La adicción de Bill Gates que casi lo lleva a la ruina

A pesar de tener dinero, recursos y todos los avances de la época disponibles, el creador de Windows pasó muchas horas atado a una curiosa obsesión.
domingo 05 de marzo de 2023
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Quienes hayan tenido su primera PC allá por los años noventa y principios del 2000, de seguro habrán pasado varias horas por día frente a la pantalla, jugando una y otra vez a una de las más exitosas novedades que traían los sistemas operativos de Microsoft: el Buscaminas.

El juego de estrategia, que venía preinstalado desde el Windows 3.1 y alcanzó su máximo nivel de popularidad con el Windows 95, tuvo fans y detractores por igual. Pero sin dudas no pasó desapercibido y marcó un hito en la historia de las computadoras personales.

En su etapa de desarrollo, el Buscaminas consiguió atrapar al patrocinador más importante que podía una idea en Microsoft: el mismísimo Bill Gates.

El fundador y CEO de la empresa en aquel momento, uno de los primeros multimillonarios de la industria tecno, se volvió adicto al minijuego.

A pesar de tener dinero, recursos y todos los avances de la época disponibles, Gates se encontró obsesionado con dominar el sencillo juego experimental que venía dentro de Windows.

A Bill le gustaba tanto el Buscaminas, que jugaba por horas, incluso durante su jornada laboral. Y se sentía orgulloso de ser muy bueno y resolver el puzzle en pocos segundos.

Según cuenta Bruce Ryan, Product Manager del pack de entretenimientos del Windows, un día recibió un correo de Gates avisando que había ganado el juego, en el nivel más fácil, en solo 10 segundos. Pero Ryan cometió un grave error.

El ingeniero respondió que: “En 10 segundos está muy bien. El récord para nosotros ahora mismo creo que está en 8”. Eso hizo que Gates sintiera que una mejor marca estaba muy cerca, le puso más empeño, y dedicó más horas para conseguir el nuevo objetivo: bajar el tiempo de sus empleados.

La adicción de Gates al Buscaminas llegó a tal punto que uno de sus empleados tuvo que borrárselo de su computadora personal. Pero eso no fue suficiente para que el CEO dejara de conseguir su dosis. Y para seguir jugando se quedaba los domingos a la tarde en la oficina y usaba la computadora de otros ejecutivos de la compañía.

Sus empleados recuerdan haberlo encontrado en otras oficinas tratando de conseguir la mejor puntuación de la empresa y pidiéndoles que confirmen su puntaje. Es que Gates, al no tener el minijuego instalado en su computadora, se pasaba el fin de semana yendo de oficina en oficina, buscando conseguir el récord en cada Buscaminas instalado en una PC.

En una de esas oportunidades, Gates llamó a Ryan para comunicarle que había conseguido el fantástico tiempo de 5 segundos desde la PC de su presidente Mike Hallman, y que vaya a la empresa para que pudiera verificarlo.

El fin de la adicción de Bill Gates al Buscaminas

Un día, Melinda French, entonces novia de Gates, llamó a Ryan para pedirle que no comparta más con Gates los nuevos récords y registros de tiempos del Buscaminas. Bill se pasaba todo el día tratando de romper esas marcas y estaba dejando de lado sus reuniones. La adicción al minijuego le estaba quitando valioso tiempo.

Melinda, que luego se casaría con el millonario, argumentó que Gates dedicaba muchas horas por día al Buscaminas en lugar de prestarle atención a las importantes decisiones que debía tomar en la dirección de la empresa.

La petición de Melinda presagiaba los temores de innumerables jefes de oficina en los años venideros sobre el potencial del Buscaminas para absorber productividad. Sin embargo, en lugar de mantener el récord en secreto, Ryan decidió utilizar algunos de los primeros programas de automatización para convencer a Bill de que el récord del Buscaminas estaba fuera de su alcance para siempre.

Conseguido el récord imposible con un programa de computación, Ryan envió a Gates una captura de pantalla del nuevo puntaje: un segundo, un tiempo imbatible en una versión del juego que iniciaba erróneamente el cronómetro en 1 en lugar de en 0 (y que no medía décimas). “Lo siento, tu récord de cinco segundos ha sido eclipsado permanentemente porque no creo que puedas batir un segundo”, fue el mensaje que Gates recibió de su Product manager.

El CEO de la empresa no tuvo más remedio que aceptar la “derrota” y respondió el email, con copia a todos sus empleados, admitiendo que sus habilidades habían sido superadas por una computadora. Y dejo un presagio bastante acertado: “Esto de la tecnología está yendo demasiado lejos. Cuando las máquinas pueden hacer las cosas más rápido que las personas, ¿cómo podemos conservar nuestra dignidad humana?”. /TN

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