La despedida del Papa Francisco tuvo lugar en la emblemática plaza San Pedro del Vaticano, donde se congregaron alrededor de 250 mil fieles, en su mayoría jóvenes, en el marco del Jubileo dedicado a ellos. La ceremonia, que se desarrolló con gran solemnidad, fue un momento significativo para recordar la vida y la obra de Jorge Bergoglio, quien se destacó por su cercanía a las personas más necesitadas.

 Los asistentes expresaron su dolor y cariño a través de cantos y oraciones, mientras el cortejo fúnebre recorría las calles de Roma, atrayendo a más de 300 mil personas que se unieron a la despedida del pontífice. Durante la ceremonia, el cardenal Giovanni Battista Re, en su emotiva homilía, enfatizó el compromiso del Papa Francisco con una "iglesia pobre para los pobres" y lo describió como "un Papa del pueblo, con un corazón abierto hacia todos". 

Esta declaración resonó en los corazones de los presentes, quienes recordaron cómo su misión fue acercar a la iglesia a quienes más lo necesitaban, siempre con una mirada atenta hacia los marginados y refugiados. La conexión entre el Papa y la comunidad fue palpable, creando un ambiente de unidad y reflexión en torno a su legado. Los fieles no solo se hicieron presentes en la plaza, sino que también pasaron la noche en vela, esperando el momento de la despedida.

 La ceremonia comenzó en la plaza de San Pedro y culminó en la basílica de Santa María la Mayor, donde el cuerpo del Papa fue recibido por un grupo de cuarenta personas en situación de vulnerabilidad. Este gesto simbolizó su dedicación a los más necesitados y su deseo de que la iglesia estuviera siempre al servicio de ellos.

 Entre los asistentes a esta emotiva ceremonia se encontraban líderes mundiales como el presidente argentino Javier Milei, quien ocupó un lugar destacado en la delegación italiana, y otros dignatarios como Emmanuel Macron, Keir Stamer, el príncipe Guillermo de Inglaterra, el rey Felipe VI de España, Victor Orban y Luis Ignacio Lula da Silva