Sequía y divisas: en el primer bimestre el campo liquidó la menor cifra en 19 años

Entre enero y febrero las empresas agroexportadoras aportaron al mercado de cambios local apenas u$s1.573 millones.Para marzo las espectativas son bajas.
jueves 02 de marzo de 2023
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El ingreso de divisas de febrero concluyó tal como lo había anticipado Ámbito, muy por debajo de los u$s700 millones. Concretamente las empresas agroexportadoras liquidaron u$s644,9 millones, lo que representa el menor valor desde el 2004 y junto a lo acontecido en enero pasado cuando el campo liquidó u$s928 millones, el primer bimestre de este 2023 podrá ser recordado como el de menor disponibilidad de dólares de los últimos 19 años.
La mala noticia es que para marzo no se espera una recuperación en el ingreso de dólares del campo, básicamente porque la sequía continúa recortando las proyecciones de cosecha de soja y maíz y mientras tanto los productores que todavía tienen grano del ciclo anterior, prefieren no activar ventas en un contexto de alta brecha entre el dólar oficial y los paralelos.

Según la estadística oficial hasta la semana pasada quedaban por venderse 7,3 millones de toneladas de soja de la campaña 2021/22 y en los últimos siete días solo se vendieron 65.500 toneladas. Un tonelaje irrisorio que no mueve la aguja en el ingreso de divisas y mucho menos en la necesidad de grano que hoy tiene la industria aceitera para moler en sus fábricas.

Las proyecciones más alentadoras detallaban que en marzo podrían ingresar más de u$s2.000 millones en divisas por parte del sector agroexportador, pero esos cálculos ya quedaron desactualizados teniendo en cuenta que el grueso de los dólares de la soja comenzarían a ingresar recién entre fines de abril y comienzos de mayo.

Estiman que las pérdidas en soja, maíz y trigo superan el 2% del PBI

Hacia adelante en el sector también se presenta un futuro más que incierto ya que la menor producción de soja generaría la necesidad de importar más grano de países limítrofes para abastecer a la industria de molienda. Las primeras proyecciones adelantan que este año Argentina tendría que importar al menos 10 millones de toneladas, complicando así aún más a la balanza comercial.

Lógicamente la industria del crushing buscará mantener sus niveles de producción históricos para cumplir con sus clientes y no perder su posición competitiva en los mercados internacionales, pero ese escenario indefectiblemente complicará la balanza comercial argentina. El antecedente más próximo a esta situación es el ciclo abril 2018/marzo 2019 cuando se importaron 7,2 millones de toneladas y para este año el USDA ya está anticipando que se deberían comprar del exterior unas 6,2 millones de toneladas, volumen que ya quedó desactualizado con las nuevas mermas productivas.

Otra cuestión clave generada de la sequía es que la falta de precipitaciones también complicar a la industria semillera, un sector pujante y también generador de divisas.

En definitiva, por lo pronto, se estima que este año el recorte en el ingreso de divisas, solo contemplando los complejos agroexportadoras de granos y subproductos puede reducirse en entre u$s10.000 y u$s18.000 millones, respecto al récord de 2022 cuando el campo aportó u$s40.000 millones.

Bioceres espera aprobación clave para avanzar en la comercialización del trigo tolerante a la sequía

En los próximos días, Brasil podría autorizar la siembra del cereal HB4 creado en Argentina.

En un año que quedará para el olvido por los enormes desafíos climáticos que presentó para el campo, la empresa que desarrolló el trigo HB4 -tolerante a la sequía- mostró los resultados productivos obtenidos en la campaña 2022/23, donde a pesar de la falta de lluvias, se lograron mejoras de rendimiento de hasta 40%.
Los datos surgen a partir de la siembra de 50.000 hectáreas de trigo bajo el programa de identidad preservada que Bioceres propone bajo un esquema asociativo.
 
El descubrimiento del Gen HB4 es un desarrollo 100% argentino llevado adelante por Bioceres y el Conicet, y es la única tecnología del mundo de tolerancia a la sequía para los cultivos de soja y trigo. Esto quiere decir que permite producir más en un contexto de limitaciones hídricas, logrando un mayor cuidado del ambiente y los recursos naturales.