El dilema alemán de entregar tanques a Kiev

Christine Lambrecht, la ministra de Defensa alemana, ha sido fuertemente criticada por no querer entregar tanques a Ucrania.
sábado 16 de abril de 2022
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El Gobierno alemán está dividido en cuanto al suministro de armas pesadas a Ucrania para que el país pueda defenderse de la invasión rusa. El canciller Olaf Scholz se limita a responder a las peticiones cada vez más urgentes de Kiev, que sugiere que el resultado de la guerra depende principalmente de Berlín.

El destino de Mariupol y de la región del Donbass depende "de la entrega de armas alemanas, que podemos conseguir" pero que no llegan, afirmó el miércoles 13 de abril Oleksii Arestovitch, asesor del presidente Volodímir Zelenski.

Esto supone una gran presión para Berlín, ya que la victoria en el este de Ucrania se describe como el nuevo gran objetivo del presidente ruso Vladimir Putin, tras su fracaso en Kiev.

Críticas y humillaciones al Gobierno

Oleksii Arestovitch no es el único que señala a Alemania. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, hizo lo mismo en una entrevista con el semanario Die Welt Am Sonntag el domingo 10 de abril. "Alemania es fría con nosotros", puntualizó.

Y Andriy Melnyk, el embajador ucraniano en Alemania, no pierde la oportunidad de pedir a Berlín más armas, aunque eso signifique entrar en conflicto abierto con Christine Lambrecht, la ministra de Defensa alemana.

Además, Ucrania no tiene el monopolio de las críticas a Berlín. El viceprimer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, ha criticado las vacilaciones alemanas, al igual que el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt, quien ha dicho que, como "gran democracia", Alemania debería "dar ejemplo".

A esto se suma la humillación a Frank Walter Steinmeier, el presidente alemán.

Steinmeier anunció su intención de visitar Kiev, pero el 12 de abril se enteró de que el Gobierno ucraniano no tenía intención de recibirlo. Este cacique del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) es, de hecho, considerado, en parte por los ucranianos, como responsable de la política, más bien acomodada, de Alemania hacia Rusia, incluso tras la anexión de Crimea en 2014 mientras era ministro de Asuntos Exteriores.

  El presidente alemán Frank - Walter Steinmeier habla durante una conferencia de prensa en la base militar de Rukla, Lituania, el 3 de marzo de 2022. © Reuters - Ints Kalins
Pero, sobre todo, Volodímir Zelenski no quiere conformarse con un líder cuyo poder es simbólico. Él espera conocer al canciller Olaf Scholz, quien no ha visitado Kiev desde el inicio de la crisis ucraniana, a diferencia de otros varios líderes occidentales como el presidente francés Emmanuel Macron, que viajó a la capital ucraniana en febrero, o el primer ministro británico Boris Johnson el pasado fin de semana.

Es posible que el presidente ucraniano haya creído que sus peticiones habían sido escuchadas, ya que Berlín había indicado el miércoles que el jefe del Gobierno alemán iría rápidamente a Kiev. Al final, esto no sucederá por el momento, según la Cancillería alemana. Por lo tanto, Scholz y Zelenski no tendrán la oportunidad inmediata de discutir las "decisiones prácticas" relativas a la "entrega de armas pesadas", como esperaba Oleksii Arestovitch.

De esto se trata. Kiev está decidida a poner a Berlín en la picota de su "Zeitenwende", el "cambio de época" de Alemania anunciado por Olaf Scholz tras el inicio de la guerra en Ucrania, y que implicaba una postura menos pacifista por parte de Berlín y el suministro de armas.

Sin embargo, desde este histórico discurso, el canciller alemán ha sido acusado de arrastrar los pies, ya sea en la entrega de armas o en la introducción de las más duras sanciones económicas, como el embargo de gas y petróleo rusos. Scholz siempre ha repetido que Alemania "entrega lo que puede y lo que es útil (a Ucrania)" en términos de armas.

El fiasco de los cascos y las armas obsoletas

Hasta ahora, Berlín ha autorizado entregas de material militar por valor de 186 millones de euros, según datos del Ministerio de Economía. Pero estos envíos de equipos a Ucrania han sido más "tragicómicos" que realmente útiles, señala el diario Die Zeit.

