Presión arterial: por qué hay que evitar el jugo de pomelo

La hipertensión afecta aproximadamente a 15 millones de argentinos -casi al 50% de la población adulta- y a más de 1.500 millones de personas en el mundo
sábado 20 de mayo de 2023
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La mayor amenaza a la salud es el aumento no tratado de la presión arterial. Y esto es así porque la hipertensión es el principal factor de riesgo que causa infarto cardíaco, en el cerebro y también hemorragias al romper arterias y aneurismas (ACV).

Los infartos del corazón y el ACV son las dos primeras causas de muerte en el mundo, y el ACV es la primera causa de discapacidad porque resulta en parálisis, ceguera, y pérdida del lenguaje entre otras secuelas.

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Diversas encuestas indican que el mayor temor de una persona es perder su capacidad cognitiva (demencia). Y este es uno de los problemas que también genera la hipertensión al aumentar la rigidez de las arterias lo que resulta en, literalmente, una onda expansiva que daña a los pequeños vasos que irrigan al cerebro. Este fenómeno lleva progresivamente a un cuadro de demencia vascular y explica hasta un tercio de los casos de la enfermedad de Alzheimer.

Incluso, la hipertensión en las primeras décadas de vida se asocia con una disminución de volumen cerebral que predispone al desarrollo de trastornos cognitivos más tarde en la vida. Hasta el 3% de chicos entre 3 y 18 años tiene hipertensión y según un estudio de atletas en la escuela secundaria, 15% tenía presión alta. Entre los adultos, en cambio, más del 90% desarrollarán hipertensión en algún momento de su vida. Un dato: el 13% de todas las muertes en el mundo son causadas por hipertensión según indica la Federación Mundial del Corazón.

Para una medición confiable solo se debe usar un tensiómetro electrónico
Para una medición confiable solo se debe usar un tensiómetro electrónico 

El control de la hipertensión reduce las complicaciones vasculares mucho más significativamente que el control de otros factores de riesgo importantes como el colesterol, la diabetes, la obesidad y el cigarrillo. Pero si usted espera a tener síntomas para consultar, entonces su primera manifestación podría ser un infarto, hemiplejia, demencia o la muerte. Simplemente porque la hipertensión arterial es asintomática y por eso se la ha llamado el “asesino silencioso”. Mantener a la presión arterial dentro de valores normales resulta en una muy significativa reducción de la mortalidad y discapacidad de la población general. ¿Por qué esto, aparentemente simple, no sucede?

La hipertensión afecta aproximadamente a 15 millones de argentinos -casi al 50% de la población adulta- y a más de 1.500 millones de personas en el mundo -700 millones no reciben tratamiento- según datos de la Organización Mundial de la Salud. La asociación norteamericana del corazón (American Heart Association AHA) define como primer nivel de “hipertensión” a valores de 130 mmHg (milímetros de mercurio) de presión sistólica o máxima y 80 mmHg de presión diastólica o mínima. Esto es lo que la gente usualmente llama “13-8″.

La presión arterial es fácil de medir y de tratar. Sin embargo, la hipertensión está universalmente subdiagnosticada y subtratada. Una de cada 3 personas no tiene diagnóstico y hasta el 80% de los pacientes con diagnóstico están tratados pero su presión arterial no está controlada.

Tratamiento de la presión alta

El primer paso del tratamiento debe ser un manejo adecuado de los hábitos: no fumar, mínimo o nada de alcohol, dormir entre 7 y 8 horas, ejercicio varias veces por semana y una nutrición sana con peso ideal. La sal merece un comentario especial para destacar que probablemente es suficiente con evitar el uso del salero y solo agregar sal para cocinar -la cantidad aceptable, 5 gramos por día, es la que contiene una cuchara de té-. El pomelo debe ser evitado con la toma de medicaciones para la presión arterial -y otras- ya que puede aumentar la potencia del tratamiento hasta niveles riesgosos. Lamentablemente es un hecho que muchas personas hipertensas no cumplen estos hábitos de vida sana o incluso algunos que adhieren a ellos no controlarán su presión arterial. Estas personas deben ser medicadas.

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Los estudios mejor diseñados y más recientes (SPRINT del Instituto Nacional de Salud -NIH- de los EE.UU.) muestran que los valores que más reducen las complicaciones de la hipertensión son los que la mantienen en un rango igual o menor a 120-70 mmHg. La evidencia ha mostrado que la medicación debe tomarse a la noche y que es excepcional que cause efectos colaterales. Y esto se debe cumplir todos los días sin excepción y no de acuerdo con cuál es el valor de presión arterial que el paciente mida -a menos que resulte elevada con lo que se debe consultar al médico-. Estudios que contabilizan las tomas en forma confiable han mostrado que hasta un 31% de los pacientes reciben menos del 80% de la dosis indicada. El aumento de adherencia al tratamiento se puede lograr con el uso de pastilleros -no se debería tomar la medicación directo de la caja-, con recordatorios automáticos en el celular y siguiendo el tratamiento con equipos multidisciplinarios de prevención vascular. En ocasiones, el aumento de la presión puede ser secundario a otras medicaciones. Como cuando diagnosticamos hipertensión en pacientes que consumen anti-inflamatorios en forma diaria para controlar sus migrañas o en las personas que hacen abuso de descongestivos nasales.

Una buena calidad de vida aumenta la probabilidad de control de la presión arterial. En el estudio multi-étnico de aterosclerosis (del Instituto Nacional de Salud de los EE.UU.), las personas que tenían acceso a fuentes de alimentación sana mostraron un 12% menos de hipertensión que las que no accedían a este tipo de opciones. En otro estudio nacional de los EE.UU., las personas sin acceso a centros médicos tenían un 73% más de probabilidad de no tener controlada su presión arterial y los que no tenían cobertura de salud tenían 34% menos de probabilidad de presión controlada que los que sí tenían un seguro.

No hay otro factor más importante que la presión arterial para mantener la salud de la población. Si se pudiera controlar totalmente la hipertensión, el riesgo de ACV, de infarto y de demencia disminuiría por lo menos 60%. Y es el paciente quien más puede hacer por asegurarse de que su médico y el sistema de salud se estén ocupando por detectar y tratar valores de presión arterial elevados. Si su conclusión es “por suerte yo tengo presión arterial normal” o “en mi caso los medicamentos que tomo controlan perfectamente mi presión”, entonces sugiero que lea nuevamente este artículo. Su expectativa de vida y la calidad de salud con la que vivirá dependen fundamentalmente de este factor de riesgo vascular. Que es fácilmente diagnosticable y tratable. Pero esto, por ahora, no ocurre.