Lo que parecía ser un sueño hecho realidad terminó convirtiéndose en una pesadilla para Lee Ryan, un británico que en 1995 ganó 6,5 millones de libras esterlinas en la lotería, pero que, a casi 30 años de aquel golpe de suerte, terminó viviendo en un refugio para personas sin hogar.

Su historia es un reflejo de cómo la falta de planificación y el dinero sin control pueden arruinar la vida de cualquier persona, incluso de aquellos que tienen la oportunidad de empezar de cero con millones en el banco.

El ascenso: mansión, autos de lujo y aviones privados

Cuando Ryan se convirtió en millonario de la noche a la mañana, su primera reacción fue darse todos los lujos que jamás había podido imaginar.

Proveniente de una familia humilde y con antecedentes delictivos por robo de autos, el británico pensó que aquel golpe de suerte cambiaría su destino para siempre.

Con su nuevo estatus financiero, compró una mansión valuada en millones, equipada con piscina, sauna, cancha de tenis y hasta un helipuerto.

No conforme con eso, adquirió dos aviones privados, tres motocicletas y varios autos de alta gama.

La felicidad parecía completa cuando se casó con el amor de su vida y emprendió una costosa luna de miel alrededor del mundo. Pero la ilusión duró poco.

El divorcio y el inicio de la ruina financiera

El matrimonio, que en su momento fue uno de los hitos más importantes en su nueva vida, terminó en un costoso proceso de divorcio, donde perdió una parte significativa de su fortuna.

A pesar del golpe, Ryan siguió despilfarrando dinero sin una estrategia financiera.

En un intento desesperado por mantenerse a flote, vendió su mansión y otros bienes para invertir en negocios, pero sus malas decisiones lo dejaron prácticamente en bancarrota.

Se hizo millonario con la lotería y hoy es un mendigo ¿Qué pasó?

El declive: sin dinero, sin hogar y un regreso a la realidad

Sin un centavo y sin un lugar donde vivir, el ex millonario tuvo que regresar al barrio donde creció en Londres. Su única opción fue instalarse en un refugio para personas sin hogar y trabajar ad honorem mientras intentaba encontrarle sentido a su nueva vida.

A los 63 años, con una vida llena de altibajos, Ryan logró reconstruirse poco a poco. Actualmente, trabaja como pintor y decorador de interiores, un empleo humilde pero que le permitió recuperar cierta estabilidad.

Lejos de los lujos que alguna vez tuvo, asegura que encontró la felicidad en las pequeñas cosas y que su experiencia le dejó una valiosa lección sobre el dinero y el propósito en la vida.

“A veces duermo en tiendas de campaña para recordarme de dónde vengo”

En una reciente entrevista, Ryan reflexionó sobre su historia y lo que aprendió de su vertiginoso ascenso y caída.

“Cuando tuve el dinero, pensé que esto era lo que quería. Luego sucedió y fue como: ‘Ten cuidado con lo que deseas’”, confesó.

“Aparte de la muerte, no se puede tocar mucho más bajo que estar sin hogar. Así que me probé a mí mismo y todo está bien”, agregó.

A pesar de todo, Lee Ryan ha logrado aceptar su nueva realidad y, aunque ahora su vida es completamente diferente a la que imaginó cuando ganó la lotería, dice que finalmente encontró paz y satisfacción en la sencillez.