En los últimos años, el dengue se ha convertido en un problema de salud pública cada vez más grave. Hasta 1970 se habían reportado brotes de esta enfermedad en solo 9 países del mundo, mientras que el año pasado ocurrió en más de 100, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Uno de esos países es Argentina, que en la anterior temporada de dengue 2023/2024, registró el número histórico de contagios, con más de 783.000 y muertes (503).

El responsable de que esto suceda es el mosquito Aedes aegypti casi en su totalidad, un insecto que se caracteriza por ser pequeño, de apenas 3 a 4 milímetros, de color café oscuro, con patas rayadas negras y blancas.

Hoy en día, el Aedes aegypti es un mosquito doméstico y domiciliario, adaptado al medio urbano, debido a su facilidad en poner huevos en tachos con agua, macetas, charcos, neumáticos abandonados, conductos obstruidos o cualquier otro recipiente pequeño con ese líquido estancado. Los machos tienen antenas plumosas, pero no son hematófagos (no se alimentan de sangre), y no tienen un rol activo en la transmisión de enfermedades.

En cambio, la hembra del mosquito se infecta de dengue luego de alimentarse con sangre de una persona que tiene el virus en su cuerpo (pudiendo tener síntomas o no de la enfermedad) y así, después de unos días, puede transmitir el virus a otras personas cuando las pica.

“Cuando el mosquito pica a una persona infectada, este se replica en el intestino medio del mosquito antes de diseminarse hacia tejidos secundarios, como las glándulas salivales. El tiempo que transcurre entre la ingestión del virus y la transmisión a un nuevo hospedador se denomina periodo de incubación extrínseco, y cuando la temperatura ambiente oscila entre 25 °C y 28 °C dura entre 8 y 12 días. Una vez que se ha vuelto infectante, el mosquito puede transmitir el agente patógeno durante toda su vida”, explican expertos de la OMS.

En tanto, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos comentaron que “cuando un mosquito pica, perfora la piel con una parte específica de la boca (la probóscide) para chupar la sangre. A medida que se alimenta, el mosquito le inyecta saliva en la piel. Su cuerpo reacciona a la saliva y se produce un bulto con picazón. Algunas personas solo tienen una reacción leve a las picaduras. Otras personas tienen una reacción más fuerte, y pueden tener un área grande que se hincha, duele y se pone roja”.

Tras la picadura del Aedes aegypti, la reacción del organismo de cada individuo es la de generar una molestia que puede ser mayor o menor, en tanto que no se diferencia significativamente de las lesiones que efectúan otras especies de zancudos que no transmiten el virus del dengue.

Pasados unos días, es clave prestar atención a los síntomas y consultar a un médico si se padece de fiebre alta y dolor en las articulaciones, la cabeza y detrás de los ojos.