El decomiso de 156 kilos de cocaína en la localidad de 7 de Abril, al noreste de Tucumán, ha desatado una profunda investigación sobre las rutas del narcotráfico en la región. La droga, valuada en $2.490 millones de pesos, fue descubierta durante un control de rutina realizado por Gendarmería Nacional el sábado 24.

Si bien el hallazgo representa un duro golpe contra el tráfico ilegal, también abrió una serie de interrogantes sobre los mecanismos de distribución utilizados por las organizaciones criminales.

El operativo se desarrolló en la ruta 34 cuando dos camionetas Volkswagen Amarok intentaron evadir el control de los efectivos de Gendarmería.

Tras una breve persecución, los agentes lograron interceptar uno de los vehículos, en cuyo interior se encontraron cinco bultos embalados con plástico negro. Al inspeccionarlos, descubrieron que contenían cocaína.

Hasta el momento, los cuatro detenidos en el procedimiento se han negado a revelar detalles sobre el origen y destino del cargamento. Inicialmente, se sospechó que la droga provenía de La Quiaca, Jujuy, aunque posteriormente se indicó que pudo haber sido cargada en Orán, Salta.

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Enfriamiento

Lo que sí ha sido confirmado es que la cocaína tenía como destino final la provincia de Buenos Aires, previa etapa de “enfriamiento” en Tucumán, un término utilizado en el mundo narco para describir el período en el que la droga se oculta antes de ser enviada a su destino final.

Un dato que llamó la atención de los investigadores fue la similitud del método de embalaje con un caso previo. En julio de 2023, un operativo incautó 423 kilos de cocaína que habían sido arrojados desde un avión en Joaquín V. González.

El esquema de traslado y la cobertura plástica negra en los paquetes refuerzan la hipótesis de que ambas operaciones podrían estar vinculadas.

La triple frontera del NOA, que abarca Tucumán, Salta y Santiago del Estero, sigue siendo una zona estratégica para el narcotráfico. La falta de radares en el espacio aéreo y la presencia de caminos alternativos poco vigilados facilitan el aterrizaje de vuelos clandestinos y la circulación de cargamentos de droga sin ser detectados.

Según el Foro de Seguridad Rural Argentina, esta situación ha convertido a la región en un punto clave para el tráfico internacional de estupefacientes.

Postas

Los investigadores ahora analizan la posibilidad de que el cargamento descubierto en Tucumán forme parte de un nuevo sistema de tráfico denominado “postas”, en el que la droga es transferida entre varios vehículos en puntos estratégicos para evitar su detección.

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Si bien este método permite reducir el riesgo para los transportistas, también incrementa las probabilidades de que la información sobre los envíos sea filtrada.

Uno de los mayores desafíos que enfrenta Gendarmería en la región es la falta de recursos y puestos de control fijos. Según un jefe de la fuerza, la vigilancia en la zona depende en gran medida de la colaboración de la Policía local y del destacamento de 7 de Abril, lo que dificulta el monitoreo permanente de estos corredores ilegales.

A medida que avanza la investigación, las autoridades buscan determinar si este hallazgo es parte de una estructura mayor de tráfico internacional y qué otros actores podrían estar involucrados.

Mientras tanto, la incautación de estos 156 kilos de cocaína pone de manifiesto la creciente sofisticación de las organizaciones criminales y la necesidad de reforzar los controles en la triple frontera del NOA.