tanto, las más difíciles de erradicar. La realidad muestra que, si contabilizamos estas privaciones no monetarias, la pobreza sería incluso mayor a la actual.

Más grave aún es la situación de los niños. Actualmente el 54,2% son pobres por ingresos, es decir que viven en hogares con ingresos inferiores al costo de la canasta básica. Pero si además se contabilizan las privaciones no monetarias (educación, vivienda, salud, seguridad social, hábitat seguro, etc.) se tiene que dos de cada tres niños y niñas del país son pobres, como indica un reciente informe de Unicef sobre pobreza multidimensional.

UN LARGO Y ARDUO CAMINO

La disminución de la pobreza es un proceso que lleva mucho tiempo porque para atacar la problemática en su totalidad hace falta un ordenamiento integral del Estado que abarque todas las dimensiones que están siendo vulneradas.

En primer lugar, no se puede hablar de bajar la pobreza sin bajar la inflación y mejorar sustancialmente la capacidad de gestión del Estado en sus tres niveles de gobierno. Para esto es necesario un ordenamiento integral del Estado, en sus tres niveles de gobierno, nacional, provincial y municipal, que lleve a que el Estado pueda funcionar con eficacia de sus políticas y equilibrio fiscal.

En el actual desorden del Estado, los sucesivos funcionarios nacionales se despreocupan consistentemente de sus responsabilidades para aspirar a entrometerse en funciones que les corresponde resolver a las provincias y municipios.

Esta interferencia nacional en responsabilidades provinciales y municipales se hacen con acciones directas por encima de las provincias y municipios, o bien, con la anuencia de los niveles sub-nacionales en la forma de ayudas nacionales. Este desorden lo único que causó son los déficits aquí enunciados.

El ordenamiento integral del Estado para erradicar la pobreza estructural supone que cada nivel de gobierno tiene que enfocarse en lo que le corresponde. Al Estado nacional le corresponde velar por la estabilidad macroeconómica, la seguridad jurídica para atraer inversiones y la modernización de las leyes laborales para generar empleos de calidad.

A las provincias y municipios les corresponde las mejoras de la infraestructura básica urbana, viviendas, salud y educación básica sin interferencias del Estado nacional.

FUENTE: La Voz

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