¿Tuvo miedo?, los motivos por los que Maduro no viajó a la Argentina

El presidente venezolano tuvo que dar marcha atrás y se complicó su rehabilitación internacional. Sólo va a países que considera amigos y, sobre todo, seguros
martes 24 de enero de 2023
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro este lunes 23 con su esposa Cilia Flores, después de conocerse que había canc
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro este lunes 23 con su esposa Cilia Flores, después de conocerse que había canc

El frustrado viaje de Nicolás Maduro a la Argentina hay que leerlo en varios tiempos y en distintas claves.

No sólo se trataba de su regreso triunfal a América del Sur cinco años después. También de la consolidación de su estrategia contra el aislamiento internacional desde el fraude electoral de 2018.

La avanzada que le acompaña en los escasos viajes presidenciales ya estaba en Buenos Aires y Lula da Silva lo esperaba con los brazos abiertos para formalizar la retoma de las relaciones diplomáticas, algo que no se pudo llevar a cabo en Brasilia porque entonces Maduro también dio marcha atrás, tal y como constató su enviado a la jura del gran aliado de Hugo Chávez en la creación de la Celac en 2010.

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Una agenda tan apretada como deseada. Él mismo Maduro había insinuado en sus liturgias televisivas que le hacía mucha ilusión volver a Argentina, país donde Hugo Chávez protagonizó en 2005 uno de sus momentos estelares con el viaje en tren a Mar de Plata y la pulverización del proyecto estadounidense del ALCA.

A decir verdad, bien formado el chavismo en la metodología de seguridad y la inteligencia cubana, Maduro hizo lo que hace siempre hace y lo que hacía también en su momento Fidel Castro. Viaja a países amigos, o seguros.

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Mientras tanto, en Argentina se habían acumulado denuncias, pedidos de indagatoria ante la Justicia por los presuntos crímenes de lesa humanidad en su represión de la oposición; rechazos de toda la oposición; anuncios de marchas a favor y en contra y para rematar, y sobre todo, como dijo un alto funcionario brasileño, "una candidata presidencial en armas".

Se refería -siempre en boca del funcionario brasileño- al miedo que le habría tomado Maduro a Patricia Bullrich, la presidenta del PRO, que fue escalando sus amenazas contra el venezolano hasta llegar a presentar un pedido de captura en su contra ante la Agencia para el Control de las Drogas de los Estados Unidos (DEA). Es incierto pero no se podría descartar entonces, que esta denuncia activara otras latentes en los Estados Unidos donde se lo acusa con otros jerarcas de formar parte de una banda "narcoterrorista".

La decisión

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Maduro deshojó la margarita durante varios días hasta que tomó una decisión en la que también ha pesado el escenario que se iba a encontrar en Buenos Aires. “El gobierno venezolano sabía que difícilmente sería protagonista y varios de sus homólogos, en privado, le harían saber que es necesario que haga concesiones para que en 2024 pueda haber unas presidenciales competitivas, algo a lo que todavía Maduro se muestra reacio”, revela el internacionalista Mariano de Alba.

“A pesar de que Colombia, Brasil y la Argentina hayan restablecido relaciones con Venezuela, eso no quiere decir que estén de acuerdo con los mecanismos no democráticos y con la violación de los derechos humanos. El mundo no está reconociendo a Maduro y es un tema muy importante", sentenció.

La presidencia venezolana suele informar los movimientos de Maduro recién después de concretarlos. Y cancela sus planes sobre el final de los mismos cuando ven riesgos. Lo había hecho recientemente, cuando después de decir que iba a Brasilia a la asunción de Lula da Silva terminó ausentándose. En el caso de Argentina, donde este lunes debía reunirse con el presidente brasileño y el miércoles con Alberto Fernández, venía a participar de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

A decir verdad, estaba todo listo para que viniera. Le había confirmado al Gobierno argentino que era uno de los 16 asistentes a este foro que integran 33 países. Había enviado las respectivas avanzadas de seguridad, y su embajadora aquí, Stella Lugo, pidió garantías de que el avión de Conviasa que lo traslada no iba a ser embargado como le ocurrió al de Emtrasur en junio pasado.

Se suponía que estaba todo en orden e incluso las declaraciones de Alberto Fernández a Folha de San Paulo y este lunes junto a Lula lo consideraban bienvenido. Dijo que estaba "más que invitado", es un miembro de la CELAC.

Pero lo dijo cuando ya había un clima de adversidad importante hacia la visita.