La ropa de verano llega con aumentos del 80%

Ya se percibe el freno en el consumo. En julio, el rubro ropa y el calzado del Índice de Precios del Indec subió 8,5% y acumuló 96,7% en los últimos doce meses.
domingo 21 de agosto de 2022
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La suba de precios de la indumentaria dejó de ser exclusiva de los meses de lanzamiento de la nueva colección por cambio de temporada -marzo y septiembre- para convertirse en un factor a observar hasta en los períodos de liquidaciones. El último dato disponible del Indec es el de julio, que reflejó un aumento de la ropa y el calzado de 8,5% respecto de junio -superior al promedio del IPC de 7,4%-, un incremento acumulado desde diciembre del 56,5% y un interanual del 96,7%, que superó el 100% en el Gran Buenos Aires (GBA). El dato de agosto seguramente esté suavizado por el sale, pero en septiembre pegará de lleno el ingreso de las prendas de primavera-verano, que según varias marcas consultadas cuestan, en promedio, 80% más que un año atrás.

Los incrementos en este sector superan al del resto de los rubros -con la excepción de restaurantes y hoteles que también están 90% arriba en términos interanuales, según el Indec- porque estuvieron paralizados durante la pandemia y luego comenzaron a recuperar márgenes, en un contexto en el que hay menos oferta por disminución de la mano de obra calificada, suba de precios internacionales de las materias primas, restricción de las importaciones, aumento del costo financiero y de todas las otras variables que inciden en la formación de los precios. Estos problemas, más que solucionarse, se fueron agravando y lo que empezaron a generar es una retracción de la demanda, coincidieron en contar a Infobae empresarios textiles y referentes de marcas de ropa.

La suba de precios de la indumentaria dejó de ser exclusiva de los meses de lanzamiento de la nueva colección por cambio de temporada
“Hay una retracción del consumo que se da por el desbarajuste económico. La suba del dólar, la inflación desatada, todo eso genera incertidumbre, lo que sumado a la crisis política hace que los consumidores se cuiden más. Además, la suba del dólar genera aumento de precios y cae el poder adquisitivo de la gente. Por otra parte, hay grandes problemas con los insumos para fabricar y hay cosas que no se pueden reemplazar; y como escasean materiales, todos se cubren y provocan en los precios. El consumidor cada vez tiene menos poder de compra y nosotros cada vez menos margen para bajar los precios”, se sinceró el empresario Marcelo Cantón, dueño de Mishka, una marca de calzado y de indumentaria.

 Los empresarios de la moda aseguran que el consumo ya empezó a aflojar desde julio a raíz de la incertidumbre
A su vez, el dueño de una firma de ropa de niños coincidió con este panorama y enumeró una serie de factores que inciden en la suba de precios: aumento del costo de producción de las telas (porque faltan insumos importados) y tienen una demanda insatisfecha; la mano de obra, que estuvo retrasada durante la pandemia y muchos trabajadores del sector se volvieron a sus países -lo que hizo que los precios de los talleres se incrementaran fuertemente- y los otros gastos que acompañan, como los alquileres, el costo financiero, entre otros. A eso se le debe sumar el margen de ganancia de la marca.

La venta de productos de consumo masivo cayó un 6,7% en julio respecto de junio, en paralelo a la fuerte suba de precios, que arrojó una inflación del 7,4%.

Un informe de la consultora Focus Market exhibió esa fuerte contracción, que acumula un descenso del 2,2% en los primeros siete meses del año.

En julio se aceleró la caída en consumo masivo con subas de precios en categorías básicas de la canasta de alimentos hogareña, superando en varios productos los niveles de entre un 15% y un 20% mensual, dijo Damián Di Pace, titular de la consultora.

Señaló que el deterioro del poder adquisitivo de los argentinos encontró en la variación de precios sufrida en julio “su peor versión”.

En el análisis de la situación de consumo por familia de productos, todas retroceden, excepto Bebidas. Alimentos, al igual que Cuidado personal, son las de mayor retroceso en el consumo.

“Desde la pandemia, la tela se paga por anticipado. Ya tenemos toda la tela comprada para el invierno próximo, tuvimos que pagarla en junio para empezar a fabricar y salir a vender en febrero de 2023. Y el costo fue subiendo entre 6% y 8% todos los meses. En julio, pegaron un salto de 20%. Y la explicación es que el hilado sube o, en el caso de las telas importadas, porque los importadores que pueden se cubren con un dólar más alto”, explicó el empresario.

El dólar blue cedió $4 y el BCRA compró casi u$s20 millones
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Desde la pandemia, la tela se paga por anticipado. Ya tenemos toda la tela comprada para el invierno próximo

La falta de dólares y las consecuentes restricciones para importar generan complicaciones para producir, pero también para todas aquellas marcas que años anteriores ingresaban producto terminado del exterior. Según datos del sector, mientras que en 2017 por Aduana ingresaban USD 400 millones, por valijas entraban unos USD 3.000 millones. Hoy esos números son muy inferiores, creció el mercado interno y las marcas tienen mayor demanda. Pero a partir del mes pasado ese consumo empezó a aflojar, se sinceró el empresario de la indumentaria de niños, al agregar que la nueva temporada llega con incrementos de entre 70% y 80 por ciento.

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La falta de dólares y las consecuentes restricciones para importar generan complicaciones para producir, pero también para todas aquellas marcas que años anteriores ingresaban producto terminado del exterior


“Si va a faltar mercadería, no lo sé. En principio, el mercado se pinchó. No está demandante como estaba el año pasado. Ante la incertidumbre, no se vende”, afirmó el presidente de la Fundación Pro Tejer, Luciano Galfione, al tiempo que remarcó que lo notan porque no tiene pedidos pendientes que no puede abastecer por falta de materias primas. “Una parte pudo haberse ido a los importadores que tienen todavía cupo, pero otra parte no”, aseveró.

También se ralentizó mucho la venta Pedro Bergaglio, productor de sweaters y dueño de un gran local de venta de marcas outdoor, como Columbia, en Flores. “Ahora empiezan a impactar en el mostrador los nuevos precios, todo aquello que empezamos a recibir de verano, y la gente se asusta. No me quejo del desempeño de la temporada de pleno invierno. Pero a esta altura se tendría que mantener la venta de estos artículos porque todavía hay mucha gente que va a esquiar. Pero se cayó”, aseguró el empresario textil.

Ahora empiezan a impactar en el mostrador los nuevos precios, todo aquello que empezamos a recibir de verano, y la gente se asusta (Bergaglio)


En la discusión de los precios, mientras que para el rubro de indumentaria gran parte de la explicación de los aumentos radica en el costo de las telas y otros insumos, los textiles se defienden y aseguran que sus precios están regidos por el Índice de Precios Mayoristas (IPIM) y ese está más cerca de la inflación. Según Luciano Galfione, “una cosa es el segmento masivo, donde la industria tiene un peso mucho mayor, y otra el de marca, donde la incidencia en el precio final es mucho más baja y el valor de la prenda está dado por la importación y por la demanda”.

Galfione agregó que “hay un preconcepto en la Argentina de que es marginal lo que se importa de insumos en el sector, y eso no es así. El sector es muy dependiente de insumos importados, por lo que el hecho de que no haya acceso a las importaciones para producir distorsiona todos los precios. Y los que acceden a insumos lo hacen a un tipo de cambio muy alto”. En el sector no avizoran que este escenario cambie en el corto plazo y aseguran que muchas fábricas ya están produciendo menos a raíz de este problema.