Nutrición: Por qué debemos evitar consejos en redes sociales

En el día del nutricionista, una profesional detalla el por qué no debemos dejarnos llevar por experiencias ajenas en temas de alimentación.
jueves 11 de agosto de 2022
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Por la Licenciada en Nutrición, María Vitullo

La mayoría de las personas sabemos que lo que comemos tiene un impacto en nuestra salud y creemos que tenemos conocimientos (al menos básicos) sobre alimentación. Pero esto en verdad es una ilusión. Como estamos constantemente expuestos a recibir todo tipo de información sobre temas de alimentación, creemos que sabemos cómo alimentarnos bien cuando, en realidad, lo que tenemos es una familiaridad con lo que las redes sociales nos dicen que es una alimentación saludable.

En este momento, nuestro teléfono está recibiendo noticias, anuncios, correos, tweets, actualizaciones de estado, notificaciones, me gusta, mensajes, historias y publicaciones. Por supuesto nunca llegamos a leer todo, es demasiado. Nuestro cerebro escanea información continuamente y pone foco en los titulares más atractivos, aquellos que nos generan curiosidad o nos interpelan a nivel emocional. Por ejemplo: ¿harías click en “Los 8 secretos que tu nutricionista no quiere que sepas” o en “Nutricionista habla sobre alimentación saludable”? Probablemente elijas los secretos (y yo también).

Día del Nutricionista: las cuatro Leyes de la Alimentación

En otras palabras, en la era de la sobreinformación el mensaje sin marketing ya no es suficiente, la información sin fuegos artificiales ya no llama la atención. Gracias al mundo digital hoy podemos acceder a más información que nunca, pero nos llega sin prácticamente ningún filtro y, lamentablemente, en algunos casos, es menos confiable.

Consejos en las redes sociales

A medida que aumentan noticias, blogs y cuentas de redes sociales dedicadas a alimentación provenientes de personas cuya formación académica es dudosa, miles de seguidores reciben consejos nutricionales basados en experiencias personales y opiniones.

Naturalmente, aparece la pregunta: si esto le sirve a mucha gente, ¿cuál es el problema? A simple vista, se podría pensar que el agua con limón en ayunas, al igual que muchos otros consejos de “alimentación saludable” que involucran frutas y verduras, son inofensivos. Pero hay 3 razones por las que esto no es cierto:

? Es contraproducente para la salud: en muchos casos, cuando se habla de alimentación saludable en redes, se aborda en torno a la imagen. Esto provoca que se asocie hacer ejercicio y alimentarse bien con un objetivo estético según los estándares de belleza en lugar de focalizar en la salud.

? Tiene consecuencias para el bolsillo: a veces se convierte al acto de comer en algo complicado, generalmente más caro, como si tuviéramos que hacer algo especial o comprar ingredientes difíciles de conseguir para comer de manera saludable.

? Genera daños emocionales: los sentimientos de culpa, ansiedad, angustia hacia algunos alimentos pueden desencadenar una relación obsesiva con la comida y el cuerpo, de la cual es difícil recuperarse.

A diferencia de una receta en donde una serie de ingredientes nos garantizan un resultado, la nutrición no es algo que se logra tomando un jugo detox o siguiendo la dieta más novedosa. Hay muchas maneras de alimentarse saludablemente, y por más que nos pese, lo que es bueno para uno, puede no serlo para otro. La nutrición, al igual que otras ciencias, es más compleja de lo que parece y no se puede reducir a un puñado de explicaciones fáciles y consejos milagrosos.

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Sin embargo, hay algo fundamental que todos podemos hacer, y que es bueno recordar hoy, en el Día del Nutricionista: asumir nuestra responsabilidad como consumidores de información y de alimentos. Esto implica tener una mirada crítica y cuestionar consejos de dudosa procedencia, empezar a exigir sustento científico y rigor profesional. Cuando hablamos de salud hay mucho en juego.

No se trata de una batalla de gustos ni de ideologías. Cada persona es libre de elegir cómo alimentarse, pero también tenemos derecho a hacerlo con información, con la confianza de que estamos basando nuestras decisiones en evidencia científica y no en el último superalimento de moda o el video más viral de TikTok.

Fuente: La Nación