Sequía: el campo aportaría u$s13.000 millones menos este año

La cosecha de soja sería la más baja en 15 años. En tanto que la producción de maíz rondaría las 42,5 millones de toneladas, 17% menos que en 2022.
jueves 09 de febrero de 2023

La sequía que afecta a la Argentina continúa sin dar tregua a la producción agrícola y ganadera y eso indefectiblemente redundará en una menor disponibilidad de dólares para este 2023. Según el último relevamiento de la Fundación para el desarrollo Agropecuario (FADA), el sector agroindustrial aportaría este año alrededor de u$s47.000 millones en exportaciones, lo que marca un retroceso de más de u$s13.000 millones respecto al año pasado. A su vez, la situación de la soja es más que preocupante, ya que la actual campaña cerraría con una cosecha de apenas 34,5 millones de toneladas, lo que marca el peor guarismo de los últimos 15 años y ese no es un dato menor porque justamente el complejo agroexportador de la oleaginosa es el que más dólares frescos aporta a la economía local, ya que solo durante 2022 representó más de u$s22.000 millones.

“En términos de demanda internacional las perspectivas para 2023 son negativas; en competitividad cambiaria neutras; en oferta exportable negativas; y en precios negativas”, anuncian desde FADA. Concretamente se espera un 2023 con menor nivel de exportaciones respecto a 2022, principalmente debido a la sequía, no sólo en granos sino también en otros productos como carne y leche. Con estas perspectivas, la entidad estima exportaciones de las cadenas agroindustriales cercanas a los u$s47.000 millones para 2023, unos u$s13.000 millones más bajas que en 2022.

Mientras tanto, en lo que respecta estrictamente a la soja y al maíz, en el campo los productores directamente hablan de “desastre productivo”, ya que las lluvias de las últimas semanas si bien colaboraron a mejorar la situación de los cuadros implantados más tarde, la caída estimativa del rinde promedio para ambos cultivos sigue siendo muy elevada.

"Desastre productivo"

La segunda estimación de la oleaginosa sigue mostrando el impacto de la peor sequía de los últimos 60 años en Argentina y la falta de una respuesta contundente del clima para poner un punto final a las pérdidas. El recorte de febrero es de un 7% respecto al guarismo de enero, pasando de 37 a 34,5 millones de toneladas. De esta manera, será la segunda peor cosecha nacional de los últimos 15 años, siendo ya inferior a la del 2017/18 (35 millones de toneladas)”, detallan desde la entidad rosarina.

Por su parte, en maíz ya se estima una caída del 15% en la producción respecto a los 50 millones de toneladas que se esperaban con un escenario climático normal. Se dan por perdidas 7,5 millones de toneladas del cereal y se proyecta que con 42,5 millones de toneladas será la peor cosecha argentina de los últimos 5 años.

A su vez, la Bolsa de Comercio de Rosario deja un interrogante que evidencia a las claras la magnitud de la actual sequía que afecta al país: “En términos de rinde, con 64,1 quintales hectáreas es la cuarta peor marca en 15 años a pesar del enorme salto tecnológico del cultivo, las crecientes dosis de fertilización y del hecho inédito de que las siembras tardías ocupan casi el 75% del área de siembra nacional. ¿Qué hubiese pasado si una sequía semejante se daba al principio de esta serie? Seguramente, estaríamos hablando del rinde más bajo para dicho período en Argentina”.

Según los relevamientos a campo “el desastre productivo” empieza por Entre Ríos sigue por todo Santa Fe y se extiende al oeste y a buena parte de la franja central cordobesa. También se extiende hacia el sur: Buenos Aires está afectado, sobre todo el norte y centro este.

En definitiva, la actual sequía vino a complicar a la ya golpeada economía argentina y el impacto que tendrá este escenario todavía se presenta como incierto. Por lo pronto la liquidación de divisas de febrero viene siendo una de las más bajas desde 2003, mientras que el primer bimestre del año sería el de menor ingreso de dólares desde 2007.

Fuente: Ámbito

En los últimos tres años hubo un fuerte crecimiento de monotributistas