Mantenimiento del auto: los 5 chequeos básicos que evitan problemas y gastos extra

Los 5 chequeos básicos para evitar problemas mecánicos y gastos inesperados

1. Estado del aceite

El aceite es un líquido que lubrica todas las piezas del motor, con el fin de evitar que los metales se rocen y por ende se desgasten.

Se recomienda revisar semanalmente el estado del aceite, su color y su nivel con la varilla medidora, cuidando que el fluido no supere el máximo ni quede por debajo del mínimo.

Mirar la varilla del aceite, un control tan sencillo como importante. Foto: Shutterstock.
Dependiendo del tipo de combustible que necesite el vehículo, se deberá cambiar el aceite a un ritmo diferente.

Para ello, es clave revisar el manual del auto para chequear el tipo de aceite que lleva y cada cuantos kilómetros es necesario reemplazarlo.

2. Agua o refrigerante

Para evitar el recalentamiento del motor, que ocurre cuando los sistemas del vehículo no pueden controlar la temperatura del auto, se aconseja revisar seguido el tanque refrigerante.

La recomendación es hacerlo incluso todos los días antes de encender el vehículo, para asegurarse de que el nivel del agua o del refrigerante estén dentro de los rangos indicados.

En caso de estar en el mínimo, es importante no demorarse en agregar líquido. De lo contrario, si ocurriera un recalentamiento grave en el motor, éste podría fundirse o perder potencia.

3. Líquido de frenos

Es uno de los componentes más importantes en el sistema de frenado de un auto. Se encarga de transferir la fuerza, cuando se hace presión al pedal, a cada uno de los elementos que forman parte del sistema de frenos, haciendo que ésta llegue a los neumáticos.

En caso de que el conductor sienta que debe ejercer mayor fuerza al contacto con el pedal del freno, se aconseja cambiar o revisar el líquido de frenos cuanto antes.
Además, recomiendan revisar periódicamente el estado de esta sustancia, lo que permitirá reducir las probabilidades de sufrir un siniestro vial.

4. Presión y estado de los neumáticos

Pese a su obvia y vital importancia, esta es una de las inspecciones que más se pasan por alto: calibrar y mantener la presión de aire adecuada, así como verificar que los neumáticos no estén lisos, con grietas o con otras irregularidades capaces de causar que estallen.

Si la presión no es la correcta, además de ser riesgoso, el vehículo gastará más combustible y liberará mayor dióxido de carbono al ambiente.

Por eso, es recomendable revisar que estén en buenas condiciones por lo menos una vez por semana. Y cada 10.000 kilómetros, rotarlos.

La información sobre la presión adecuada para cada vehículo se puede hallar en el manual y también en un sticker ubicado en el marco de la puerta del conductor o en la tapa del tanque de combustible.

5. Chequeo general

 Es importante evitar que el motor esté en revoluciones mínimas, así como las aceleraciones repentinas seguidas de una parada repentina. Esto, según indicó, permitirá ahorrar nafta, no desgastar los frenos y facilitar el trabajo del motor.

Fuente: Clarín