Roña Castro a fondo con el Megadeportivo de Los Primeros

Locomotora revive su carrera. Reparte comida y habla de su infancia difícil. Dice que sabe lo que es "pasar hambre" y habla de su nuevo rol social.
jueves 23 de marzo de 2023
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La fila en la puerta de su gimnasio es extensa. Es una tarde en donde el calor de verano no da tregua. No bien llegan las camionetas con cajones de frutas y verduras, Jorge “Locomotora” Castro comienza a repartir la mercadería. Las familias se acercan a recibir lo que necesitan. Llenan sus bolsos y changos. Algunos lo hacen con vergüenza. Esta es otra cara de la pobreza. La de los que hoy tienen que salir a pedir porque la plata no les alcanza para comer. Pero están los que sienten empatía y son solidarios como el “Roña” Castro. Él sabe lo que es no poder comer y desde su lugar, prefiere dar una mano.

-¿Qué te produce esto que hacés?

-Sé que esta noche me voy acostar y pude hacer un bien para esta gente. Sé que para mañana y pasado van a tener para comer. Y no es que vienen con una bolsita, traen un carro o una bolsa grande y se los lleno. Ahora para empezar las clases repartimos guardapolvos y útiles para los pibes del barrio porque hay muchos que no tienen los elementos para ir al colegio y nosotros se los damos.

-¿Cuánta de esta ayuda que das tiene que ver con lo que te tocó vivir?

-Mucho tiene que ver, porque la gente que viene no tiene para comprar. Nosotros éramos seis hermanos y a veces no había para comer. Mis viejos estaban separados. Después mi vieja me mandó a mí y a otro hermano a vivir con mi papá a Catamarca y estando allá la pasé mal de verdad. Mi viejo era alcohólico, me vivía cagando a palos. Hasta que una vez mi mamá volvió a Catamarca a vernos y nos vio todos flaquitos, desnutridos y nos llevó de nuevo a Caleta. (le tiembla la voz y se llenan los ojos de lágrimas).

-¿Tenés ganas de participar en la política?

-Me encantaría. Seguramente en las próximas elecciones vaya como concejal de Lomas de Zamora por el Frente de Todos porque esta gente me necesita y yo no la quiero abandonar. Hoy en día le vas a pedir a un político y todos te dicen sí, pero después no, no. En esto no hay mucha ciencia. Vas le mangueás a uno, le mangueás a otro, lo que yo hago en estos momentos. Lo que pasa es que los políticos que hay ahora no tienen chapa. Hay que hacer las cosas, hay que presentar proyectos. Hay familias a las que les llueve la casa y no tienen la chapa. A esa gente hay que brindarle soluciones.

-¿Cuándo te empezó a gustar el boxeo?

-Yo era muy peleador. Me peleaba en la calle con cualquiera. De ahí viene el apodo porque buscaba roña todo el tiempo. A los 15 años hice mi primera pelea como amateur. Fue contra el “Trompa” Arce, que tenía 21 años, y así empezó mi carrera. Esa pelea la empaté. Como amateur, sólo perdí dos peleas. Una en Chile y otra acá en la Argentina con Machado. Hice 128 peleas en cuatro años.

-¿Y cuándo mostraste aptitudes para este deporte?

-Y fue a través de Perico Duarte, el primer técnico que tuve. Él me enseñó las nociones básicas. Siempre dije que fui tocado por la varita mágica porque cuando yo entré al gimnasio no sabía pegarle a la pera, no sabía saltar la soga, pero algunas cosas ya las tenía incorporadas. Los primeros cuatro meses, los boxeadores de Caleta me cagaban a piñas, pero después ya los superé a todos.

-¿Ganaste plata con el boxeo?

-Gané mucha. Compré varias casas en Caleta Olivia. Compré casa acá. Vivo bien. No me falta un mango. Tengo plata ahorrada y puedo vivir con lo que generé. Y la gente me ayuda. A mí el intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso, me llama para que lo ayude en lo que tiene que ver con el deporte. Trabajamos juntos y me da una mano porque sabe que podemos sacar a muchos pibes para que empiecen como lo hice yo. A mí me gustaría que salga uno de Santa Cruz como salí yo, un gran campeón del mundo.

-¿Sentís que el deporte te salvó?

-Sí, totalmente, yo no tenía nada. Yo vendía diarios, lustraba botas. Mis hijos se cagan de risa cuando les muestro cómo gritaba cuando vendía diarios. Lo que pasa es que ellos no vivieron lo que me tocó a mí. Con el boxeo les pude comprar la casa, motos... Les pude dar todo. Ellos no sufrieron. Muchos deportistas que también ganaron dinero no lo supieron cuidar. La fama te marea, el dinero también y hay que saberlo invertir.

-¿Y cuando estabas en la cima aparecieron los amigos del campeón?

 -Yo no tuve los amigos del campeón. Mis amigos son mis hijos, mi pareja Yanina. Esos son mis amigos. Son los que conozco y me conocen de verdad, los que siempre van a estar al lado mío. Conocidos del campeón hay todos los días, pero yo me doy cuenta enseguida. A mí nunca me vas a sacar nada.

-¿Cuántos hijos tenés?

-Tengo 15 reconocidos y debo tener algunos tiros al aire también. Tengo una hija en Paraguay, que la madre se la llevó para allá. Tengo otro en Italia, de cuando estuve viviendo allá. Estoy hace diez años con Yanina. Salimos dos años y me dijo: “¿Hasta cuándo queres joder vos?”. Al día yo le ponía un toldo para que se hiciera de noche, pero ella fue la que me hizo cambiar, me puso los puntos. Tiene su trabajo, su casa, su auto. No me pide nada, al contrario, me da.

Jorge Locomotora Castro inició su carrera como boxeador profesional en 1985. En total disputó 144 combates, con 130 victorias (90 por nocaut), 11 derrotas y 3 empates. Obtuvo el titulo mediano de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en 1994 tras vencer por puntos a Reggie Johnson en Buenos Aires.

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