"Un crimen verdaderamente horrible"

A 15 años de su desaparición, Madeleine McCann sigue siendo un misterio. ¿Secuestro, muerte accidental, homicidio? Una década y media, centenares de interrogatorios y allanamientos después no permitieron revelar el paradero de la niña. Hoy "Maddie" tendría 18 años pero sus padres no perdieron la esperanza de volver a verla.
lunes 02 de mayo de 2022
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Los padres de Madeleine McCann, la niña británica desaparecida el 3 de mayo de 2007, recordaron el hecho 15 años después afirmando "se cometió un crimen verdaderamente horrible" con su hija.

En un mensaje publicado en Facebook, Kate y Gerry McCann citaron una frase de Winne Pooh: "Pero lo más importante es que, incluso si estamos separados, siempre estaré contigo".

"Este año cumplimos quince años desde la última vez que vimos a Madeleine. No se siente más difícil que cualquier otro pero tampoco más fácil. Es mucho tiempo", escribieron.

"Mucha gente habla de la necesidad de un 'cierre'. Siempre se sintió un término extraño. Independientemente del resultado, Madeleine siempre será nuestra hija y se cometió un crimen verdaderamente horrible. Estas cosas permanecerán", afirmaron.

El matrimonio aseguró que tienen la "necesidad de respuestas" sobre el destino de su pequeña hija y dijeron que es "es un gran consuelo saber que, independientemente del tiempo que haya pasado, Madeleine todavía está en los corazones y las mentes de las personas".

La niña, a la que la prensa británica se refiere como "Maddie", desapareció el 3 de mayo de 2007, poco antes de su cuarto cumpleaños, en Praia da Luz, un balneario de la región del Algarve, donde estaba de vacaciones con su familia. 

Compartía vacaciones junto a sus padres y los gemelos Sean y Amelie en un apartamento de Playa de la Luz del Algarve. Por la noche, Kate y Gerry cenaron con dos amigos mientras los menores dormían. Aquella sería la última vez en que verían a la pequeña.

La desaparición dio lugar a una extraordinaria campaña internacional de sus padres para intentar encontrarla y las fotos de la pequeña Maddie, con pelo castaño y sus ojos claros, dieron la vuelta al mundo. 

En su libro, titulado "Madeleine" y que escribió siguiendo los apuntes de su diario íntimo, Kate McCann explicó que temió inmediatamente que su niña hubiera sido víctima de un pedófilo.

"La manifestación horrible de que lo que sufrí fue un desfile de visiones macabras en mi cabeza que me torturaban sin cesar", escribió. "Las imágenes que veía de Madeleine ninguna persona en sus cabales querría tenerlas en su cabeza".

La madre contó también "la ola de pánico" que la invadió al ver la cama de su hija vacía: "cuando vi que no estaba en su cama, me precipité a nuestra habitación para ver si estaba en la nuestra".

El primero de los sospechosos sería Robert Murat (35), británico divorciado y padre de una niña. Vivía a 100 metros del apartamento de la familia McCann, motivo por el cual estuvo en la mira de los investigadores.

Tras registrar su vivienda, computadora y demás dispositivos electrónicos fue puesto en libertad al no encontrarse vínculo alguno con la desaparición de Maddie.

Un año después, Kate y Gerry McCann volvieron a Lisboa en busca de nuevas pistas que pudieran traer un poco de certeza ante tanta incertidumbre. Su sed por repuestas desembocaría en un proceso judicial sobre el inspector de la policía lusa, Gonçalo Amaral, quien resultó ser inoperante durante la investigación y dimitió por supuestas presiones.

Amaral decidió redoblar la puesta sobre la familia McCann amenazándolos con publicar un libro en el que supuestamente contaría detalles que no habían salido antes a la luz sobre y en el que señalaba a los padres como responsables.

Aunque los progenitores ganaron el juicio y evitaron el lanzamiento de "Maddie: La verdad de la mentira", éste sería publicado más tarde.

Tras 14 meses de polémicas investigaciones marcadas por la imputación, y luego la exoneración, de los padres, Gerry y Kate, la justicia portuguesa cerró el caso en 2008, antes de reabrirlo cinco años después por la aparición de "nuevos elementos". 

Sin embargo, el caso no avanzó realmente hasta junio de 2020, cuando la fiscalía de Brunswick dijo que tenía la certeza de que la niña había muerto, y añadió que tenía "pruebas e indicios impactantes" sobre un hombre que entonces estaba detenido en Kiel por otro caso. 

Christian Brueckner, que actualmente cumple una pena de prisión por la violación de una mujer estadounidense de 72 años en 2005 en el sur de Portugal, vivía en el momento de la desaparición de Maddie a pocos kilómetros del hotel de Praia da Luz donde desapareció, según los investigadores alemanes.

La policía encontró un sótano oculto bajo tierra en un jardín de Hannover (Alemania) entre los restos de los cimientos de una casa previamente demolida en la que había vivido Brueckner durante un año.

Brueckner, dijo un vecino, llegó a la propiedad en 2007, el año en que Maddie desapareció. Entonces había en el jardín una cabaña de leña que fue demolida al año siguiente: "No hacía jardinería, estaba sentado afuera bebiendo cerveza", contó el vecino, revelando que Brueckner le confesó que no había registrado su nueva dirección: "Nadie sabía que estaba allí".

Por otra parte, el sospechoso le había dicho a un conocido su fantasía de secuestrar y abusar de un niño pequeño, según reveló el semanario alemán Der Spiegel.

El hombre le habría enviado un mensaje en septiembre de 2013 a un conocido por un servicio de mensajería de chat en el que escribió que sentía el deseo de "cazar algo pequeño y utilizarlo durante días". A la respuesta de su interlocutor de que esto sería peligroso, Brueckner contestó: "Bah, si luego se eliminan las pruebas".

Christian Post, un antiguo amigo de Brueckner, dijo recientemente en una entrevista que está "100% seguro de que fue él".

"Creo que la encontró de casualidad y que se la llevó por el impulso del momento. Creo que una vez que te conviertes en pedófilo, hay un interruptor en tu cerebro que ya no se puede apagar. Si él vio a una niña durmiendo sola en una habitación, seguramente se la llevó".

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