Opinión (*) Volver al futuro: Macri vs. Cristina

Si ella huele que tiene posibilidades de ganar, jamás se va a perder la oportunidad de ser presidenta por tercera vez e igualar el récord del General, a quien detesta casi tanto como al Gato.
sábado 30 de abril de 2022
Mauricio Macri y Cristina Kirchner, enemigos para siempre.
Mauricio Macri y Cristina Kirchner, enemigos para siempre.

Si todo sigue en la dirección que vamos y el país no se extingue en el camino, es muy probable que en 2023 tengamos la alegría de asistir al choque de los planetas: Macri vs. Cristina o Cristina vs. Macri. Superclásico. Más allá de los amargos que lo ven como algo trágico, el plan es tan hermoso que merece analizarse desde ahora. Arranquemos con Cristina que siempre es más divertido.

Como todo el mundo sabe, Ella está arrepentidísima de haber elegido a Alberto. Los indignados que viven quejándose del Gobierno deberían pensar que, de los 7.000 millones que habitan el Planeta Tierra, el ser humano más emputecido por el gobierno de Alberto es justamente Cristina. Premio consuelo para el gorilaje.

Lo que ha sido poco advertido es que la bronca de Ella no es de ahora, ni de hace un año, ni siquiera de cuando asumió Alberto. Ella revoleó el caniche por la ventana ni bien supo el resultado de las PASO, en agosto de 2019. Al ver que Kicillof le había ganado a Vidal por 20 puntos y que Alberto había superado al Gato por casi 16, esa misma noche Cristina se convenció de que hubiera ganado sola y que la jugada que hizo con Alberto fue al divino botón.

Aclaración: no podemos saber si ella hubiese ganado sola, pero si podemos asegurar que ella está convencida de que hubiera ganado sola, lo cual suena parecido pero no es lo mismo. ¿Cómo lo sabemos? Hace 20 años que está arriba del escenario haciendo la misma morisqueta y ya la conocemos de memoria. Cristina es una Pyme de obviedades y lugares comunes.

Quedará por descubrir si el plan de elegir a otro para encabezar la fórmula se le ocurrió a ella o se lo vendió él y luego le enroscó la víbora para hacerse elegir, lo cual no sería raro. Alberto será muy flojito gobernando pero vendiendo es un fenómeno. Antes de ingresar a la concesionaria, cuando trabajaba en la sección sport de Modart, era el clásico vendedor que cuando el jean te quedaba un poco apretado te decía: “Llevalo tranquilo que con el primer lavado cede” y si te quedaba un poco holgado te decía: “Llevalo tranquilo que con el primer lavado toma”.

Todo esto es clave para comprender lo que viene. La idea de que ella va a designar otro candidato presidencial como Massa, De Pedro, Capitanich o Kicillof es algo que ni se le cruza por la cabeza. Si ella huele que tiene posibilidades de ganar (y aunque no parezca, las puede tener) jamás se va a perder la oportunidad de ser presidenta por tercera vez e igualar el récord de aquel General al que tanto odia.

En esto anda esa cabecita loca que nos gobierna hace 20 años con los resultados que ya todos conocemos: agarraron el dólar a 3 pesitos y ya lo tienen en 210. Un éxito que usted y yo, amigo lector, no vamos a desaprovechar. Con Cristina en el poder o amenazando con volver desde la oposición, los activos en dólares siempre serán el mejor negocio.

Cierra este argumento un dato irrefutable: en cualquier interna peronista, Cristina gana por afano (en este caso la palabra afano está dicha en el buen sentido, pero solo en este caso). Sus dirigentes putean en privado pero en público se cuadran frente a ella como soldaditos. Veinte años de sometimiento ya es adicción. Si ella quiere ser la candidata, va a serlo. Y ella quiere. En realidad, es lo único que quiere.

Todo este razonamiento explica el camino a la gran final por una de las llaves. Por la otra viene agazapado el Gato. The blue and golden Cat.

Las motivaciones de Macri son muy distintas y para entenderlas hay que saber algo de fútbol. Dado que Macri no encaró ningún acuerdo político serio, su gobierno no logró ningún cambio político sustentable en el tiempo y todo terminó en un fracaso cuya prueba fehaciente fue la vuelta de Cristina.

