Cada 26 de marzo, se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Cuello Uterino (cérvix), una fecha que busca visibilizar una de las enfermedades oncológicas más prevalentes entre las mujeres.En la Argentina, el cáncer de cérvix es el tercero con mayor incidencia entre las mujeres y la segunda causa de muerte por tumores ginecológicos, lo que revela una problemática compleja en términos de prevención, diagnóstico temprano y acceso al tratamiento.

El rol del VPH en el desarrollo del cáncer de cuello uterino

La evidencia científica es contundente al señalar al Virus del Papiloma Humano (VPH) como el principal factor de riesgo para el desarrollo del cáncer de cuello uterino. Las variantes de alto riesgo, especialmente los subtipos 16 y 18, están presentes en el 70% de los tumores de cérvix. Otros subtipos, como el 31, 33, 35, 45, 52 y 58, también tienen un papel relevante: causan el 20% de los carcinomas invasores y aparecen en un 30-40% de las lesiones de bajo y alto grado.La transmisión del virus ocurre a través del contacto sexual, aunque también puede producirse por contacto piel a piel en la zona genital, lo que reduce la eficacia del preservativo como método de prevención.

La transmisión del virus ocurre a través del contacto sexual, aunque también puede producirse por contacto piel a piel en la zona genital, lo que reduce la eficacia del preservativo como método de prevención.

Cómo prevenir el cáncer de cuello uterino

La doctora Verónica Fabiano, médica ginecóloga y mastóloga del Instituto Alexander Fleming (IAF), remarca que “el contagio puede ser también de piel a piel, en contactos sexuales, por lo que el preservativo puede no prevenir. Igualmente, es importante utilizarlo para evitar otro tipo de enfermedades de transmisión sexual, como el HIV, la hepatitis B y C, y la gonorrea; y los embarazos no planificados”.A pesar de que se estima que entre el 70% y el 80% de la población va a entrar en contacto con alguna variante del VPH a lo largo de su vida sexual, solo una pequeña proporción desarrollará cáncer.

La especialista del IAF también aclara que el Virus del Papiloma Humano es un factor necesario, pero no determinante para el desarrollo del cáncer de cérvix. Aproximadamente el 10% de las mujeres con una infección por VPH desarrollan una infección persistente, que puede conducir potencialmente a la formación de lesiones precursoras de cáncer.

En la mayoría de los casos, el sistema inmunológico logra eliminar la infección sin consecuencias. Tal como señala la doctora Ana Laura Mendaña, oncóloga clínica del IAF, “sólo algunas mujeres con infecciones persistentes y lesiones de alto grado desarrollarán cáncer de cuello uterino”.

La probabilidad de progresión aumenta con ciertos factores de riesgo, como el inicio precoz de la actividad sexual, la falta de vacunación, la inmunodepresión y las condiciones socioeconómicas que dificultan el acceso a controles médicos. De esta manera, una infección común y en muchos casos transitoria puede transformarse en un proceso oncológico grave cuando no se cuenta con herramientas de }nción eficaces.Cuáles son los síntomas del cáncer de cuello de útero

Cuáles son los síntomas del cáncer de cuello de útero

Muchas veces, las pacientes llegan a la consulta en etapas avanzadas, debido a que la mayoría de las veces los síntomas recién aparecen cuando el tumor ya progresó.

Algunos de los síntomas que ocasionalmente pueden encontrarse son dolor pelviano o dolor y/o sangrado con las relaciones sexuales o posterior a las mismas, flujo vaginal anormal o sangrado vaginal inusual.

Cómo prevenir el cáncer de cuello uterino

Vacunación contra el VPH

En términos de prevención, la vacunación contra el VPH se presenta como una herramienta de altísima eficacia. Desde 2011, el Estado argentino incluye la vacuna en el Calendario Nacional de Vacunación para niñas de 11 años, y desde 2017 también para varones de la misma edad. La versión actual, de una sola dosis desde 2024, es gratuita y no requiere orden médica. Contiene protección contra nueve subtipos del virus, incluidos los más cancerígenos.

La doctora Fabiano resalta que “la tasa de acceso a la vacuna contra el VPH ha sido satisfactoria, pero la tasa de deserción es alta, ya que se ubica alrededor del 30%”. La adherencia parcial al esquema completo limita el impacto colectivo de la inmunización. Los estudios han mostrado reducciones de hasta el 100% en displasias cervicales de alto grado y una baja del 50% en cáncer invasor de cuello uterino, especialmente cuando la vacuna se aplica antes de los 16 años.En paralelo, el control ginecológico sigue siendo una herramienta fundamental para la detección temprana. El Papanicolau (PAP), recomendado a partir de los 25 años, logró reducir la incidencia del cáncer invasor entre un 60% y un 90%, y la mortalidad hasta en un 90%.

Más recientemente, se incorporó el test de detección del ADN del VPH, que muestra mayor sensibilidad que la citología para identificar lesiones precancerosas. Este test está recomendado a partir de los 30 años, con una frecuencia de control cada cinco años tras un resultado negativo.

En cuanto al tratamiento, los avances en inmunoterapia y radioterapia han abierto nuevas posibilidades de cura. Estas terapias permiten actuar de forma más efectiva y con menos efectos adversos. “Es fundamental garantizar el acceso a estas nuevas terapias y a técnicas modernas de radioterapia a todas las pacientes de nuestro país para aumentar la tasa de curación”, afirma la doctora Mendaña.