Este jueves la Corte Suprema se reunirá con cuatro jueces para abordar, entre otros temas, la solicitud de licencia del juez federal Ariel Lijo, quien busca asumir como miembro del tribunal. La licencia fue avalada por la Cámara Federal pero surgieron discrepancias en el seno de la Corte. Por eso Manuel García Mansilla pudo jurar y asumir el jueves pasado, mientras la situación de Lijo se demora.

También en el ámbito del Senado hay expectativa, ya que podrían convocar en las próximas horas a una sesión especial para tratar el pliego de Lijo, cuyo nombramiento ya fue aprobado en Comisión en año pasado.

A medida que pasan las horas, hay dos posturas que estarían definidas en la Corte respecto a si aprobarle la licencia a Lijo o no: Carlos Rosenkrantz estaría en contra, porque considera que para ingresar al tribunal el juez federal debería renunciar previamente a su cargo, y Ricardo Lorenzetti estaría a favor, por entender que la decisión de la Cámara Federal es suficiente para autorizar la licencia. Horacio Rosatti y García Mansilla continuarían analizando el tema.

El reglamento de la Corte marca que las cuestiones de superintendencia se resuelven por mayoría simple, es decir, tres votos a favor. Pero en las últimas horas comenzaron a surgir interrogantes sobre cómo resolver la cuestión. Hay juristas que entienden que si el resultado final es dos votos a favor del pedido de licencia y dos en contra, se debe nombrar a un conjuez para que desempate. Una situación casi inédita.

Otros aseguran que en ese caso el voto de Rosatti, presidente de la Corte, vale doble. Los constitucionalistas niegan que esto sea así y que no hay antecedentes de un caso de esas características.

Es por eso que se especula con que este jueves no haya una definición sobre el tema y que la Corte siga analizando la cuestión. En caso de que Mansilla decida no votar, la mayoría simple se reduciría a tan solo dos votos contra uno.

Mientras tanto, se aceleran los rumores que indican que el Senado podría convocar a una sesión para que se voten los pliegos de ambos jueces. Lijo estaba convencido de que antes de que estallara el caso Libra tenía los votos para llegar a la Corte a través del Congreso de la Nación. El escándalo cripto hizo que se levantara la sesión porque los aliados entendieron que no era el mejor momento para hacerle un guiño a la Casa Rosada.

El pliego de Lijo tuvo dictamen en la comisión de Acuerdos, por lo que puede ser tratado cuando se desee. Si la Corte no define su situación, en el Gobierno podrían ganar algo de tiempo para intentar convencer a gobernadores y sus senadores.

El propio Lijo le dice a su entorno que él no descarta insistir con obtener el aval del Congreso. La semana pasada la Cámara Federal porteña confirmó la licencia y remitió el caso a la Corte. Ahora el máximo tribunal analizará si le corresponde decidir sobre la cuestión.

Se trata de una decisión que genera tensiones porque si la Corte rechaza el pedido de licencia abriría una puerta de conflicto con el Gobierno. Si eso ocurre, Lijo tendrá que decidir si renuncia al juzgado federal 4, que conduce desde hace 20 años.

Incluso hay quienes dicen en los pasillos de Comodoro Py que Lijo podría no jurar incluso con el visto bueno de la licencia por parte de la Corte. Al haber sido nombrado por decreto, ingresa en comisión, con mandato hasta finales de 2025.