El FMI espera que la inflación en Argentina “se mantenga en niveles muy altos”

El informe Panorama Económico Mundial del organismo retocó los pronósticos para el país: prevé una suba del 0,2% del PBI para 2023 y una inflación anual del 88% para diciembre, a contramano de las proyecciones privadas
martes 11 de abril de 2023
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró su panorama para la economía argentina y comenzó a ajustarlo a la realidad de la crisis que desató la sequía histórica, pero sus últimos números todavía marcan que la inflación bajará este año –aunque menos que en los pronósticos anteriores del organismo– y la economía se las ingeniará para eludir una nueva recesión con un crecimiento prácticamente imperceptible, una realidad antagónica a la que apunta el consenso de los economistas en la Argentina.

El Fondo prevé ahora una suba del 0,2% del producto bruto interno (PBI) este año, una fuertísima desaceleración luego del alza del 5,2% en 2022, pero, aun así, una mejora respecto de ese año, a pesar del brutal impacto de la sequía, la incertidumbre electoral, la continua fragilidad de la economía y la aceleración del costo de vida. Al respecto, el FMI proyectó una inflación anual para diciembre de este año del 88%, por encima de su última estimación y de la pauta oficial del presupuesto, que el staff también usó en la última revisión del programa –un inalcanzable 60%–, pero también una cifra que va a contramano de las proyecciones privadas, que anticipan para este año una suba, y no una baja de la inflación.

   El Gobierno acordó una modificación en la meta de reservas con el FMI. (Foto: Twitter/@KGeorgieva)

El consejero económico y director del Departamento de Estudios del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, explicó que el fuerte ajuste en las proyecciones obedece en forma total a la sequía extrema, que padeció el país y que generaron una baja considerable en la cosecha, lo que derivará en un menores exportaciones, ingreso de divisas y actividad económica.

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El panorama global

Gourinchas afirmó que la inflación disminuirá este año a nivel global respecto del 2022 y destacó que “muchas economías emergentes están repuntando”, aunque hay riesgos por la crisis bancaria reciente y la rigidez de la inflación para bajar. “Hay poca evidencia de una espiral salarial en la mayoría de los países; mientras las expectativas inflacionarias estén bien ancladas, no nos preocupa este fenómeno”, aclaró. A la vez, indicó que la reciente crisis bancaria en EEUU y Europa podría generar una leve reducción en el PBI global si se mantiene en los próximos meses a través de un aumento en la salida del flujo de capitales de los países emergentes, una apreciación del dólar y una contracción del crédito.

En este sentido, consideró que la política de consolidación fiscal puede ayudar a amortiguar los efectos de esta situación. A la vez, destacó la necesidad de seguir consolidando la integración comercial entre los países. Los expertos se refirieron también a la situación de Rusia y del Reino Unido. También, a la compleja situación de deuda soberana que enfrentan varios países pobres ante el aumento de las tasas de interés.

La situación local

En su último informe de staff, dado a conocer la semana pasada, el Fondo Monetario había alertado sobre la sequía, sobre la falta de acumulación de reservas y sobre la inflación. Sobre este último punto había considerado que “se debe mantener una postura de política monetaria estricta para hacer frente a las altas y crecientes presiones inflacionarias y respaldar la demanda de activos en pesos”.

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“Se necesitan tasas de política reales lo suficientemente altas hasta que las expectativas de inflación tomen una clara tendencia a la baja, y es posible que se justifiquen nuevos aumentos de tasas en caso de nuevos choques inflacionarios y/o una intensificación de las presiones cambiarias”, apuntó el organismo.

La aceleración de la inflación, postuló el FMI, podría afectar, en un contexto electoral, la posibilidad de cumplimiento del programa. “Una inflación más alta y un crecimiento mucho más bajo podrían alimentar el descontento social y socavar el apoyo al programa, particularmente dado el ciclo electoral. En este contexto, la planificación de contingencias y la formulación ágil de políticas serán indispensables para mejorar la probabilidad de éxito del programa, y es posible que se requiera un endurecimiento adicional de las políticas y ajustes de las políticas cambiarias”, anticipó el Fondo.