Protestas en China: estudiantes marcharon contra el confinamiento en un campus

La concentración se produjo en medio de un fuerte operativo de seguridad. El gobierno relajó medidas para evitar masivas marchas por el malestar social.
miércoles 07 de diciembre de 2022
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La ola de protestas de la semana pasada dejó un nuevo coletazo en China. El lunes por la noche un centenar de alumnos universitarios se concentraron se concentraron en la ciudad de Nanjing, al este del país, para manifestarse en contra del confinamiento que el gobierno había dispuesto en el campus.


Esta protesta se dio a pesar de las fuertes medidas de seguridad que inundaron toda China desde la semana pasada para evitar nuevas -y masivas- manifestaciones, y mientras las autoridades locales empezaron a flexibilizar algunas medidas de control para bajar la espuma del malestar social.

En las pocas imágenes que circularon en las redes sociales, se ve a los jóvenes exigir por su derecho a abandonar el campus. “El poder lo dan los estudiantes, no ustedes”, dice una persona a gritos en el video. El contenido en las redes está muy controlado e incluso censurado, muy pocos tienen acceso al mismo.

   
Una estudiante de tercer año que pidió mantenerse en el anonimato confirmó que la protesta tuvo lugar después de que la universidad anunciara que cerraría el campus por cinco días tras detectar un caso de covid.

Un país donde millones siguen confinados


Millones de personas en China se encuentran todavía sujetas a restricciones por el Covid-19, aunque algunas ciudades empiecen a dejar atrás los test masivos y las limitaciones de movimiento tras una serie de protestas a nivel nacional la semana pasada. Todo es una clara respuesta a las inesperadas manifestaciones.

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Analistas de la empresa japonesa Nomura calcularon el lunes que unas 53 ciudades, con alrededor de un tercio de la población de China, todavía mantienen restricciones en vigor.

Lo que dejaron las históricas protestas

Será obligatorio el uso de barbijo en los centros de salud públicos y privados

La protesta de Nanjing llega días después de que multitudes salieran a las calles de múltiples ciudades chinas reclamando el fin de la política cero covid. Algunos incluso pidieron la dimisión del presidente Xi Jinping.

Las autoridades han sofocado los intentos de protestas posteriores pero parecen estar respondiendo a algunas de las demandas con una suavización de las restricciones.

El martes, las autoridades de Pekín indicaron que los edificios de oficinas y comerciales, incluidos los supermercados, ya no pedirán a sus visitantes que demuestran una prueba de covid negativa.

Hartazgo social, trucos en redes sociales y censura: claves de las históricas protestas en China


Miles de personas salieron a la calle para pedir el fin de las restricciones por COVID-19. Detrás se esconde la situación económica, el control del gobierno y un descontento sin expresar.

“¡Xi Jinping renuncia! ¡PCC (Partido Comunista Chino) renuncia!”, rezaban algunos de los carteles que se levantaban entre medio de las hojas en blanco, símbolo de las masivas e históricas manifestaciones que se dieron en China en la última semana. Se repitieron en al menos 16 ciudades, entre ellas la capital Beijing y el centro financiero Shanghái. La estricta seguridad hizo que se dispersen en las últimas horas.


Las protestas se desencadenaron, puntualmente, luego de que el jueves pasado un edificio de departamentos se prendiera fuego y al menos 10 personas murieran ante la imposibilidad de salir por las escaleras de emergencia. Estaban bloqueadas. La tragedia ocurrió en Urumqi, la capital de la región occidental de Xinjiang, una ciudad que llevaba más de 100 días de confinamiento.

Estas muertes despertaron la ira de la sociedad y fueron la gota que rebalsó el vaso. Un vaso que se ha ido llenando con múltiples componentes en los últimos tres: crisis hipotecaria, reducción del crecimiento económico, control total sobre la población, confinamientos extremos y desabastecimiento. Y un malestar agigantado por las redes sociales, que les muestran a los chinos un mundo completamente diferente en el exterior.

Indignación y malestar acumulados en años


Si bien el gobierno chino logró mantener un estricto control con obediencia de la población a lo largo de la pandemia, la longitud de las medidas empezó a hacer mella en el humor social desde mediados del año, cuando en Shanghái se escucharon los primeros ruidos de las cacerolas. Fueron los primeros gestos masivos de disconformidad.    

La muerte de estas 10 personas en Urumqi a causa del incendio y otros hechos más pequeños terminaron por encender la mecha. “Hoy China es un Estado paralizado que tiene dos tercios de su economía bajo llave y los pocos que no han sido encerrados viven con un miedo permanente de serlo”, analizó ante TN Max Povse, profesor de política asiática de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

No es común ver protestas en China. Unas pocas son habilitadas por el propio gobierno. Suelen darse en reclamos relacionados a huelgas o pedidos estudiantiles. En este caso, lo que llamó la atención es la “nacionalización” del reclamo y que no sólo piden por el fin de las cuarentenas, sino que también apuntan directamente contra Xi Jinping y el Partido Comunista.