La elección presidencial de este domingo en Venezuela no es una más. El interés desborda a los más de 21 millones venezolanos habilitados para votar y los casi 8 millones que tuvieron que dejar su país y partir al exilio. El mundo estará pendiente de la que se presenta como una oportunidad única de ponerle fin al régimen chavista tras 25 años aferrado al poder. Las encuestas, unánimemente, le vaticinan una derrota aplastante. Pero la dictadura ha sido muy diestra en todo tipo de artimañas para fraguar elecciones.

El dictador Nicolás Maduro, que irá por una nueva reelección, enfrentará Edmundo González Urrutia, un diplomático de perfil bajo que fue la última carta de la coalición opositora bajo la bandera de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) luego de que el Consejo Nacional Electoral impidiera la inscripción de María Corina Machado, la vencedora en las primarias, y la de una postulante alternativa, Corina Yoris.

Además de 13 fotos de Nicolás Maduro y solo tres de Edmundo González, en el tarjetón electoral figurarán los nombres de Enrique MárquezAntonio EcarriDaniel CeballosLuis Eduardo MartínezJavier BertucciBenjamin RausseoClaudio Fermín y José Brito. Todos ellos autodenominados antichavistas e independientes, desconocidos por la Plataforma Unitaria que agrupa a la mayoritaria oposición de Venezuela. Todos ellos, también, señalados de hacerle el juego al régimen, fingiendo ser disidencia.

Un total 21.392.464 venezolanos están llamados a votar en estos comicios, dentro y fuera de su país. De la cifra, se estima que cerca de cuatro millones y medio de personas, en edad para sufragar, se quedarán sin poder ejercer su derecho debido a las limitaciones impuestas a nuevos votantes. La mayoría de ellos, migrantes que huyeron de la violencia, persecución política, crisis económica y tantas calamidades provocadas por una severa crisis humanitaria que resultó del ejercicio del chavismo en el poder.

15.700 centros de votación y 30.026 mesas electorales estarán habilitadas entre las 6.00 a.m. y las 6:00 p.m. (hora local) para atender a quienes decidirán el futuro de Venezuela en un proceso 100% automatizado, como ya se acostumbra desde hace más de una década. El horario podrá extenderse mediante un anuncio de las autoridades del Consejo Nacional Electoral, el alargue es también una costumbre y en simultáneo parte de las tantas maniobras que aplica el chavismo para abultar sus números.

La cédula de identidad, aunque esté vencida, es el único requisito necesario para votar, cualquier otro requerimiento será violatorio de la ley y de la propia Constitución.

La seguridad del país y de los centros de votación corren por cuenta del Plan República. Los funcionarios militares se ocupan del resguardo y despliegue del material electoral, de organizar a los electores para el ingreso a los centros, así como del orden público.

La unción de González Urrutia

Pese a que más de dos millones de personas votaron en octubre del año pasado a Machado en las primarias opositoras para ser la rival de Maduro este 28J, quedó fuera de la boleta electoral por una sanción de la Contraloría, que responde al oficialismo. Después de idas y venidas, y negociaciones de última hora, González Urrutia, un ilustre desconocido de 74 años, se convirtió en el candidato formal de la oposición mayoritaria.

Pero, Machado es la cara de la campaña, lleva meses recorriendo el país en auto, porque las autoridades le impiden tomar un avión. Congrega multitudes en cada pueblo que visita y con un discurso esperanzador promete una lucha “hasta el final” por la democracia venezolana.

El Tribunal Supremo ratificó en enero de 2024 la inhabilitación de Machado, que ella acusa de ilegal. En su momento, la coalición opositora intentó inscribir una primera candidatura también aprobada por Machado, la de Corina Yoris, que fue bloqueada. Finalmente, presentó la de Edmundo González Urrutia de manera provisional.

“Creían que cerrándome el camino la gente iba a decir ‘hasta aquí llegamos’ y lo que ha ocurrido es todo lo contrario”, dijo la líder después de un mitin tras la ratificación de González como abanderado de la PUD“La gente me dice ‘yo voto por el que tú me digas’ y lo agradezco en el alma porque demuestra una gran confianza”.

En tan solo cien días, el ex embajador Edmundo González Urrutia emergió de la oscuridad para convertirse en uno de los principales candidatos a la presidencia de Venezuela, respaldado por la mayor coalición opositora.

