El paro cardíaco repentino es la pérdida abrupta de la función cardíaca, la respiración y el conocimiento, según explica la organización sin fines de lucro y experta en salud Mayo Clinic.

Por lo general, la afección surge de un problema con el sistema eléctrico del corazón, que interrumpe la acción de bombeo del corazón y detiene el flujo sanguíneo al cuerpo.

El paro cardíaco repentino es diferente de un ataque cardíaco, que se produce cuando se bloquea el flujo sanguíneo a una parte del corazón. Sin embargo, un ataque cardíaco a veces desencadena una alteración eléctrica que conduce a un paro cardíaco repentino.

Qué hacer en caso de un paro cardíaco

Este primero puede provocar la muerte si no se trata inmediatamente. Se puede sobrevivir con una atención médica adecuada y rápida. La reanimación cardiopulmonar (RCP), usar un desfibrilador, o incluso solo dar compresiones rápidas en el pecho, pueden aumentar las probabilidades de sobrevivir hasta que llegue el personal de urgencia.

Factores de riesgo

Algunos de los factores que aumentan el riesgo de sufrir un paro cardíaco son: antecedentes familiares de enfermedad de las arterias coronarias, fumar, presión arterial alta, nivel alto de colesterol en la sangre, obesidad, diabetes y un estilo de vida inactivo.

Otros factores que pueden aumentar el riesgo de tener un paro cardíaco son: un episodio previo de paro cardíaco o antecedentes familiares ya sea de paro cardíaco u otras formas de enfermedad cardíaca, envejecer, ser de sexo masculino, consumir drogas ilegales, desequilibrio nutricional, apnea obstructiva del sueño y enfermedad renal crónica.

Qué hacer en caso de un paro cardíaco

Si se presentas cualquiera de estos signos, lo mejor es llamar al 911 o a la atención médica de emergencia: dolor o molestia en el pecho, palpitaciones cardíacas, latidos cardíacos rápidos o irregulares, sibilancia sin causa aparente, falta de aire, desmayos o estados cercanos al desmayo, así como aturdimiento o mareos.

Qué hacer en caso de un paro cardíaco

Cuando el corazón se detiene, la falta de sangre oxigenada puede causar daño cerebral permanente o la muerte en minutos. El tiempo es fundamental cuando se ayuda a una persona inconsciente que no respira, en esos casos lo mejor es llamar a emergencias, realizar una reanimación cardio pulmonar y utilizar un desfibrilador portátil.

Para hacer una reanimación cardiopulmonar, presiona el pecho de la persona con firmeza y rapidez, a un ritmo de 100 a 120 compresiones por minuto. Si estás capacitado en reanimación cardiopulmonar, examina las vías respiratorias de la persona y proporciona respiración boca a boca cada 30 compresiones. Si no estás capacitado, solo continúa con las compresiones en el pecho.

Los desfibriladores portátiles están a disposición en muchos lugares, como aeropuertos, casinos y centros comerciales. También puedes comprar uno para tu hogar.

El desfibrilador comprobará el ritmo cardíaco de la persona y recomendará proporcionar una descarga de ser necesario. Luego, verifica el ritmo cardíaco con el desfibrilador y de ser necesario, administra otra descarga. Repite este ciclo hasta que la persona recupere el conocimiento o hasta que el personal de emergencias tome el control de la situación.

Después del paro cardíaco

Una vez que el paciente llegue a la sala de emergencias, el personal médico trabajará para estabilizar la afección y tratar un posible ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca o desequilibrio de electrolitos. Es posible que administren medicamentos para estabilizar el ritmo cardíaco.

Después de la recuperación, el médico conversará con el paciente y su familia acerca de qué pruebas adicionales podrían ayudar para determinar la causa del paro cardíaco, también sobre las opciones de tratamiento preventivo para reducir el riesgo de sufrir otro paro cardíaco.