Opinión (*) Educando a nuestras bestias. Hoy: Moral y Civismo

No lo presionen más al Presidente con la captura internacional del jerarca Rezai acusado de organizar el atentado a la AMIA. No puede echar ni a Luana ni al novio de Luana mirá si va a atrapar al iraní.
domingo 23 de enero de 2022
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 Antes que nada, uno entiende que el Estado tiene problemas presupuestarios pero por favor que alguien le arregle la moto a Sergio Berni porque el helicóptero lo maneja como el orto.

Dicho esto, reconozcamos que el kirchnerismo tuvo una gran semana. Por un lado dio vuelta el partido que está jugando contra JxC por la Copa “Dirigentes rascándose el higo en el medio de la crisis más grande de la historia argentina” y se puso 3 a 2 arriba.

La semana pasada contamos que JxC había arrancado ganando 2 a 0 con un gol tempranero de la diputada Brouwer (UCR) convertido cuando se descubrió que estaba rascándose el higo en Miami, y otro gol del diputado Álvaro González (PRO) que se lo estaba rascando en Alemania. Luego descontó para el kirchnerismo el diputado peronista Rubeo, al que atraparon in fraganti haciéndose el banana con su novia en las paradisíacas Islas Maldivas del Océano Índico y empató Luana Volnovich clavando una volea en el ángulo y clavándose también unos tequilas con su novio en Cancún. Golazo.

El tercer gol del kirchnerismo se veía venir. Ya le habían anulado uno al ministro Ferraresi cuando descubrieron que estaba en Cuba pero la jugada no valió porque, como todo el mundo sabe, tomar sol en Cuba no es rascarse el higo sino que es compromiso revolucionario. Pero al toque apareció el ministro de trabajo Moroni veraneando en Uruguay, le pegó al segundo palo entrando desde la Banda Oriental y ahora el marcador está 3 a 2 a favor del kirchnerismo. Sintetizando, todavía estamos en enero, falta un montón y el partido está para cualquiera de los dos.

Acá es importante reiterar que todo alto funcionario o representante del pueblo o líder opositor que se va de veraneo en el medio de esta catástrofe que estamos viviendo (en tiempos normales una vacación no sería objetable) debería ser defenestrado para siempre. Como acá no les sacan ni una amarilla, los que nos dedicamos a laburar y a pagar impuestos no tenemos más remedio que jorobarnos y entretenernos con la Copa “Dirigentes rascándose…etc. etc.” que está buenísima.

Reflexión sobre el viaje de Volnovich: el hecho de que el “presidente” no tenga autoridad para rajar a la directora del PAMI debería servir para que no le insistan más con que pida la captura internacional del jerarca Rezai acusado de organizar el atentado a la AMIA. No puede echar ni a Luana ni al novio de Luana mirá si va a atrapar al iraní.

La segunda gran noticia que tuvo el kirchnerismo esta semana es que se cumplieron siete años desde que apareció muerto el fiscal Nisman y todavía no les pasó nada. Ni les tocó el timbre la policía, ni tuvieron que declarar ante ningún juez, ni siquiera hubo que apelar a las clásicas coartadas tipo “esa noche estaba cenando con mis primos” o “me quedé trabajando hasta tarde en el despacho, pregúntenle a los Granaderos”. Nada. Hasta ahora les salió perfecto. Una clara demostración de que cuando quieren hacer las cosas bien, pueden.

Recordemos que la Cámara Federal dictaminó en junio de 2018 que Nisman fue asesinado y agregó textualmente: “dicho suceso fue directa consecuencia de la denuncia que formulara el 14 de enero de 2015”. O sea, la justicia dice que la muerte de Nisman fue consecuencia de la denuncia que hiciera contra Cristina por el Memorándum que nuestro excelentísimo señor “presidente” definió muy bien como el plan presidencial de encubrimiento (googlear “Hasta que el silencio aturda a la presidenta” by Alberto Fernández, 16 de febrero de 2015). Emociona reencontrarnos una y otra vez con ese mojón en la carrera de nuestro principal “estadista”.

Completemos la información recordando que a la primera marcha por el crimen de Nisman (18 de febrero de 2015) no solo asistió Alberto sino que también estuvo Massa quien luego declaró que la manifestación fue “un golpe de esperanza”. Hermoso recuerdo. Si le pusieran a la inflación la mitad de la onda que le ponen a la impunidad, el país andaría fenómeno.