Durante su campaña, ha demostrado ser un político atípico en el contexto venezolano, con un estilo de hablar pausado y siempre preparado con discursos breves pero contundentes. Su mensaje se ha centrado en la promesa de mejorar los servicios básicos, como la luz y el agua, así como la educación y la sanidad. Sin embargo, ha puesto un énfasis especial en la reinstitucionalización del Estado y la reconciliación entre los venezolanos.

Su alianza con María Corina Machado es clara y larga. A ella le ha prometido públicamente el cargo “que ella quiera” dentro de su gobierno, de ganar la elección.

Maduro, el hijo de Chávez

Después de 11 años en el Palacio de MirafloresNicolás Maduro, aspira este domingo a lograr su tercer mandando. De imponerse, el autodenominado “hijo de Chávez”, se asegurará el poder por 18 años continuos, superando al dictador Juan Vicente Gómez, quien gobernó por 27 años en total, durante tres periodos diferentes entre 1908 y 1935.

Maduro, también es un líder ungido, pero por Hugo Chávez como su sucesor en diciembre de 2012 antes de su muerte. Desde entonces ha gobernado Venezuela con “mano de hierro” desde 2013, en medio de acusaciones de violaciones a los derechos humanos y una intensa represión y persecución de la oposición.

Además de chofer de autobús, Maduro fue parlamentario, canciller y vicepresidente durante el mandato de Chávez. También fue líder sindical mientras era parte de la plantilla de trabajadores del Metro de Caracas.

Fue formado en Cuba. Se define a sí mismo como “marxista”“cristiano” y “bolivariano”. Su imagen está basada en ser un presidente obrero, cercano a los más necesitados y, sobre todo, antiimperialista.

Durante su estadía en MirafloresMaduro ha enfrentado masivas manifestaciones de la sociedad civil en su contra. Particularmente en 2014 y 2017, las movilizaciones fueron severamente reprimidas por las fuerzas militares y policiales. La Corte Internacional de Justicia abrió una investigación por crímenes de lesa humanidad relacionados con la represión de 2017, que dejó centenares de muertos. Asimismo, enfrentó una batería de sanciones internacionales tras su reelección en 2018, que desconocida por medio centenar de países debido a las irregularidades en el proceso de votación.

Desde la llegada de Maduro al poder, Venezuela atravesó una crisis económica sin precedentes: el PIB que se redujo en un 80% en 10 años, hubo cuatro años seguidos de hiperinflación y se registró una grave crisis humanitaria por falta de alimentos, medicamentos e insumos básicos.

Maduro ha sobrevivido a escándalos de corrupción, supuestos atentados y una orden de búsqueda y captura por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, que ofrece una recompensa por él de 15 millones de dólares.

La elección presidencial en Venezuela, con reducida observación internacional

El gobierno de Maduro y los factores de oposición de la PUD alcanzaron un acuerdo en octubre de 2023, suscrito por las partes en Barbados, donde se comprometían con la ruta electoral, bajo una amplia observación internacional. En particular, se había señalado la presencia de una misión de la Unión Europea (UE), que no realiza una veeduría de elecciones presidenciales en Venezuela desde 2006.

Pese al acuerdo de Barbados, el 29 de mayo de 2024 el presidente del CNE, Elvis Amoroso, retiró la invitación a la delegación europea. El 21 de junio de 2024, una comisión del Centro Carter de los Estados Unidos llegó a Caracas y confirmó el carácter “reducido” de su misión de observación de cara a los comicios del 28 de junio. 

Entretanto, el 9 de julio arribó el “panel de expertos electorales” de Naciones Unidas, un equipo de 4 personas que harán veeduría, pero sin emitir ningún comunicado público y dando un reporte directa y exclusivamente al secretario general de la ONU, António Guterres.

El 24 de julio, a 4 días de las elecciones, el Tribunal Federal Electoral de Brasil decidió dejar sin efecto el envío a Caracas de una también pequeña misión, de 2 expertos. Esta medida se tomó en respuesta a la descalificación que hizo el presidente Nicolás Maduro, en un acto de campaña, de los sistemas electorales de Brasil y Colombia.

Ese mismo día se conoció que el CNE le retiró la invitación de acudir como veedor al ex presidente Alberto Fernández (Frente de Todos), quien la víspera se había alineado con las declaraciones del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva de que si Maduro sale derrotado en las urnas, debería aceptarlo, como parte de las reglas democráticas.

Además, el senador de La Libertad Avanza Francisco Paoltroni (Formosa) y el diputado del PRO Francisco Bongiovanni (Santa Fe) que habían viajado a Venezuela para participar como veedores internacionales denunciaron en sus redes sociales que fueron deportados por el Gobierno venezolano.