Vive solo y aislado en un paradisíaco rincón de Catamarca
Se llama Paraje Botijuela. Allí se crio y allí todavía vive Simón, a diferencia de su familia que decidió irse a vivir a diferentes localidades de la provincia.
Quienes vivimos en ciudades ya no tenemos tiempo. Y tampoco tenemos lugar para aburrirnos. Vamos apurados y bastante cansados. Nos ocupamos de llenarnos de distracciones: series, películas, redes sociales, muchas redes sociales. ¿Nos da miedo estar solos?
Los seres humanos somos seres sociales, queremos compañía. ¿Qué pasa si silenciamos los ruidos del mundo? Imagínense vivir completamente solos en el medio del paraíso.
Ese paraíso se llama Paraje Botijuela, en Catamarca. Allí se crio y allí todavía vive Simón, a diferencia de su familia que decidió irse a vivir a diferentes localidades de la provincia.
El mercado más cercano lo tiene a dos horas y media en auto, pero antes eran tres días a caballo. Llegar fue tan difícil como adaptarse a los 4200 metros de altura sobre el nivel del mar.
Hay que llegar a Salta y de allí son 8 horas de ripio hasta el poblado más cercano: Antofagasta de la Sierra. Tras pasar la noche en la localidad de poco más de mil habitantes se emprende el viaje para lo de Simón.
Otras tres horas en camino de ripio, sinuoso y con paisajes realmente espectaculares. La altura, para los que no estamos acostumbrados, se siente en la falta de oxígeno, en el dolor de cabeza y en el cansancio.
Después de un día y medio de viaje llegamos y allí estaba Simón, como si nada, cambiando de corral a los cabritos que tiene y que cuida todo el año. Enseguida nos mostró la casa de abobe que hizo y la “terraza con jacuzzi”. Un pozo que cavó en la montaña de donde brotan aguas termales.
En los últimos años, los guías locales le empezaron a llevar a turistas aventureros que quieran disfrutar de su terraza. A cambio les pide algo de mercadería y una colaboración por camioneta. Claro que esto fue en el último tiempo, antes la vida era la de un pastor solitario. El oficio familiar.
En el 2019 le instalaron una antena de internet, recibe datos a través de Arsat, y esto le permite estar algo conectado con lo que sucede en la Argentina y en el mundo.
¿Qué tan aislado se puede estar? ¿Conoce el dólar blue? Aunque no lo crean: sí. ¿Sabe que fuimos campeones del mundo? “Al día siguiente me fijé en el celular y me puse muy contento, colgué la camiseta en la ventana de la habitación”, cuenta entusiasmado. Vale aclarar que nunca vio el partido de la final, quizá mejor, ¿no?
La visita a Simón invita a pensar si se puede ser feliz en un lugar paradisíaco, pero lejos de todo. Parece poco probable. La comodidad y la neurosis de la ciudad nos abrazó por completo. Eso sí, cada tanto, viene bien apagarla.