La nueva fisonomía se nota apenas se abren las puertas del Museo Jesuítico de La Banda y por esa razón se convirtió en un destino imperdible en Tafí del Valle. El predio había sido cerrado en julio de 2022 y se reinauguró a mediados de abril luego de un proceso arduo de revalorización del inmueble.

Se reformaron las 10 salas construidas en tiempo de los jesuitas y en el resto de las edificaciones, realizadas por la familia Frías Silva. El objetivo fue restaurar la propiedad de forma integral, pero con la menor cantidad de cambios posible.

Entrar al museo implica vivir una experiencia sensorial e inmersiva que permite agudizar los sentidos. Te envuelven los sonidos, los olores y la posibilidad única de ser recibido por hologramas.

Los visitantes pueden imaginar cómo estaba la estancia cuando recién la construyeron los jesuitas. La premisa fue modernizar, pero con el cuidado de lo arquitectónico, sin afectar la estructura. Se sabe que este edificio es un patrimonio invaluable.

La antigua estancia está ubicada en avenida Gobernador Silva (Ruta Provincial N° 325) y Gobernador Zavaleta. El edificio fue construido por los jesuitas circa en 1718 y de ella fueron expulsados en 1767; luego se concretó su adquisición por parte de Julián Ruiz Huidobro, antes de ser parte del patrimonio estatal.

Las características constructivas originales

Los arreglos en la estancia se hicieron con el criterio de reversibilidad, es decir, con la idea de devolverle al edificio la mayor cantidad de características constructivas originales. Es que esta intervención es una más de las que se realizaron ya en los siglos XVIII, XIX y XX.

Todos los detalles fueron cuidados para mantener el casco histórico de la mejor manera; las refacciones se hicieron con los mismos materiales disponibles en aquella época y con las mismas técnicas constructivas. La paja de los techos, por ejemplo, fue traída cuidadosamente de la montaña, a 3.200 metros sobre el nivel del mar.