Después de este repaso, posiblemente la clase de Moral y Civismo prometida en el título de esta nota no tenga mucho sentido. En principio, tachemos lo de “moral”. No vale la pena. La moral es como andar en bici, si no la aprendés de chico, de grande es imposible. Y lo de Civismo ya agota. Tratar de explicar el valor de la Constitución y la importancia de la división de poderes a gente que estando en el Poder Ejecutivo se metió en el baño de un fiscal del Poder Judicial, es un esfuerzo estéril.

Mejor quedémonos con la idea de que esta fue una muy buena semana para el kirchnerismo. Tal vez eso fue lo que envalentonó al senador Parrilli para proponer reflotar una idea troncal del proyecto nacional: Fútbol para Todos. Aprovechemos entonces la clase de hoy para enseñarles a nuestras queridas bestias algo mucho más sencillo que Moral y Civismo: televisión.

Un clásico de nuestra dirigencia es que muchos de ellos creen saber de televisión porque tienen muchos monitores en sus oficinas o porque suelen ir de invitados a los programas. Y la verdad es que, como de tantas otras cosas, de tele tampoco entienden nada.

Cuando el gobierno de Cristina inventó el Fútbol para Todos, le ofrecieron a la AFA 600 millones de pesos por los derechos de transmisión cuando la empresa privada le pagaba 250 palos. Recordemos que aquel 8 de agosto de 2009, día en que se logró esa conquista social, el dólar valía 3,84 pesos. Los protagonistas eran los mismos de hoy: Cristina, Parrilli, Aníbal y recién se habían ido del gobierno Alberto y Massa. A estos, que hoy siguen gobernando, se les sumó una nueva generación con Kicillof, Máximo, Wado, Cafiero y otras estrellas que aportaron lo suyo para que, entre todos juntos, lograran que aquel dólar que valía 3,84 pesitos ahora valga 219 mangos. Genios geniales del mundo mundial.

En ese momento (2009) el entonces Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, acuñó uno de sus hits: “vamos a pagar los 600 millones a la AFA con la recaudación publicitaria y lo que sobra será para financiar los deportes olímpicos”.

Acá hay que explicarle a nuestra queridas bestias peludas que la venta de publicidad en el fútbol (o sea los avisos que se pautan durante la transmisión del partido) es poca plata y no mueven la aguja. El fútbol se sostiene con los hogares que pagan el abono (antes se llamaba codificado y ahora se llama pack fútbol). De ahí sale la guita. Así es acá, en Uruguay, en España, en EEUU, en Ucrania, en toda la OTAN y en Rusia.

Pero genios como Aníbal creían que con la publicidad, por ejemplo, de Banfield vs Velez (con todo respeto y cariño por ambos clubes), no sólo iban a pagar los derechos a la AFA sino que les iba a sobrar plata para financiar el salto con garrocha. Por supuesto esto nunca pasó y el Estado Nacional tuvo que poner miles de millones para garparle los derechos a la AFA durante años. Así también se engordó el déficit, así se empujó al endeudamiento y así estamos ahora. Recordemos pero sin llorar: el dólar pasó de 3,84 a 219 mangos.

Parrilli, el genial Parrilli, ahora pretende que un tercio de los partidos del campeonato (incluidos los que juegan Boca y River que son los que generan la mayor cantidad de abonados) sean gratis para la gente y pagarle a la AFA con… la venta publicitaria!! Otra vez. El proyecto de Parrilli dice textualmente que el 50% de la recaudación publicitaria (o sea los avisos que no suman nada) será destinado al desarrollo de infraestructura deportiva infanto juvenil en poblaciones vulnerables (como mucho te da para dos canchitas de papi fútbol), el 30% irá para la AFA (con suerte les va a alcanzar para pintar los baños de la sede de Viamonte) y el 20% es para los medios públicos (garpás el sueldo de Tristán Bauer y uno o dos inútiles más).

Que en 2009 Aníbal no entendiera nada, vaya y pase. Pero que 13 años después vuelva Parrilli con lo mismo prueba que lo de Cristina no era insulto sino una honesta descripción.

Dura tarea la del docente de políticos. Pretendés explicarles la Constitución y terminás enseñándoles el abc de la tele.

Tal vez nos va mejor cuando se van de vacaciones.

(*) Alejandro Borensztein - Clarín