Primero fue el fiasco que representó el envío de 5.000 cascos militares, que se había decidido antes de comenzar la guerra. Ucrania no los quería en ese momento, pero "llegaron después del inicio de la invasión, cuando la situación sobre el terreno había cambiado drásticamente, haciendo que el equipo fuera aún menos necesario", continúa el diario.

La ministra de Defensa, Christine Lamprecht, decidió entonces enviar armas antitanques y dispositivos antiaéreos. Pero optó por un equipo que en parte era demasiado viejo para ser útil. En particular, el gobierno entregó misiles antiaéreos "Strela", fabricados en 1968, que son demasiado viejos para ser disparados con seguridad, según un informe del Ejército alemán de noviembre de 2021. Incluso, debían haber sido destruidos en 2014.

Volodímir Zelenski espera una mejor respuesta por parte de Berlín en la batalla por el Donbass. Quiere armas pesadas, tanques en particular. El rostro de los combates en el este de Ucrania debería ser muy diferente al de la fallida campaña para tomar Kiev, explica el Süddeutsche Zeitung.

Se espera que las fuerzas rusas desplieguen menos aviones y más tanques e infantería para rodear a las fuerzas ucranianas allí. "Serán enfrentamientos de alta intensidad en los que los ucranianos necesitarán, principalmente, tanques para poder golpear con fuerza y maniobrar con rapidez", afirma el diario.

Esta petición de tanques ha llevado al Gobierno alemán al borde de una crisis interna. Los Verdes y los liberales del Partido Democrático Libre (FDP) -los dos socios del SPD en la coalición de Gobierno- están a favor del envío de armas pesadas. La ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, llegó a decir que debía hacerse rápidamente.

El canciller, Olaf Scholz, y la ministra de Defensa, Christine Lambrecht, ambos miembros del SPD, respondieron lentamente. Lambrecht utilizó la excusa de que no había tanques en la reserva. Sería necesario utilizar los ya movilizados, lo que "pondría en peligro la seguridad nacional alemana", concluyó.

Sholz, por su parte, no querría ser el primero en enviar armas ofensivas a Ucrania. Hasta ahora, los países que apoyan a Kiev se han contentado con reforzar las defensas de la nación invadida con misiles antiaéreos o antitanques.

Al enviar tanques a Ucrania, Alemania estaría tomando una parte mucho más activa en el conflicto: "Esto correría el riesgo de ser percibido como un acto de guerra por parte de Rusia, lo que podría arrastrar al mundo a la Tercera Guerra Mundial", dijo el general Erich Vad, quien fuera asesor militar de Angela Merkel, entrevistado por Die Welt.

El canciller alemán queda así atrapado en la trampa de su "Zeitenwende". Las disculpas logísticas de la ministra de Defensa y las advertencias sobre el riesgo de escalada tienen -para muchos (nota editorial)- poca importancia ante las imágenes de los horrores de la guerra en Ucrania. La mayoría de los alemanes está a favor de suministrar armas pesadas a Ucrania, según una encuesta publicada el martes por el Instituto de Análisis Estadístico alemán Forsa.

Los fabricantes de armas alemanes también están ejerciendo una presión adicional sobre el Gobierno. El Grupo Rheinmetall ha anunciado que dispone de un centenar de tanques que pueden entregarse rápidamente -en menos de dos meses- a los ucranianos. Se trata de los vehículos de combate motorizados ‘Marder’, fabricados desde los años 70 y los ‘Leopard 1’, tanques pesados cuya producción se remonta a los años 50.

El fabricante incluso especificó que se trataba de modelos fáciles de manejar. De este modo, se desvirtuaba otro argumento del SPD, según el cual no habría sido prudente enviar tanques que los soldados ucranianos no podrían utilizar por falta de entrenamiento.

El New York Times también cuestiona la realidad del compromiso de Alemania de hacer todo lo posible por Ucrania. Con su viaje a Kiev, Olaf Scholz probablemente esperaba demostrar que uno de los cambios más importantes en política exterior en Europa -el abandono del pacifismo sobre todo en Alemania- no era sólo palabras vacías.

Así que, a pesar de esta presión de todas partes, Olaf Scholz decidió no ir después de todo. Pero mientras "Berlín parece creer que tiene tiempo, Ucrania no", recordó a principios de abril Dmytro Kuleba, ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, a sus homólogos de la OTAN.

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