El papa Francisco fue hospitalizado este viernes para tratar una persistente bronquitis que lo aqueja desde hace varios días.

El Vaticano informó que el Sumo Pontífice ingresó en el hospital Agostino Gemelli para realizarse algunos exámenes diagnósticos necesarios y continuar el tratamiento de la bronquitis.

El pasado miércoles, Francisco, de 88 años, debió interrumpir la lectura de su catequesis durante la audiencia general en el Vaticano debido a los efectos de una bronquitis. Tras leer unas líneas, cedió la lectura a un colaborador al sentirse afectado por la enfermedad.

Internaron al Papa Francisco: ¿qué se sabe sobre su salud?

Francisco ha enfrentado diversos problemas de salud en los últimos meses. En enero, sufrió una caída en su residencia que le provocó una lesión en el antebrazo derecho, aunque sin fracturas, por lo que debió llevar un cabestrillo. El portavoz del Vaticano informó entonces que el Papa fue examinado y no presentó complicaciones graves, por lo que continuó con su agenda de audiencias.

Semanas antes, el 7 de diciembre, el pontífice se golpeó la barbilla contra su mesilla de noche, lo que le causó un visible hematoma en el rostro. En esa ocasión, la Santa Sede explicó que la lesión no requirió atención médica adicional y que el Papa continuó con sus actividades. Durante el consistorio celebrado en la Basílica de San Pedro ese mes, en el que nombró a 21 nuevos cardenales, apareció con el moretón visible en el lado derecho de su cara.

El Vaticano ha informado que el Papa padece problemas respiratorios recurrentes, como episodios prolongados de bronquitis, y utiliza silla de ruedas debido a afecciones en las rodillas. En marzo de 2023, estuvo hospitalizado tres días en el Policlínico Gemelli de Roma por una infección respiratoria, lo que generó preocupación sobre su estado de salud.

La condición física del pontífice es un tema de constante especulación en los círculos vaticanos, especialmente desde que el papa Benedicto XVI renunció en 2013, en parte por complicaciones físicas tras una caída en 2012. Aunque Francisco ha descartado en varias ocasiones la posibilidad de abdicar, ha reconocido que su movilidad reducida le ha llevado a adaptar su agenda y limitar algunos de sus desplazamientos.

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