"Nos hace falta recuperar la capacidad de encontrar caminos juntos"

Así lo expresó el Obispo de Concepción, Monseñor José Díaz, al considerar que la sociedad vive en un constante enfrentamiento, sin diálogo y sin proyecto futuro.
jueves 29 de diciembre de 2022
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El Obispo de Concepción. monseñor José Díaz, hizo una profunda reflexión por la difícil situación que atraviesa la comunidad, tanto en la provincia como en el resto del país, en un contexto económico y social donde las asimetrías son cada vez más profundas.

En tal sentido, expresó que "nos hace falta recuperar la capacidad de darnos cuenta de la situación que estamos viviendo y de encontrar caminos juntos, que nos incluya a todos a la hora de apostar por un país distinto".

Sostuvo que "hay que recuperar los valores que hemos perdido, la capacidad de diálogo, porque muchos de los problemas que tenemos obedecen a un berretín de vivir en la grieta y de vivir enfrentados". 

Monseñor Díaz estimó que "la Argentina podrá ser distinta en la medida que podamos practicar ciertos valores como el diálogo y el encuentro, porque no puede haber ese nivel de enfrentamiento y de irritación permanente en la que vivimos".

Respecto al mensaje para la comunidad, dijo que "sería saber que vivimos en un tiempo difícil, donde tenemos que asumir las dificultades, pero cuando la salida provienen de un sálvese quién pueda y cómo pueda, irá generando siempre la ley de la selva, y vale la pena pensar que es posible una sociedad distinta".

"Este año que vamos a empezar que es electoral, tiene que hacerse en paz, en un contexto de diálogo y madurar con una capacidad de encontrar caminos juntos y de acuerdos. No se puede vivir con la expectativa de que vendrá un Messi en la política y nos va a salvar. Debe existir la conciencia del equipo y eso nos ayudará a pensar de que es posible un país en donde todos nos sintamos incluidos, participando solidariamente y pensando en el otro y en el bien común, y en donde todos puedan vivir dignamente", aseveró monseñor Díaz.

Con 37 años de sacerdocio a cuestas, observó que "la ciudadanía está atravesando un cambio de época profundo en donde no solo cambian las formas sino también los contenidos, con cambios culturales muy profundos que ya lo venía advirtiendo la Iglesia, al punto tal que los paradigmas que nos regían se han modificado".  

En ese punto, resaltó que "la tecnología irrumpió de manera muy fuerte en la sociedad de manera que las relaciones interpersonales están muy condicionadas sobre todo por el avance tecnológico y que alguna manera ante ocupaba el diálogo interpersonal dentro de la familia". 

"Es así que nos encontramos con gente procurando un presente placentero, sin proyectos hacia el futuro, de manera que es un presente demasiado liviano, intolerante a las frustraciones, al sacrificio y al esfuerzo. Lo que más nos preocupa es la pérdida del esfuerzo como medio de alcanzar las metas que uno se propone", expuso monseñor Díaz.

Duele el país

En relación al contexto económico y social, el párroco admitió que "duele el país. duele Argentina, duele nuestra Patria y duele la pobreza. Creo que esto hay que leerlo desde dos perspectivas, una más estructural que está en manos de quienes nos gobiernan y la otra, una perspectiva más solidaria que eso está en manos de toda la población".

"Hay una pobreza estructural que no podemos superar desde hace mucho tiempo, a pesar de tener todos los recursos, y es una cuestión muy dolorosa que nos hace padecer desde hace tanto tiempo", agregó.

Consultado porque se llegó a esta situación, monseñor Díaz consideró que "es porque a veces queremos concentrar toda la problemática en lo socio-económico y si bien esto es importante, hay un factor socio-cultural que tiene que ver con la educación. Para que una persona pueda despegar de su situación de pobreza, es importante la educación".

Ante esta situación, precisó que "no se ve que la educación sea una prioridad de los gobernantes. No se ve en la prioridad de las políticas públicas la educación, la contención de las personas y el desarrollo humano que debería caracterizarnos primordialmente. Pero sin educación no hay desarrollo, no se puede pensar en un proyecto a largo plazo y necesitamos centrar todo el esfuerzo en las personas y la familia, una de las patas fundamentales de la sociedad".

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