A 28 años del crimen que conmocionó a Paraguay, se recuerda el macabro caso de Eric Astorga, un niño de siete años que desapareció durante nueve días y fue encontrado muerto en circunstancias escalofriantes
 
 
En septiembre de 1996, la comunidad del barrio Keneddy, en Lambaré, fue sacudida por el hallazgo del cuerpo del pequeño atado a una silla d eplástico en la copa de un árbol, en un estado avanzado de descomposición. 
 
El caso, que en su momento despertó teorías de secuestros y rituales satánicos, tuvo un desenlace trágico y doloroso para la familia y el país.

Eric había salido a jugar al fútbol con otros chicos del barrio cuando desapareció repentinamente tras ir a buscar una pelota. Durante días, vecinos, familiares y la policía lo buscaron incansablemente, pero sin éxito.

Un hallazgo aterrador

El 6 de septiembre, una niña de 12 años que buscaba mangos en un árbol cercano hizo un descubrimiento macabro: el cuerpo de Eric, sentado y atado a una silla, en lo alto del árbol. El horror que generó la escena no solo dejó marcada a la pequeña que lo encontró, sino a toda la comunidad.

Rápidamente, las teorías comenzaron a circular. Se habló de un secuestro extorsivo, de prácticas satánicas, e incluso de la posible participación del hermano mayor de Eric, quien fue detenido por su apariencia y su estilo de vida reservado. Sin embargo, la verdad salió a la luz días después, cuando José Félix Quintana Benítez, un vecino de la familia, confesó el crimen.

Quintana relató que el día de la desaparición de Eric, el niño había entrado a su casa buscando la pelota. En ese momento, según su testimonio, Eric se lanzó sobre él a modo de juego, lo que provocó una reacción brusca por parte de Quintana, quien practicaba karate.

El movimiento instintivo del hombre resultó fatal, desnucando al pequeño al golpearlo contra un placard. Desesperado por la situación, intentó reanimarlo sin éxito y decidió esconder el cuerpo.

Un inesperado final

Fue entonces cuando entraron en escena su madre, María Bernardina Benítez, y su hermanastra Teresa Bienvenida Quintana Lezcano, quienes lo ayudaron a ocultar el cadáver en una heladera. Durante la madrugada, la familia trasladó el cuerpo hasta la copa del árbol de mango, donde lo ataron a una silla de plástico para ocultar el crimen. El hallazgo del cuerpo puso fin a la angustiosa búsqueda, pero desató una ola de indignación y dolor en la sociedad.

Quintana fue condenado en el año 2000 a cinco años de prisión por el homicidio de Eric Astorga, una sentencia que fue criticada por la familia de la víctima, ya que consideraban que era demasiado leve para la gravedad del crimen. Aunque apelaron la decisión, el recurso fue rechazado. Quintana salió de prisión en noviembre de 2000 bajo libertad condicional, tras cumplir una parte de su condena.

Sin embargo, el destino le reservaba un final inesperado. En marzo de 2005, José Félix Quintana Benítez murió ahogado en el río Paraná mientras realizaba una patrulla en lancha como parte de su trabajo en la Secretaría del Ambiente. Este trágico desenlace fue visto por muchos como un cierre simbólico y definitivo de la historia.

El caso de Eric Astorga sigue siendo uno de los episodios más estremecedores en la historia criminal de Paraguay. A lo largo de los años, su historia se convirtió en un recordatorio del dolor y la injusticia que su familia y el país vivieron durante esos días oscuros de 1996.