Asesinó a su esposa y a su beba y está libre: “Soy el anticristo”

La Justicia lo declaró inimputable, pero para la familia de las víctimas “se hizo pasar por loco”. El crudo crimen ocurrió en 2017 en Rosario. La familia sigue pidiendo justicia.
lunes 03 de abril de 2023
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Esta semana Fernanda Laconca hubiera cumplido 38 años, pero, como desde hace ya más de seis años, no habrá celebración para su familia. El 24 de octubre de 2017 su esposo, Iván Furiasse, las apuñaló a ella y a la beba que tenían en común de apenas dos años hasta que se quedó sin fuerzas. Cuando la policía entró a la casa donde vivían en la ciudad de Rosario, las dos víctimas ya estaban muertas, abrazadas, sobre un charco de su propia sangre.

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Seis meses después del doble crimen, la Justicia sobreseyó a Furiasse al considerar, en base a las conclusiones a las que llegó la Junta de Salud Mental del Ministerio de Salud de Santa Fe, que el hombre “tuvo un brote psicótico” y “no pudo comprender la criminalidad de sus actos”.

“Se hizo pasar por loco y lo hizo bien, no nos cabe duda a ninguno de la familia”, dijo con pesar a TN Marcela Ocampo, prima de la mujer asesinada. Y advirtió: “Es un monstruo y lo seguirá siendo, porque si lo hizo (si mató) una vez lo volverá a hacer”.

El doble crimen

Iván y Fernanda se casaron en 2013 y en 2015 tuvieron a su hija Camila. Él trabajaba en una fábrica de la industria automotriz en el Gran Rosario, mientras que ella era empleada en un negocio de ropa. Los tres juntos vivían en una casa en el barrio Acindar y, si bien no tenían mucha relación con sus vecinos, tampoco habían tenido problemas con nadie ni protagonizado nunca episodios de violencia doméstica. Una familia normal, hasta que la tragedia estalló como una bomba en el seno del hogar.

El ataque fue imprevisto. Cuando se descubrió el hecho no fue porque hubiera sospechas de que las mujeres pudieran estar en riesgo dentro de la vivienda ubicada en la calle Villarino al 3700, sino porque a los familiares les llamó la atención que aquel día ni Iván ni Fernanda hubieran ido a trabajar.

La ausencia sin aviso de ambos en sus respectivos empleos, sumado al mensaje que la mujer le había enviado a sus padres para contarles que Iván no se encontraba bien y que había dejado de tomar su medicación, encendió la preocupación de los familiares y se acercaron al domicilio de la pareja. La escena con la que se toparon al llegar fue el horror en estado puro.

“Soy el anticristo”

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“Una escena bestial”, resumió a los medios el por entonces fiscal Florentino Malaponte, sobre el cuadro con el que se encontraron los investigadores al llegar al lugar. En el comedor había vidrios rotos, sangre, agua en el piso, y sobre la mesa del comedor, los cuerpos entrelazados de Fernanda y Camila.

Furiasse recibió a la policía en calzoncillos. Todavía tenía en la mano el cuchillo Tramontina de 15 centímetros de hoja con el que había asesinado a su familia. Ni siquiera se pudo determinar con facilidad el número de puntazos que aplicó en total por la gran cantidad de cortes que presentaban las víctimas.

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“Soy el anticristo”, fue la inquietante frase que pronunció después. Y no dijo mucho más. Ante el juez Héctor Núñez Cartelle, apenas agregó: “Un hijo de puta. Eso soy”.

“Brote psicótico crónico”

En abril de 2018, el juez Héctor Núñez Cartelle sobreseyó a Furiasse al establecer que no podía comprender la criminalidad de sus actos y ordenó su internación en un establecimiento psiquiátrico donde no pudiera poner en riesgo su integridad física ni la de terceros.

Es un monstruo y lo seguirá siendo

“Ya está curado, dicen. Fue diagnosticado de ‘brote psicótico crónico’, por eso fue declarado inimputable en su momento, el fiscal dijo que lo declaraba psicópata. Si es así, no puede andar en la calle”, denunció el entorno de la víctima cuando Furiasse recibió el alta, y todavía no habían pasado ni dos años del doble crimen. Pero andaba, no solo por la calle, sino que también lo vieron en recitales, shoppings y parques rosarinos con total normalidad.

Comida especial y de novio con la enfermera

En diálogo con TN ahora, Marcela, prima de Fernanda, afirmó: “Furiasse entra y sale del neuropsiquiátrico como si nada”. De acuerdo a la información que una fuente del mismo establecimiento de salud mental le dio a la familia, recibía un trato especial durante sus internaciones y nunca contó los motivos que lo habían llevado allí.

“Él dijo que estaba por un pico de presión que tuvo, nunca contó la verdad ahí adentro”, sostuvo la mujer, que además supo que durante el tiempo que estuvo hospitalizado “se le llevaba comida especial y hasta se había puesto de novio con una enfermera”. “Después nos enteramos de que a ella la despidieron”, completó.

“Acá no ha pasado nada”

La causa por los crímenes de Fernanda y su hija Camila nunca llegó a juicio y se cerró con el asesino declarado inimputable y, actualmente, en libertad. Detrás quedó una familia absolutamente atravesada por el dolor y otra, la de Furiasse, que “anda como si no hubiera pasado nada por la calle”, según dijo Marcela.

“Mis tíos y la hermana de Fernanda quedaron devastados con lo que pasó”, lamentó Marcela, a casi siete años del hecho. “Todos, destruidos, pero tenemos que seguir. El dolor sigue intacto como el primer día”, reafirmó. La sensación, inevitable y dolorosa, es que solo fueron un caso más. “Me hubiera gustado que se haga Justicia, que pagara por el daño que nos causó”, cerró.