Hombres y mujeres reaccionan diferente al estrés: por qué
Científicos de la Universidad de California detectaron, en un estudio en ratones, que la respuesta estaría en una hormona clave que impulsa las diferencias de género.
Existen muchos estudios que investigan las causas por las que mujeres y hombres responden de forma diferente al estrés. En uno muy importante, publicado en la revista Cell Reports, los investigadores del laboratorio conjunto del profesor Alon Chen del Instituto Weizmann y el Instituto Max Planck de Psiquiatría en Munich, descubrieron que una subcategoría de células cerebrales responde al estrés de una manera totalmente diferente en hombres y mujeres.
Pero ahora surgió una nueva investigación, publicada en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, que basa en las hormonas esta diferencia de género en el afrontamiento del estrés. La nueva investigación de la Universidad de California en Davis identificó cambios en el cerebro durante la pubertad que pueden explicar las diferencias en cómo las mujeres y los hombres responden al estrés.
Un equipo de psicólogos descubrió que la testosterona es la hormona clave que impulsa las diferencias de género en las respuestas al estrés social.
Según la licenciada Gabriela Martínez Castro (MN 18627), directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), luego de la pandemia COVID-19 el estrés y la ansiedad intrafamiliar se incrementaron notablemente. “Familias completas, y a las mujeres primordialmente, de por sí más propensas a sufrir estrés, han aumentado los niveles, según las consultas”.
Por otro lado, Perú, de acuerdo al estudio de Voices y WIN, junto con Argentina es uno de los países latinoamericanos con mayor padecimiento de estrés. De acuerdo con el Ministerio de Salud de Perú (Minsa), los problemas más prevalentes que afectan la salud mental de los peruanos son la depresión, la ansiedad y la reacción al estrés agudo.
Por lo tanto, investigar por qué las mujeres parecen ser más vulnerables al estrés es un tema que cada vez se está estudiando más porque los hallazgos podrían conducir a una mejor comprensión de las enfermedades afectadas por el estrés crónico, como la ansiedad, la depresión y marcar un nuevo camino hacia terapias personalizadas para estos problemas.
El estrés y las mujeres
Según la licenciada Martínez Castro “hay más mujeres estresadas pospandemia que las que ya teníamos de antes. Ellas llegan a la consulta en general con mucha ansiedad, con estrés, con la sensación de no poder pensar, de estar embotadas, con mucho dolor físico, con la sensación de no poder respirar, con serias dificultades para dormir, con mucha sensación interna de desorganización, como que van a hacer algo y lo dejan por la mitad y siguen con otra cosa, y así no terminan nada y se les acumula el trabajo”.
Y agregó: “Cuando el estrés es crónico se acumula en la psiquis, en el cuerpo, y estalla en enfermedades como gastritis, problemas gastrointestinales, taquicardia, dificultad para respirar, sensación de morirse, de que se van a volver locas, o que se van a descontrolar, muchos trastornos menstruales, alopecia (pérdida de cabello), tienen mucha irritabilidad, temblores, sudoración, etc. No saben el motivo de todo esto porque nunca lo han sentido, pero claramente se debe a un estrés crónico que es producto de hacer tantas tareas en simultáneo, ser multitasking todo el tiempo”, advirtió la especialista.
Es de destacar que este estrés que sufre la mujer afecta a todo su entorno y a sus hijos. “El estrés de las mamás repercute tanto en los hijos, que también sufren ansiedad producto de una madre que no ha estado mayormente tranquila, como en las parejas, que lamentablemente suelen terminar en divorcio”, asegurjó.
Los hallazgos del estudio
El nuevo estudio de la Universidad de California, en Davis, descubrió que las mujeres tienen casi el doble de probabilidades que los hombres de ser diagnosticadas con un trastorno de ansiedad, pero entre niños y niñas la probabilidad es la misma.
