Crece la expectativa por el mensaje que dará Cristina Kirchner

La vicepresidenta será la única oradora en el acto por el 25 de mayo, en el que se celebrará el 20° aniversario de la asunción de Néstor Kirchner.
jueves 25 de mayo de 2023
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La militancia del Frente de Todos comienza a colmar la Plaza de Mayo, a la espera del acto principal, en conmemoración el 20° aniversario de la asunción presidencial de Néstor Kirchner.

Para después de las 16 horas se espera el discurso de la Vicepresidenta, Cristina Kirchner.

Esta concentración que se llevará a cabo en la histórica Plaza contará con la participación de todos los sectores del oficialismo, que esperan definiciones electorales de cara las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO).

Cristina se arma su despedida con lo poco que le queda: el kirchnerismo y Massa

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La utopía de un país normal. El concepto fue seguramente la idea más poderosa que pronunció Néstor Kirchner hace veinte años, el 25 de mayo de 2003. La Argentina venía de la tragedia del 2001 y empezaba a estabilizarse después de una devaluación monstruosa y de que la pobreza trepara al 52%. Dos décadas después, la única verdad (que es la realidad, diría Perón) es que al país normal jamás pudimos verlo y sigue siendo una utopía.

Cristina Kirchner arma su propia despedida en Plaza de Mayo, acompañada de un kirchnerismo reducido a la mínima expresión.

Solo le quedan La Cámpora, los grupos piqueteros y Sergio Massa como ministro de la inflación de tres dígitos y el dólar al borde de un nuevo corralito. Si en su ocaso Perón echó a los Montoneros de la Plaza, la Vicepresidenta se dio el gusto de echar de su acto final a los Gordos de la CGT y al presidente que ella solita eligió para acelerar su decadencia: Alberto Fernández. Hace cuatro años, algunos creyeron que se trataba de una jugada maestra.

Era lo que ella quería. Es que Cristina se imagina como peronista de izquierda y detesta a todos aquellos peronistas a los que sitúa a la derecha del sospechoso registro ideológico del movimiento. No le caen bien ni Héctor Daer, ni Carlos Acuña, y mucho menos Gerardo Martínez (quien estuvo vinculado a los servicios de inteligencia durante la dictadura militar); Armando Cavalieri o el inefable Luis Barrionuevo, el que alguna vez mandó a sus activistas a arrojarle huevos en una tribuna de Catamarca.

“Estaban más cerca de Macri (Mauricio) que del peronismo”, los acusó Cristina a los Gordos la semana pasada, durante un monólogo televisivo. Para ellos fue suficiente. No pagarán los micros, ni el refrigerio ni el bono en efectivo para que sus sindicatos se sumen a la manifestación espontánea. No estarán en la Plaza de Mayo como tampoco estará Alberto, el Presidente sin rumbo. La fiesta será un VIP para trescientos elegidos. Como en las discotecas exclusivas de Europa o de Punta del Este.

El resto, la gente que la acompaña con fervor religioso y elogia hasta los hechos de corrupción, llenará el resto de la Plaza y las calles cercanas, soportando incluso las inclemencias del otoño.

Cristina aparecerá rodeada de los incondicionales de siempre. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, impotente e inoperante frente a la inseguridad récord en la provincia que gobierna. Junto a “Wado” de Pedro, el ministro del Interior que desconoció muy rápido la autoridad del Presidente. Y que dice en estos días que el estilo de gobierno de Cristina era muy superior al que ahora exhibe su no jefe Alberto. Y estarán los dirigentes kirchneristas que no dirigen nada: Máximo Kirchner, Andrés Larroque y Oscar Parrilli, el hombre que exasperaba por teléfono a Cristina y la Vicepresidenta lo insultó hasta llevarlo a la inmortalidad.

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Se pegan a Cristina también los gremialistas que juegan a esperar la herencia de los Gordos septuagenarios. Los bancarios de Sergio Palazzo; la CTA de Hugo Yasky; los docentes de Roberto Baradel y un sector de la Unión Obrera Metalúrgica. Con ellos, los piqueteros del Movimiento Evita también completan su parábola desde el unicornio albertista al vagón final del kirchnerismo.

Pero el aliado más determinante que le queda a Cristina es, sin dudas, Sergio Massa, el ministro de Economía. La sospecha porque ella lo ha elegido como candidato a presidente único del Frente de Todos, y ahora resulta que la inflación y el dólar Contado con Liquidación amenazan con destrozar el acuerdo.

La Vicepresidenta juega en estos días a alimentar otras candidaturas. Se ilusiona Wado, que se apura a contar que hizo un master en la Universidad de San Andrés, y se ilusiona Daniel Scioli, que proclama su teoría de que cuando caigan todos bajo el peso de la crisis económica él será el único que quedará en pie.