Historia y actualidad de las apuestas deportivas en Argentina

Te juego lo que quieras.

Frase tipicamente argentina si las hay. Con tono de bravuconada, nació como una forma de expresar nuestro total convencimiento sobre lo que afirmamos en cualquier discusión y no tardó en afianzarse como lugar común en los debates deportivos.

Porque si hay algo en lo que los argentinos no claudicamos nunca es el apoyo incondicional al equipo del que somos hinchas. Ese del que simpatizamos desde que tenemos memoria y al que tenemos prohibido reemplazar.

Por eso es precisamente el ámbito deportivo, uno de los primeros al que mudaron las apuestas en cuanto su práctica alcanzó el nivel del profesionalismo y con ello, la masificación.

Y por supuesto, dentro de amplio abanico de disciplinas, fue el fútbol el que ganó rapidamente un lugar preponderante a la hora de instalar las apuestas deportivas como una práctica habitual, en constante crecimiento.

Apuestas deportivas: el viejo y querido PRODE

El primer ejemplo masivo fue el PRODE. La sigla sintetiza una frase que apuntó directamente al ego de los futboleros argentinos, quienes siempre sustentaron con claros ejemplos, el convencimiento de que el país está poblado casi exclusivamente por directores técnicos.

Por eso el juego llamado “Pronósticos Deportivos”, consistía simplemente en un fixture compuesto por trece partidos cada fin de semana, impreso en una cartulina con tres troqueles por cada renglón. El apostador debía indicarle a quien registraba el pronóstico si pinchaba el del lado del local, el del medio (empate) o el visitante. Quien acertaba la totalidad de los resultados finales, ganaba un habitualment suculento premio en dinero.

Rapidamente se reveló que si todos los argentinos eran orintadores tácticos, la enorme mayoría no eran competentes. Los primeros juegos quedaron desiertos y fue necesario ofrecer la posibilidad de apuestas deportivas dobles, es decir en algunos partidos el apostador pudiera elegir más de una opción de resultado.

Apuestas deportivas: en pausa

Durante muchos años el PRODE fue el juego más popular de Argentina, llegando a acumular pozos multimillonarios, que generaron grandes movilizaciones. La masividad permitía vislumbrar ya en la década del ‘80, que la pasión futbolera de los criollos garantizaba el éxito de cualquier modalidad de apuestas deportivas centradas en el fútbol.

Con los años, aparcieron otras modalidades de juegos de azar, no relacionadas con el deporte, pero si capaces de ofrecer pozos mucho más atractivos, que hicieron que el PRODE languideciera hasta desaparecer, dejando una vacante que tardaría muchos años en cubrirse.

El resurgimiento de las apuestas deportivas llegó de la mano de la tecnologia. Primero fueron las páginas web, como complemento de la oferta tradicional de locales de registro que proliferaron, sobre todo en el interior de país.

Apuestas deportivas: presente y futuro

Pero la verdadera explosión llegó con los smartphones, las apps y el surgimiento de las grandes empresas transmacionales que encontraron en la pasión argentina por el deporte, en especial por el fútbol, un universo compuesto por un público ávido, fidelizado de antemano y en constante crecimiento.

La facilidad de acceder a las plataformas de apuestas deportivas desde el celular en donde hay más lineas activas que habitantes y de asociar el juego con el deporte preferido en el país de origen de los campeones del mundo, terminaron de configurar el escenario ideal.

La contracara de tanto auge, fue el surgimiento de opciones por fuera de la ley, que embarraron la cancha ingresando al negocio sin la autorización debida y desoyendo las regulaciones vigentes hasta el punto de permitir que los menores de edad accedan a sus plataformas.

La reacción de las agencias legales fue inmediata. Además de una campaña masiva para frenar esa tendencia, se allanaron a la imposición de las autoridades de imponer una normalización que las identifique mediante la composición de la URL.

El compromiso cn la legalidad que mostraron los actores privados involucrados en el negocio, muestra la confianza en las posibilidades de crecimiento de las apuestas deportivas, hasta el punto que muchos de ellos se convirtieron en sponsors de distintos clubes, generando un proceso de retroalimentación mediante el cual las utilidades que genera el deporte, vuelve a la fuente.