Corrió con una cuchilla a dos ladrones armados

Era la segunda vez en menos de 15 días que intentaban asaltar la confitería de una mujer, en Avellaneda. Los ladrones huyeron sin robar nada
miércoles 26 de enero de 2022
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Petra se encontraba el sábado, como todos los días, detrás del mostrador de la cafetería de la cual es dueña en la localidad bonaerense de Avellaneda. No advirtió la presencia de los dos delincuentes que habían entrado a robarle hasta que prácticamente los tuvo encima y uno de ellos le apuntaba con su arma a la cabeza.

 “Dame el dinero porque te quemo”, le dijo el ladrón que estaba armado a la comerciante. Había llovido casi toda la mañana y no había ningún cliente en ese momento adentro del negocio. Ella estaba sola. “Los vi a los dos y pensé: ‘es el fin’”, contó Petra, pero casi en simultáneo pensó en todos los casos que se conocen de víctimas que no se resisten y aún así las golpean o las matan, y se decidió. “Tomé el cuchillo y me defendí”, apuntó.

“Estaba decidida a correrlo, no a matarlo”, aclaró enseguida la propietaria del local ubicado en la calle General Arredondo 22. Es que esta era la segunda vez que menos de dos semanas que entraban ladrones a robarle. Y remarcó: “Me da bronca me roben mi esfuerzo”.

La actitud de la mujer hizo retroceder a uno de los sujetos y este arrastró al otro, resignado ya a escapar sin poder llevarse nada. No obstante, el otro asaltante, el que empuñaba el arma, volvió unos segundos después a aparecer por la puerta del negocio para amenazar a la víctima. “Me dijo que me iba a matar”, recordó Petra.

Pasado el susto, la comerciante reconoció que fue arriesgada su reacción ante los asaltantes. Aún así, resaltó: “Yo soy consciente del riesgo, pero tengo cuchillos por todos lados en mi lugar de trabajo”. Tras insistir en que en todo momento “solo intentó hacerlos retroceder” pero nunca los atacó, concluyó: “Es una situación muy extrema”.

Salvaje golpiza a una jubilada en San Martín para robarle

Olga es la otra cara de la inseguridad. Este fin de semana tres delincuentes entraron a robar a su casa, en San Martín. La jubilada, de 71 años, no ofreció ningún tipo de resistencia pero aún así, la desfiguraron a culatazos.

De acuerdo a su relato, eran “tres hombres, dos mocosos de entre 13 y 15 años y un hombre de 40″. Tras la salvaje paliza a la que la sometieron, huyeron con su jubilación, con un dinero que tenía ahorrado para hacer unas refacciones y hasta con su tarjeta SUBE y el carnet de vacunación.

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Fuente: TN