Para muchas personas caminar es, ante todo, pensar. Los filósofos clásicos eran grandes caminantes, tanto que los peripatéticos alumnos de Aristóteles debían seguir las lecciones del maestro paseando bajo los pórticos del Liceo.

Nietzsche, por su parte, sostenía que cada seis meses se deberían abandonar los libros para dedicarse a caminar; así Kierkegaard, quien escribió: "Tuve los mejores pensamientos mientras caminaba y no conozco ningún pensamiento tan agobiante que no pueda ser dejado atrás caminando".

Sin llegar a los excesos del poeta Arthur Rimbaud, quien acabó pagando las extremas consecuencias de sus legendarios paseos, caminar es un elixir de salud física y mental. No obstante, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2030, cerca de 500 millones de personas en todo el mundo sufrirán complicaciones cardíacas, obesidad, diabetes u otras enfermedades crónicas a causa del sedentarismo.

La salud digital es un ecosistema que incluye sistemas de información sanitaria, telemedicina y dispositivos móviles (mHealth), así como software diseñado para fomentar las actividades destinadas a mantener una buena salud. En particular, florecen las aplicaciones que intentan animar a caminar incluso a las personas más recalcitrantes.

El ser humano, por otra parte, no hace casi nada por nada. Es por eso que estas aplicaciones ofrecen recompensas por cada vez que ponemos un pie delante del otro. Funcionan gracias al sistema de geolocalización GPS presente en nuestros smartphones, o se conectan directamente al podómetro del teléfono. De esta forma pueden trazar los movimientos, calculando la distancia recorrida y transformándola en una puntuación.

Estas aplicaciones brindan un pequeño incentivo económico que puede ser útil para establecer un buen hábito

Está claro que enriquecerse caminando no es realista, sin embargo, un pequeño incentivo económico puede ser útil para establecer o mantener este buen hábito. Además, todo está enmarcado bajo el mecanismo enganchador de la gamificación, con pequeños objetivos, juegos y retos a superar para aumentar la puntuación. La recompensa puede consistir en cupones de descuento para productos de marcas patrocinadoras, criptomonedas o moneda corriente.

Entre los ejemplos más conocidos encontramos Sweatcoin, desarrollada por empresarios rusos residentes en Inglaterra, que paga a los caminantes con una moneda virtual interna, utilizable en una de las muchas tiendas vinculadas a la plataforma. StepBet, en cambio, permite apostar con uno mismo, estableciendo pequeños objetivos semanales.

La francesa WeWard también cuenta con una moneda virtual convertible en euros o en vales: 1.500 pasos dan derecho a 1 Ward, 20.000 a 25 Wards. La primera transferencia, de 15 euros, se realiza después de 3000 Wards, hasta un máximo de 60 euros. Los puntos se obtienen caminando, comprando marcas afiliadas, respondiendo encuestas, viendo vídeos publicitarios o incluso visitando lugares sugeridos por la aplicación.

De una forma muy similar funciona también la primera aplicación de este tipo nacida en España, llamada Macadam en honor al ingeniero escocés John Loudon McAdam, quien en 1820 inventó el sistema de pavimentación de carreteras homónimo, conocido como macadam y empleado hasta hoy.

Los fundadores son tres jóvenes emprendedores franceses afincados en Barcelona: Benjamin Daudignac, Louis Roblin y Baptiste Villain. De hecho, según el mayor de los tres, Daudignac, de treinta y tres años, la ciudad condal "es la capital europea del móvil y por ello es el mejor lugar para las startups que quieren actuar en este sector".