El calentamiento global está produciendo el cambio climático y en ese marco aparecen las sequías, las inundaciones, las olas de calor, la deforestación, los incendios. Todo esto hace que aumente el dióxido de carbono y los gases, y produce un efecto invernadero. Todo este combo de cosas aumenta la alergenicidad de los pólenes, es decir de los alérgenos, porque hay una modificación en su fotosíntesis, por lo que se vuelven un poco más agresivos.

Esto último ya se vio en otros años, pero ahora por la llegada de la corriente de El Niño, porque hay ciclones en el Pacífico que llegan a Centroamérica y a Sudamérica y aquí se encuentran con el viento norte del Brasil, se produce un cambio brusco y violento de temperatura a lo que el organismo no está adaptado, sino que necesita un tiempo para adaptarse por lo que impacta en la salud.

 

En el mundo hay entre 400 a 600 millones de personas que padecen alergia, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero esta cifra está en aumento por el cambio climático, que es progresivo a nivel mundial. Esa misma entidad sanitaria global calcula que para el 2050 la mitad de la población mundial sufrirá algún tipo de alergia por el aumento de la polución ambiental y también por cambios en los estilos de vida.

Todo esto va a potenciar la alergenicidad de los contaminantes externos. Al haber vientos que aparecían años atrás en septiembre y que ahora, como consecuencia del cambio climático, se están adelantando, comienzan a caer antes los pólenes de los árboles, es decir que la polinización se adelanta.

Esto pólenes son contaminantes externos que actúan en personas que son alérgicas y producen una respuesta sobre exagerada del sistema inmunológico, con síntomas, en un primer momento, que son crisis de estornudospicor de garganta, de nariz y de ojos rinorrea, que es una secreción nasal que se parece a la clara de huevo.