En el país de la carne, en la previa de las Fiestas históricamente la gente llenaba el freezer o la heladera con asado, vacío, peceto, y el incremento de la demanda interna subía los precios del ganado. Pero este año ya vivimos el “milagro de Navidad”: bajó el precio de la carne.

Ese trineo descendente se mantendrá en Año Nuevo y, como anticipan desde el sector, seguiría en el corto plazo. La pregunta ahora es cuánto tiempo se mantendrá o, incluso, si sería aún mayor en enero.

Lo primero que hay que entender es que tras negociarse en el mercado de hacienda de Cañuelas a un valor 50% mayor al de la primera semana del mes, los valores retrocedieron y ya recortaron el incremento que había impactado de lleno en los mostradores y provocó la caída del consumo.

Más allá del alivio de quienes cargan la bolsa de compras, el escenario carnívoro actual aporta un respiro importante para el índice de inflación que presentará diciembre, que las consultoras estiman cerca del 30%.

La baja en el consumo de carne impactó en todos los paladares y bajó el precio en todos los mostradores.