Trump insiste en desplazar a los palestinos de Gaza
El presidente confirmó que Estados Unidos “tomará el control” de Gaza
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha recibido al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Washington, desde donde ha insistido en el desplazamiento de la población palestina de la Franja de Gaza a otros países, como Egipto o Jordania.
"Podríamos construir algo para ellos en algún país. Podría ser Jordania, podría ser Egipto u otros países. Y se podrían construir cuatro, cinco o seis áreas", ha planteado, agregando que "muchos países y muchos líderes" se han interesado en esta eventual medida, si bien no ha especificado cuáles.
En este sentido, el presidente ha cuestionado que ningún palestino querría volver al enclave palestino. "¿Cuál es la alternativa? ¿Ir a dónde? No tienen otra alternativa", ha sentenciado ante la prensa, aludiendo a que Gaza "no es un lugar para que viva la gente".
Trump ha eludido responder si apoya la creación de un Estado palestino como lo hiciera durante su primer mandato, cuando planteó un polémico plan de paz que proponía instaurar Jerusalén como la capital "indivisible" de Israel.
Netanyahu, que ha sido recibido por Trump con un caluroso apretón de manos, es el primer líder internacional en reunirse con Trump desde que tomó posesión el pasado 20 de enero. Está previsto que tras la reunión se lleve a cabo una rueda de prensa.
Una relación complicada
Al final del mandato de Biden, las relaciones estaban tan tensas entre los líderes estadounidenses e israelíes que pasaron meses sin hablar, a pesar de la guerra en Gaza y los intensos esfuerzos de los asesores de Biden para negociar un alto el fuego.
En el período previo a las elecciones de noviembre pasado, no había duda entre el equipo de Biden de que Netanyahu favorecía una victoria de Trump, creyendo que disfrutaría de un mandato mucho más amplio del gobierno estadounidense para llevar a cabo sus objetivos de guerra con Trump en el cargo en lugar de la entonces vicepresidenta Kamala Harris.
Esas predicciones no se han equivocado.
Trump ya levantó una suspensión sobre las entregas de bombas pesadas a Israel, revirtiendo una de las pocas políticas del gobierno de Biden destinadas a ejercer influencia sobre Israel en medio de su guerra en Gaza.
Podría ir aún más lejos esta semana. Netanyahu y su delegación planean presionar al Gobierno de Trump para avanzar con miles de millones de dólares en ventas de armas pendientes, incluidas miles de nuevas bombas, misiles, artillería y otras armas, durante la visita de esta semana.
Si bien algunos de los artículos podrían tardar un año o más en producirse, las entregas de las bombas comenzarían dentro de los próximos meses.
Si Trump sigue adelante, representaría un nuevo nivel de apoyo a Israel por parte de Estados Unidos, y una señal de la disposición de Trump para satisfacer las solicitudes de Netanyahu en un momento de profunda incertidumbre en el Medio Oriente.
Pero aunque Trump es popular en Israel, y Netanyahu dio la bienvenida entusiasta a su regreso a la Casa Blanca, las cosas no siempre han sido tan alegres.
Cuando Netanyahu felicitó a Biden por su victoria electoral en 2020, Trump se enfureció por lo que vio como una traición. En los meses que siguieron, Trump acusó a Netanyahu de deslealtad y expresó su enojo al estimado reportero israelí Barak Ravid, ahora analista de CNN: “Que se j**a”.
Incluso tres años después, tras el peor ataque terrorista en la historia de Israel lanzado por Hamas el 7 de octubre de 2023, estaba claro que los sentimientos heridos de Trump no se habían desvanecido por completo.
“(Netanyahu) no estaba preparado. No estaba preparado, e Israel no estaba preparado”, dijo Trump en una entrevista poco después de los ataques, comentarios que atrajeron condenas incluso de los republicanos.
Netanyahu, sin duda, espera que la animosidad sea olvidada cuando visite este martes. Parece casi seguro que sus interacciones con Trump no contendrán la discordia abierta que caracterizó su relación con Biden en el último año de su presidencia.
Lo que está claro es el deseo de Netanyahu de reunir una amplia gama de opiniones mientras está en la ciudad. El primer ministro planea permanecer en Washington mucho más allá de sus conversaciones del martes con Trump. Llegó a Blair House, la residencia de huéspedes presidenciales, el domingo por la noche y se espera que se quede hasta el final de la semana, incluidas reuniones en el Capitolio.
A pesar de sus vastas diferencias, Trump y Biden comparten una filosofía cuando se trata de interactuar con sus homólogos extranjeros: tratar directamente es la mejor manera de avanzar.
Hace ocho años, el primer invitado extranjero de Trump en la Casa Blanca fue la entonces primera ministra del Reino Unido, Theresa May, cuya visita puede ser mejor recordada por las fotografías de May y Trump tomados de la mano mientras descendían con cuidado una rampa a lo largo de la Columnata Oeste.
El temprano viaje de May a Washington, diseñado en parte para convencer a Trump de no retirarse de la OTAN, no presagió lazos particularmente cálidos para el resto de su mandato. Repetidamente criticó su manejo del Brexit, aunque para cuando May renunció, parecían haber arreglado las cosas.
Con Netanyahu, sin embargo, Trump tiene una tarea mucho más inmediata.