Secuelas de la pandemia: cómo mejorar la salud mental

El 80% de las personas con una enfermedad mental grave no reciben tratamiento. Ante este panorama, la OPN propuso acciones inmediatas
sábado 10 de junio de 2023
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La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y su Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental y COVID-19 lanzaron un informe llamado “Una nueva agenda para la salud mental en la Región de las Américas”, que analiza la situación y ofrece recomendaciones para mejorar la salud mental de la población, la que se vio gravemente afectada por la pandemia de covid-19.

Según estadísticas de la agencia sanitaria panamericana, 8 de cada 10 personas con una enfermedad mental grave no reciben tratamiento en la región. El doctor Jarbas Barbosa, director de la OPS, destacó que esta falta de acceso a la atención se debe a diversos factores previos a la pandemia, entre ellos: la escasa inversión en el área.

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“La Región de las Américas está haciendo frente a una gran crisis de salud mental desde hace tiempo. A pesar de que la prevalencia de los trastornos mentales y por consumo de sustancias psicoactivas es elevada, la mayor parte de las personas que presentan estos problemas no reciben la atención vital que necesitan. La buena salud mental es mucho más que la mera ausencia de problemas de salud mental: es esencial para la salud y el bienestar generales, la calidad de vida, y la capacidad de prosperar y alcanzar nuestro mayor potencial como parte de la comunidad más amplia”, expresó el doctor Jarbas Barbosa en la rueda de prensa.

Cuando una persona no puede prosperar ni alcanzar su máximo potencial, “nuestra sociedad en su conjunto se queda atrás”, enfatizó Barbosa.

El informe declara en su introducción que las necesidades de salud mental insatisfechas en la Región de las Américas son una de las principales causas de morbimortalidad, y tienen enormes consecuencias sociales, económicas y para la salud. Además, la pandemia de COVID-19 ha exacerbado la crisis de la salud mental en la región, “por lo que se necesita una acción urgente en los niveles más altos del gobierno y en todos los sectores con el propósito de reconstruir para mejorar los sistemas y servicios de salud mental ahora y en el futuro”, señala el informe.

El impacto de la pandemia

En el informe se destaca que el COVID-19 influyó en la salud mental de la Región de una forma que no tiene precedentes. “La pandemia creó nuevos problemas de salud mental para muchas personas de todas las generaciones. Los servicios de salud mental débiles y con escasez crónica de recursos enfrentaron grandes interrupciones porque los sistemas de salud no respondieron de manera adecuada a los desafíos de la emergencia mundial de salud pública. Sin embargo, un aspecto positivo de la pandemia fue que estimuló la adopción de enfoques innovadores de la atención de salud mental, como la telesalud mental, y demostró la capacidad de nuestra región para hacer frente a la adversidad con solidaridad y compasión”, señaló Barbosa en el estudio.

“Si bien la salud mental ha representado históricamente una fuente importante de discapacidad y mortalidad en las Américas, al representar casi un tercio de todos los años vividos con una discapacidad, la pandemia aumentó aún más los factores de riesgo de los problemas de salud mental, como el desempleo, la inseguridad económica y el duelo y la pérdida”, agregó.

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El Director de la OPS destacó que esta falta de acceso a la atención se debe a diversos factores previos a la pandemia, entre ellos: la escasa inversión en el área, sólo el 3% de los presupuestos de salud de los países se destina a la salud mental; la dependencia de la hospitalización de larga duración cuando la mayoría de los problemas de salud mental pueden resolverse con atención en la comunidad; la escasez crónica de personal de salud mental capacitado; y el acceso reducido a los servicios para las personas que viven en situaciones de vulnerabilidad. Dado este panorama La OPS pidió aumentar al 5 % el presupuesto destinado a la salud mental.

Las 10 recomendaciones

1. Elevar la salud mental a nivel nacional y supranacional. Definir la salud mental como una prioridad para el desarrollo nacional, incluir la salud mental en la cobertura universal de salud, y formar asociaciones y alianzas estratégicas para abogar por la salud

2. Integrar la salud mental en todas las políticas. Promover la integración de la salud mental en todas las esferas de la salud, así como en todos los sectores y en la respuesta a emergencias y desastres.

3. Aumentar la cantidad y mejorar la calidad del financiamiento para la salud mental. La OPS sugiere cómo movilizar más fondos con este fin y de asignarlos de una manera más eficiente y equitativa.

"La pandemia ha puesto de relieve el papel central de la salud mental en nuestro bienestar", dijo Barbosa
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4. Garantizar los derechos humanos de las personas con problemas de salud mental. Impulsar leyes y políticas, la transición de los servicios de las instituciones psiquiátricas a la atención comunitaria y el aumento de la capacidad en materia de derechos humanos en todos los sectores.

 Sólo el 3% de los presupuestos de salud de los países se destina a la salud mental (iStock)
5. Promover y proteger la salud mental a lo largo de toda la vida. Prevenir los problemas en este ámbito en las distintas etapas de la vida, como la infancia y la adolescencia, la edad adulta y la vejez.

6. Mejorar y ampliar los servicios y la atención de salud mental a nivel comunitario. La OPS describe medidas para mejorar la cobertura y la calidad de los servicios mediante la integración de la salud mental en la atención primaria de salud, la transformación de los servicios para que sean culturalmente competentes, el uso de intervenciones digitales, el aumento de la capacidad en materia de salud mental y apoyo psicosocial, y el empoderamiento de las personas que usan los servicios y sus familias.

7. Fortalecer la prevención del suicidio. La agencia panamericana proporciona orientación concreta sobre estrategias basadas en la evidencia para prevenir el suicidio y sus factores de riesgo mediante la formulación de estrategias nacionales de prevención, la promoción de políticas públicas sobre la reducción de los medios de suicidio y del consumo de alcohol, y el aumento de la capacidad para responder a las lesiones autoinfligidas y el suicidio.

8. Adoptar un enfoque trasformador frente a las cuestiones de género en pro de la salud mental. Reducir las desigualdades de género y abordar la violencia de género y las masculinidades tóxicas, que constituyen grandes amenazas para la salud mental.

9. Abordar el racismo y la discriminación racial como determinantes de la salud mental. Combatir el racismo sistémico dirigido contra los pueblos indígenas, las personas afrodescendientes y otros grupos étnico. Formular planes nacionales de acción contra el racismo y la discriminación racial, el fortalecer la normativa y la legislación, y la creación de entornos antirracistas.

10. Mejorar los datos y las investigaciones sobre la salud mental. La OPS propone medidas para aumentar la disponibilidad y la calidad de los datos sobre la salud mental por medio de una mayor recopilación, el desglose, la mejora del seguimiento y la evaluación, y la investigación en esferas prioritarias de la salud mental.