Así como Moisés liberó a los judíos de la esclavitud en Egipto y los hizo caminar por el desierto durante décadas para que solo lleguen a la Tierra Prometida generaciones nacidas en libertad, Macri nos hizo caminar bailando Gilda y al final del camino nos dejó al pie de la pirámide con el faraón sonriendo y sacudiendo el látigo.

La excusa de que no se puede acordar con los peronistas se refuta fácilmente con decenas de ejemplos. Desde Beguín y Sadat hasta los irlandeses del norte, está lleno de casos en donde los profesionales de la política resolvieron conflictos muchísimo más graves que los nuestros.

Pero el Gato piensa como futbolero, por eso cree que su gobierno fue solo un partido de ida que se perdió porque no entraron las que tenían que entrar y porque en un contragolpe lo agarraron mal parado atrás y lo embocaron. Ahora se autopercibe jugando la revancha en el Morumbí. Allá va.

Al igual que Cristina, todavía Macri es amplio favorito para ganar la interna de su espacio. Es decir, si él quiere ser el candidato lo será. No diría que es lo único que quiere porque el Gato, a diferencia de Cristina, vive en la Tierra y tiene una vida. Pero es obvio que el tipo quiere.

¿En qué contexto llegarían al duelo nuestros adorables estadistas de aldea? Veamos.

Como se viene diciendo hace tiempo, la gran división del mundo actual no es entre izquierdas y derechas sino entre autocracias y democracias. ¿Qué es una autocracia? Es un gobierno que hace lo que se le canta, sin limitaciones. El sueño de los Kirchner.

El equipo de los autócratas tiene hoy como delanteros a Putin y Xi Jinping, acompañados en mitad de cancha por Maduro, Ortega, Bolsonaro y otros cracks. Grandes ídolos del club fueron Chávez y Castro, y entre los suplentes siempre está Cristina que acaba de decir: “en el mundo no hay ni buenos ni malos, sino que hay intereses” (bocadillo básico fabricado en su Pyme de lugares comunes). En realidad, cuando vos decís que no hay ni buenos ni malos es porque estás del lado de los malos.

Por su parte, los demócratas juegan con Biden, Macron, Trudeau, Scholz, Sánchez, Boric, Lacalle Pou y la nueva atracción del equipo: Zelensky. Entre sus glorias recientes se destacan Obama, Bachelet, Sanguinetti y Merkel, quienes ya tienen su estatua en el Museo de la Pasión Demócrata. Acá se supone que juega Macri (va al banco, obvio).

Sin embargo, el análisis se complica cuando aparece Donald Trump. Sin entrar a debatir su presidencia, el tipo no reconoció su derrota electoral, envió una banda de forajidos a tomar el Capitolio y abandonó la Casa Blanca sin entregarle el mando a Joe Biden. O sea, un autócrata que casi destruye la democracia norteamericana y por ende la de todo Occidente.

En este contexto, la foto de Macri con Trump (salieron preciosos los dos) solo se explica de dos formas: o el Gato cree que así seduce extremistas y bloquea el avance de Milei o no tiene la menor idea de la gravedad del mensaje que emitió. Posiblemente, ambas cosas.

De todos modos, millones de argentinos lo aman incondicionalmente así como otros tantos sienten lo mismo por Cristina. Digamos 5 palos de cada lado. Exagerando serían unos diez millones de fanáticos dispuestos a cualquier cosa con tal de destruir al otro y 35 millones que sueñan con un país organizado sobre acuerdos políticos, en paz y armonía.

Ojo, acuerdo no es la rascada que acaban de hacer Morales y Massa. Acuerdo es definir políticas de Estado como hacen los políticos profesionales y, mucho antes que eso, reafirmar la Constitución siempre agredida por Cristina. De hecho, Ella acaba de cuestionarla una vez más diciendo que fue escrita cuando no había ni Internet ni teléfonos, como si la Constitución de EE.UU. o la de Francia las hubieran escrito el año pasado. Otra joya salida de su Pyme de lugares comunes.

Mientras tanto amigo lector, si ellos insisten en dedicarse a la guerra, el sentido común indica que nosotros tenemos que insistir en dedicarnos a seguir perdiendo la confianza, porque una cosa es consecuencia de la otra.

Por eso, esta semana todo al dólar y a aguantar. Si quiere ponerle un fichín al brócoli, vale. Y vaya pispeando los panificados que vienen dando una buena tasa de retorno. Siempre atentos a ver que nuevo commodity se le dispara a Feletti.

De algo hay que vivir.

(*) Alejandro Borensztein - Clarín

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