“Esta investigación muestra cómo las hormonas del cuerpo dan forma a la compleja interacción entre los circuitos del cerebro y las respuestas conductuales al estrés”, dijo Brian Trainor, profesor de psicología en la Facultad de Letras y Ciencias de UC Davis y autor del estudio.
Trainor dijo que es muy urgente estudiar cómo la salud mental difiere entre hombres y mujeres. Hace apenas 15 años, dijo, incluso los modelos animales de ansiedad y depresión se centraban principalmente en los hombres.
“El efecto del estrés no es el mismo en hombres y mujeres “, dijo Emily Wright, becaria postdoctoral en UC Davis que dirigió el estudio en el laboratorio de Trainor. “Por eso necesitamos estudiarlo”.
Para comprender mejor cómo los cambios en el cerebro durante la pubertad afectan la respuesta al estrés de un individuo, el equipo de investigación colocó ratones en una serie de encuentros con otro ratón más agresivo.
En el estudio observaron que las hembras adultas eran mucho más propensas que los machos adultos a evitar ratones nuevos y diferentes. Estos últimos actuaron de la misma manera con un ratón desconocido, hubieran experimentado o no el estrés de encontrarse con un ratón más agresivo.
Sin embargo, cuando el equipo realizó el mismo experimento con ratones machos y hembras más jóvenes, no hubo diferencias en cómo reaccionaron ante ratones desconocidos. Tanto los machos como las hembras se mostraron igualmente cautelosos si se hubieran topado con un ratón más agresivo.
“Entre la pubertad y la edad adulta, algo cambia”, dijo Wright. “En la pubertad, tanto los machos como las hembras se vuelven más tímidos y poco dispuestos a interactuar con nuevos ratones después de la exposición al estrés”.
Un gran avance con la testosterona implantada
Para probar la idea de que el cambio en sí tuvo lugar durante la pubertad, el equipo extirpó los testículos de ratones macho antes de que comenzara la pubertad. Luego, estos ratones crecieron sin exposición a hormonas masculinas, incluida la testosterona. Como adultos, estos ratones mostraron las mismas respuestas al estrés en el experimento que las hembras adultas.
Por sí solos, los implantes de dihidrotestosterona no provocaron cambios inmediatos de comportamiento en los ejemplares masculinos o femeninos. Sin embargo, después de la exposición al estrés social de un ratón agresivo, el efecto fue claro: los ratones que habían recibido implantes de dihidrotestosterona casi no mostraron ningún efecto del estrés.
Con los implantes, tanto machos como hembras se comportaron como masculinos adultos que habían pasado por la pubertad. “La dihidrotestosterona por sí sola no hace nada”, dijo Wright. “Pero una vez que nos encontramos en una situación estresante, el efecto se hizo claro”.
Una mirada al cerebro bajo estrés
Habiendo demostrado que la testosterona era la diferencia clave entre hombres y mujeres en términos de sus respuestas al estrés social, el equipo se propuso probar cómo esa hormona cambiaba la función cerebral durante la pubertad utilizando tecnología de neuroimagen de vanguardia.
El implante reveló niveles inusualmente altos de actividad cerebral en la amígdala cuando ratones que nunca habían estado expuestos a la testosterona (machos o hembras) estaban muy cerca de ratones desconocidos. Sin embargo, los ratones que habían estado expuestos a la testosterona no mostraron ningún aumento en esa actividad neuronal.
“Cuando un ratón interactúa con un agresor potencial, vimos un aumento en la actividad en la amígdala extendida del cerebro, lo que sugiere una señal de amenaza”, dijo Wright. “Esta respuesta es exagerada en ratones que crecen sin testosterona”.
Aunque los experimentos se realizaron con ratones, las vías neuronales y las hormonas que identificó el equipo podrían ayudar a interpretar los datos de los estudios en humanos, dijo Trainor. Los humanos también pueden alejarse de los demás y observarlos desde lejos, afirmó el investigador.