A medida que la ciencia sigue descubriendo las numerosas ventajas que ofrece el consumo de infusiones, se evidencia un notable crecimiento en su popularidad.

En este contexto, un tipo de té en particular ha capturado la atención de los investigadores por sus beneficios en la lucha contra enfermedades como la diabetes, su potencial para desintoxicar el organismo y su papel en la prevención de la anemia, entre otros beneficios.

Esta bebida ancestral, cuya existencia se remonta a más de mil años y se cree que fue descubierta alrededor del 2737 a.C. por el Emperador chino Shen Nong, se ha mantenido en la cúspide de nuestras preferencias por su carácter terapéutico y natural.

Ya sea que se opte por tomarlo en el desayuno, como un ritual de la tarde en la tradicional "hora del té", o incluso como un relajante nocturno antes de dormir, el té se ha convertido en un compañero diario indispensable para muchos.

La Universidad de Harvard destaca en un artículo que una infusión no sólo ofrece propiedades intrínsecas para la salud, sino que, combinada con ejercicio físico y cambios de hábitos, puede ser un excelente coadyuvante para una vida saludable.

Consumir una infusión puede generar un estado de mayor tranquilidad mental, gracias a su riqueza en antioxidantes y propiedades antiinflamatorias que, además, pueden disminuir el riesgo de padecer diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Una mandarina, hecha té

En esta ocasión, el foco está puesto en una infusión particular, elaborada a partir de la cáscara de la mandarina. Al igual que sus parientes cítricos -la naranja, el pomelo y el limón-, la mandarina es rica en vitamina C, flavonoides, betacaroteno y aceites esenciales.

Aunque su contenido de vitamina C no supera al de la naranja, cuenta con un aporte más significativo de betacaroteno o provitamina A.

Un par de mandarinas cubren cerca del 50% de las necesidades diarias de vitamina C y el 10% del betacaroteno o provitamina A. Se destaca su alto contenido en ácido fólico, que participa en la producción de glóbulos rojos y blancos, la síntesis de material genético y la formación de anticuerpos, entre otras funciones.

También aporta vitaminas del grupo B y minerales como el potasio, calcio y magnesio. Su fibra, especialmente la pectina, ayuda a prevenir el estreñimiento, enfermedades cardiovasculares y el cáncer de colon.

La infusión de cáscara de mandarina, según indica el portal GastroLab, ofrece diversos beneficios. Mejora la digestión al estimular la producción de enzimas y reduce la inflamación, lo que puede ser especialmente útil para personas con enfermedades inflamatorias crónicas. Esta infusión es fácil de preparar, aprovecha la cáscara de mandarina y favorece la salud del sistema inmunológico.

Sin embargo, siempre es recomendable consultar a un médico o nutricionista en caso de dudas sobre la dieta o antes de comenzar un nuevo régimen alimenticio.

A continuación, te compartimos cómo preparar el té de cáscara de mandarina.

Ingredientes:

  • 2 mandarinas
  • 1 litro de agua
  • Endulzante al gusto (opcional)

Preparación:

  • Lava las mandarinas y pela la cáscara con cuidado, evitando la parte blanca para evitar un sabor amargo.
  • Hierve un litro de agua.
  • Añade la cáscara de mandarina al agua y déjala hervir durante unos 10 minutos.
  • Apaga el fuego y deja reposar la infusión durante 5 minutos adicionales.
  • Filtra la infusión y, si lo prefieres, endulza con tu edulcorante de elección.
  • Sirve la infusión caliente o fría, según prefieras.