En su mensaje de Pascuas, el papa Francisco pidió la liberación de los rehenes israelíes

El Pontífice lanzó, además, un fuerte llamado a “respetar los principios del derecho internacional” con un alto el fuego en la Franja de Gaza
domingo 31 de marzo de 2024
El papa Francisco rocía agua bendita mientras celebra la misa del Domingo de Pascua en la plaza de San Pedro del Vaticano
El papa Francisco rocía agua bendita mientras celebra la misa del Domingo de Pascua en la plaza de San Pedro del Vaticano

El papa Francisco alertó este domingo en su mensaje de Pascua“No permitamos que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo”, al evocar los conflictos en Ucrania y en Gaza.

Desde le balcón de la logia central de la basílica de San Pedro para la tradicional bendición “urbi et orbi” (a la ciudad y al mundo) del Domingo de Resurrección, un largo discurso que tradicionalmente resume todas las amenazas a las que se enfrenta la humanidad.

En la bendición, el papa repasó los conflictos y los males en el mundo y afirmó que Dios “abre las puertas de la vida, esas puertas que cerramos continuamente con las guerras que proliferan en el mundo”.

Francisco, que el viernes no acudió al via crucis para “preservar su salud” apareció en buena forma y antes la más de 60.000 personas congregadas en la plaza, dirigió su pensamiento “a las víctimas de tantos conflictos que están en curso en el mundo, comenzando por los de Israel y Palestina, y en Ucrania”.

“La guerra es siempre un absurdo y una derrota. No permitamos que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo. Que no se ceda a la lógica de las armas y del rearme”, alertó el papa.

En una Semana Santa exigente, que significó para él un nuevo test de salud y en la que por segundo año consecutivo se ausentó del Vía Crucis para resguardarse, Francisco, de 87 años, se mostró sonriente y enérgico cuando tuvo un baño de multitud al recorrer en papamóvil la Plaza de San Pedro y la primera parte de la via de la Conciliazione, cuando fue ovacionado. Y ostentó buena voz poco después, al pronunciar su tradicional mensaje pascual en el que, tras mencionar Gaza, pidió no olvidar a Siria, que lleva trece años sufriendo las consecuencias de una guerra larga y devastadora.

Muchísimos muertos, personas desaparecidas, tanta pobreza y destrucción esperan respuestas por parte de todos, también de la comunidad internacional”, subrayó, al mencionar asimismo el Líbano, “afectado desde hace tiempo por un bloqueo institucional y por una profunda crisis económica y social, agravados ahora por las hostilidades en la frontera con Israel”. 

“Que Cristo resucitado abra un camino de esperanza a las personas que en otras partes del mundo sufren a causa de la violencia, los conflictos y la inseguridad alimentaria, como también por los efectos del cambio climático. Que dé consuelo a las víctimas de cualquier forma de terrorismo”, pidió también. “Recemos por los que han perdido la vida e imploremos el arrepentimiento y la conversión de los autores de estos crímenes”, agregó.

Mencionó asimismo al pueblo haitiano, al Rohinya, a Myanmar, país golpeado desde hace años por conflictos internos, para que se abandone definitivamente toda lógica de violencia. Y pidió “vías de paz en el continente africano, especialmente para las poblaciones exhaustas en Sudán y en toda la región del Sahel, en el Cuerno de África, en la región de Kivu en la República Democrática del Congo y en la provincia de Cabo Delgado en Mozambique, y ponga fin a la prolongada situación de sequía que afecta a amplias zonas y provoca carestía y hambre”.

Que el Resucitado haga resplandecer su luz sobre los migrantes y sobre todos aquellos que están atravesando un período de dificultad económica, brindándoles consuelo y esperanza en los momentos de necesidad”, siguió, con buena voz.

Luego de recordar la importancia de la solidaridad para afrontar los numerosos desafíos que conciernen a las familias más pobres, también destacó el don precioso de la vida, muchas veces despreciado. “¿Cuántos niños ni siquiera pueden ver la luz? ¿Cuántos mueren de hambre o carecen de cuidados esenciales o son víctimas de abusos y violencia? ¿Cuántas vidas se compran y se venden por el creciente comercio de seres humanos?”, preguntó.

“En el día en que Cristo nos ha liberado de la esclavitud de la muerte, exhorto a cuantos tienen responsabilidades políticas para que no escatimen esfuerzos en combatir el flagelo de la trata de seres humanos, trabajando incansablemente para desmantelar sus redes de explotación y conducir a la libertad a quienes son sus víctimas”, urgió. Y concluyó: “Que el Señor consuele a sus familias, sobre todo a las que esperan ansiosamente noticias de sus seres queridos, asegurándoles conforto y esperanza. Que la luz de la resurrección ilumine nuestras mentes y convierta nuestros corazones, haciéndonos conscientes del valor de toda vida humana, que debe ser acogida, protegida y amada. ¡Feliz Pascua a todos!

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