Hasta hace poco, hablar de hongos comestibles en Argentina era casi sinónimo de champiñones enlatados o de portobellos del supermercado. Pero en los últimos años, ¡la micología comestible ha tomado vuelo y se ha vuelto un fenómeno irresistible! 

Entre las estrellas de esta movida, las gírgolas han ganado un protagonismo espectacular: un hongo de aspecto elegante y textura carnosa, que se cultiva de manera sustentable, se adapta a mil recetas y ya ha encontrado su pequeño pero firme lugar en ferias, almacenes naturales y restaurantes de todo el país.

Un hongo con historia y sabor

Las gírgolas –también conocidas como "orejones", "setas de ostra" o "ostreatus" por su nombre científico Pleurotus ostreatus– tienen una historia fascinante. Crecen de manera natural sobre troncos de árboles en descomposición y son hongos saprófitos, lo que significa que se alimentan de materia orgánica muerta. ¡Esto es lo que las convierte en una opción ecológica y de bajo impacto! 

Su cultivo puede realizarse en sustratos como aserrín, paja o incluso residuos agrícolas. ¡Imagina el potencial de expansión que tienen en nuestro país! En Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Bariloche y el Alto Valle rionegrino, entre otros lugares de Argentina, están surgiendo pequeños emprendimientos que están apostando por el cultivo artesanal de gírgolas, como es el caso de Fusión Funga de Fernández Oro. 

Gírgolas: tres recetas fáciles y rápidas para preparar los hongos que son tendencia

Además, chefs y cocineros del país están valorando cada vez más los ingredientes de cercanía, de estación y con historia, llevando las gírgolas a sus creativas cartas. En el restaurante Marga de Cipolletti, por ejemplo, las sirven en tempura con sriracha. ¡Una delicia que debes probar!

¿Qué las hace tan especiales?

Las gírgolas son simplemente irresistibles. Por un lado, su textura imita la carne magra cuando se cocina: firme, jugosa y con un delicioso mordiente. Pero eso no es todo, su sabor umami evoca sutilmente al pollo y a ciertos mariscos, lo que las convierte en aliadas perfectas para quienes siguen dietas vegetarianas o buscan reducir su consumo de carne sin sacrificar el placer culinario. 

Nutricionalmente, ¡son un verdadero tesoro! Ricas en proteínas, bajas en grasas y con una buena cantidad de fibra, potasio, fósforo y vitaminas del grupo B, las gírgolas también son reconocidas por su potencial como alimento funcional. ¡Se ha demostrado que ayudan a reducir el colesterol, fortalecen el sistema inmunológico y poseen actividad antioxidante! ¿Qué más se puede pedir?

Cómo cocinarlas con amor

Si bien hay infinitas maneras de cocinarlas, las gírgolas piden ser tratadas con cariño. Es importante evitar lavarlas con agua, ya que pueden absorber humedad y perder su magnífica textura. 

Gírgolas: tres recetas fáciles y rápidas para preparar los hongos que son tendencia

En su lugar, limpia los restos de sustrato con un trapo húmedo o un pincel de cocina. Luego, ¡dale calor fuerte, como si se tratara de un bife fino! Aquí te compartimos tres ideas irresistibles para disfrutar en casa:

Gírgolas salteadas al ajillo

Un clásico infalible. Corta las gírgolas en tiras gruesas y saltéalas en una sartén bien caliente con un toque de aceite de oliva. Cuando empiecen a dorar, agrega dos dientes de ajo picados y una pizca de sal. Cocina dos minutos más, apaga el fuego y termina con perejil fresco. ¡Van como entrada, guarnición o sobre una bruschetta con queso crema!

Milanesas de gírgolas

Para quienes extrañan la crocantez de una buena milanesa. Elige las gírgolas más grandes, pásalas por harina, luego por huevo batido con ajo y perejil, y finalmente por pan rallado. Fríe en aceite caliente o cocina al horno hasta dorar. ¡Acompáñalas con puré de calabaza o ensalada, y tendrás un plato digno de un festín!

Gírgolas: tres recetas fáciles y rápidas para preparar los hongos que son tendencia

Risotto con gírgolas y vino blanco

Ideal para una noche fresca. Prepara un risotto clásico con arroz arbóreo, cebolla y caldo de verduras. A mitad de cocción, agrega las gírgolas cortadas en tiras y un chorro generoso de vino blanco. Termina con manteca y queso rallado. ¡El sabor que sueltan las gírgolas al cocinarse lentamente es profundo y reconfortante!

Por qué nos asomamos a un futuro micelio

El boom de las gírgolas no es una casualidad. En un contexto de crisis climática, inflación y búsqueda de modelos más sostenibles, estos hongos surgen como una respuesta inteligente: requieren poca agua, no necesitan tierra fértil y se pueden producir en espacios reducidos. 

Además, son nobles, sabrosos y versátiles. Mientras tanto, en cocinas de todo el país, siguen ganando adeptos que se animan a incluirlas en su día a día. Desde una tarta hasta un ramen, desde un guiso hasta un ceviche vegano, las gírgolas se abren paso sin estridencias, pero con convicción. Y lo mejor de todo: ¡todavía queda mucho por descubrir! Así que, ¿qué estás esperando para unirte a la revolución de las gírgolas? ¡Tu paladar te lo agradecerá!