Rusia atacó la capital ucraniana, Kiev, con misiles y drones: nueve muertos y más de 60 heridos
La Administración Militar de la región advirtió que está sufriendo "un ataque combinado" y llamó a los residentes a buscar refugio por la posibilidad de que haya más bombardeos en las próximas horas.
En la madrugada del jueves, alrededor de la 01:00 hora local (22:00 GMT), el centro de Kiev, la capital de Ucrania, fue sacudido por numerosas explosiones de gran potencia. Este ataque masivo, llevado a cabo por las fuerzas rusas, combinó el uso de misiles y drones, marcando un nuevo capítulo en el conflicto que ha asediado a la nación desde el inicio de la invasión en febrero de 2022.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, reportó que al menos nueve personas han perdido la vida y 63 han resultado heridas a causa de las detonaciones que impactaron en diversos distritos de la ciudad. Entre los afectados, se informó que un niño de cinco años fue trasladado a un hospital, lo que ha elevado la preocupación sobre el impacto de estos ataques en la población civil.
La Administración Militar de la región de Kiev, a través de su cuenta oficial de Telegram, calificó el evento como un "ataque combinado" y destacó que se habían utilizado misiles balísticos en este último bombardeo. Asimismo, advirtieron a los ciudadanos que podrían producirse nuevas olas de misiles y drones en las horas siguientes, instando a los residentes a buscar refugio para protegerse de posibles ataques adicionales.
Este asalto nocturno se produce en un contexto de intensa tensión, donde las autoridades ucranianas han solicitado reiteradamente una tregua en los ataques a larga distancia que han afectado infraestructuras civiles, demandas que hasta el momento Rusia no ha considerado. El último ataque significativo contra la capital había tenido lugar el 5 de abril, cuando al menos tres personas resultaron heridas, lo que refleja la continuidad de la amenaza sobre la ciudad.
Desde que comenzó el conflicto, Kiev ha sido objeto de ataques esporádicos, lo que ha generado un clima de incertidumbre y miedo en la población. La persistencia de estas hostilidades plantea interrogantes sobre la seguridad y la estabilidad en la región, mientras la comunidad internacional observa con atención el desarrollo de los acontecimientos.