Quién es Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda de Colombia

Su agenda propone robustecer el Estado e impulsar reformas económicas y sociales para calmar el descontento derivado de la inequidad y la pobreza
lunes 20 de junio de 2022
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El izquierdista Gustavo Petro, quien promete profundos cambios sociales y un nuevo modelo económico, ganó el domingo la presidencia de Colombia en la segunda vuelta, según el conteo preliminar de la Registraduría Nacional.

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El candidato del izquierdista Pacto Histórico, un economista de 62 años que fue senador, alcalde de Bogotá y perteneció a la desmovilizada guerrilla del M-19, obtuvo el 50,69% de los votos, superando al excéntrico empresario de la construcción Rodolfo Hernández, que alcanzó un 47,04%, de acuerdo al 94,57% de las mesas contadas por la autoridad electoral.

Es la primera vez en la historia del país sudamericano que un político de izquierda es elegido presidente, con lo que se rompe una tradición de gobernantes de derecha y centroderecha.

Su historia

Nació en una familia de clase media, fue educado por sacerdotes lasallistas y se graduó como economista. Orador consumado, en su vida política siempre ha enarbolado las banderas de la ruptura y el cambio. Miope desde pequeño, Petro se describe a sí mismo como "un revolucionario obstinado".

Poderosos sectores económicos y de las Fuerzas Armadas lo ven como una amenaza, un "salto al vacío" o un izquierdista que llevará al país hacia un socialismo fallido.

A otros, más moderados, les repele su mesianismo. "Él se cree predestinado (...) la única persona que puede salvar a Colombia", resumió una fuente próxima al mandatario electo que habló bajo reserva al portal independiente La Silla Vacía.

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En campaña Petro se presentó como progresista antes que izquierdista, para evitar que lo asocien con las guerrillas marxistas que por seis décadas han avivado el conflicto armado y no pocos odios entre los colombianos.

Pero su pasado en la lucha armada lo persigue y es el caballo de batalla de sus adversarios. Varias veceamenazado de muerte y forzado a un exilio de tres años en Europa, tuvo que blindarse para dar sus discursos electorales con chaleco antibalas, escudos y al menos 20 guardaespaldas en la tarima.

Casado con Verónica Alcocer y padre de seis hijos, durante la campaña electoral Petro confesó a la AFP su miedo a ser asesinado. 

Petro militó por 12 años en el M-19, una guerrilla nacionalista de origen urbano, antes de firmar la paz en 1990. Admirador del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, en la clandestinidad adoptó el nombre de Aureliano, en homenaje al personaje de "Cien Años de Soledad".

Fue detenido y torturado por militares, y estuvo preso durante un año y medio. Siempre fue un combatiente "mediocre", recuerdan sus antiguos compañeros de armas. En su biografía lo resalta: "Nunca sentí, a diferencia de muchos de mis compañeros, una vocación militar (...) [lo que] yo quería era hacer la revolución".

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Igualdad y defensa del medio ambiente

Su "opción preferencial por los pobres", sostiene, no proviene del marxismo sino de la teología de la liberación. También ha hecho suya la defensa del medio ambiente: plantea frenar la exploración del petróleo (cuyo comercio representa el 4% del PIB) e iniciar una "transición" hacia energías limpias.

Petro quiere robustecer el Estado y cobrarle más impuestos a los ricos. Camino al balotaje, se mostró como un político moderado, cercano a la gente y al feminismo.

"Cuando se subía en una tarima y hablaba hora y media (...) lo que hacía era profundizar a fondo su modelo económico (...) y eso se vuelve un poco sofisticado", reconoce Alfonso Prada, jefe de debate del izquierdista.

Ante los miedos que provoca, prometió que no buscará la reelección previa reforma constitucional, ni venganzas personales, y que respetará la propiedad privada. "Digo enfáticamente que nunca he pensado ni pensaré en confiscar o menoscabar" los bienes, sostuvo.

Su hija Sofía asegura que Petro "es un hombre en deconstrucción".

Su programa también plantea reformar la policía, implicada en violaciones de derechos humanos, y regular los ascensos al interior de las Fuerzas Militares, que considera clasistas. Petro será el primer exguerrillero al que las tropas juren lealtad.

Después de firmar la paz, llegó al Congreso en 1991 y más adelante a la alcaldía de Bogotá (2012-2015).

Como parlamentario se destacó por denunciar los nexos de políticos con los sangrientos paramilitares de ultraderecha, pero como alcalde ganó fama de autoritario y se echó en contra a una parte de la ciudad por su caótico plan para estatizar la recolección de basura.

Daniel García-Peña, asesor de Petro en la época y quien se alejó de él por su "despotismo", aún recuerda sus "dificultades para trabajar en equipo".

Tiene "un temperamento muy impetuoso y autoritario, y cuando se empeñaba en sacar adelante sus propuestas (...) no supo concitar y convocar a los diferentes sectores para ponerlas en práctica", comentó el también profesor universitario. 

Además, agrega, "casó muchas peleas al mismo tiempo y eso generó mucha frustración en las metas que él mismo se había trazado".

Petro, el moderado, ganó sin embargo "cierta madurez" y hoy es una "persona más serena, tranquila", contrastó una fuente del entorno del presidente electo que habló bajo reserva con la AFP.

Asunción

Petro remplazará desde el 7 de agosto al actual presidente Iván Duque con el reto de unir un país de 50 millones de habitantes dividido por motivos políticos.

El político de izquierda también deberá impulsar las reformas económicas y sociales para calmar el descontento derivado de la inequidad y la pobreza, además de atender las demandas para reducir la inseguridad en las ciudades y la violencia en las zonas rurales donde operan grupos armados ilegales dedicados al narcotráfico.

La agenda de Petro apunta a robustecer el Estado, transformar el sistema de salud y pensiones, y suspender la exploración de petróleo para dar paso a energías limpias, ante la crisis climática.

"El país necesita justicia social para poder construirse en paz (...) es decir menos pobreza, menos hambre, menos desigualad, más derechos. Si no hace eso la violencia se profundiza", sostiene Petro.