Massa desacelera la devaluación para contener la inflación

El ministro reconoció que no será fácil sostener la baja de los precios. Arranque “picante” en alimentos. La “renuncia” de Cristina tuvo un impacto positivo.
domingo 18 de diciembre de 2022
Massa y su vice, el secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein
Massa y su vice, el secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein

Por Pablo Wende.- El dato de inflación de noviembre sorprendió a casi todo el mundo, menos al equipo económico. El relevamiento paralelo al del INDEC que todos los meses realiza el secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein, arrojó 5,2% para el mes pasado, por debajo de la mayoría de las estimaciones de las consultoras y cerca del 4,9% que finalmente difundió el INDEC.

Sergio Massa reconoció que no será fácil repetir y mucho menos mejorar este dato a lo largo de diciembre, un mes que tiene un fuerte componente estacional. Las primeras mediciones no son demasiado alentadoras. Se despertó el precio de la carne, que prácticamente no se movió en los últimos meses, también está aumentando el pan, los productos en base a harina, verduras y almacén, más allá de Precios Justos.

El rubro que resultó clave para promover la baja de la inflación de noviembre fue “alimentos y bebidas”, que creció solo 3,5%, la mitad de lo que venía aumentando en los últimos meses.

El propio ministro de Economía reconoció que diciembre es un mes “difícil”, abriendo el paraguas ante la posibilidad de que el índice tenga un rebote. Pero al mismo tiempo continuó con los acuerdos de precios para moderar las subas en casi todos los sectores, entre ellos calzado, indumentaria y medicamentos.

La baja de inflación de noviembre no será fácilmente replicable en los meses de verano. Diciembre ya viene más “picante” por el lado de los alimentos, incluyendo un repunte leve de la carne. Pero además tanto en este mes como en enero impactan factores estacionales que complicarán la deseada desaceleración

Las estimaciones de consultoras marcan un repunte de la inflación de diciembre en torno al 5,5%, con lo que el acumulado anual finalizará en torno al 95%. Massa se lleva aquí el (dudoso) mérito de haber impedido que se llegue a los tres dígitos, algo que parecía casi inexorable hace apenas un par de meses.

Los límites financieros

Pero el problema de fondo que enfrenta el Gobierno para conseguir una baja consistente de la inflación sigue siendo el comportamiento de las variables financieras. Como bien explica Ramiro Castiñeira, director de Econométrica, “todos los motores de la emisión monetaria siguen encendidos”: la necesidad de cubrir el déficit fiscal, la recompra de bonos en el mercado secundario para darle salida a los inversores que lo desean y el pago de los pasivos monetarios del BCRA, como Leliq y pases pasivos. Esto implica una millonaria expansión de dinero en 2023, por lo que los pronósticos para el año próximo no son favorables al Gobierno. El “escenario base” es que la inflación se mantendrá en el rango del 100%.


Al mismo tiempo, esta semana se desaceleró el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial, que en noviembre tuvo picos de 6,8% mensual. En la última semana, sin embargo, ya bajó a 5,6% y todo indica que mantendrá este menor ajuste en lo que queda del año. El objetivo ya declarado por el propio Massa es devaluar a un ritmo no mayor al 4-4,5% desde enero, apoyando el proceso de desinflación. “El aumento del dólar oficial de la última semana fue el menor registro desde septiembre”, según la estimación del economista Fernando Marull.

El atraso del dólar oficial es una de las políticas favoritas de todos los gobiernos a medida que se aproxima una elección. El 2023 no será la excepción, como una forma de buscar un efecto sobre la inflación y al mismo tiempo generar la ilusión de mejoras de los salarios en moneda dura

Atrasar el tipo de cambio figura como una de las fórmulas favoritas de cualquier gobierno de cara a una elección. Y el 2023 no será la excepción. Se trata de una estrategia que igual tiene sus riesgos, sobre todo si se produce un incremento de la brecha cambiaria, que se mantiene en niveles altos, cercanos al 90%.

Los dólares financieros se mantienen relativamente controlados y no sería extraño que incluso operen a la baja en los próximos días, ya que aumentará fuerte la demanda de pesos por fin de año. Las empresas precisan liquidez para afrontar el pago de sueldos, medio aguinaldo, vacaciones y ahora también el bono de $ 24.000. Por lo tanto, habrá menos pesos para presionar sobre el tipo de cambio, al menos hasta principios de 2023.

Acá cerca y en poco tiempo

¿Cómo será el arranque del año próximo? El principal desafío del primer trimestre será la escasez de dólares, ya que la segunda versión del dólar soja está agotando lo que los sojeros aún no habían vendido hasta septiembre. La mala cosecha de trigo por la sequía reducirá aún más la oferta habitual. Cabe esperar, por lo tanto, un cepo cambiario tanto o más duro que el actual, con fuertes restricciones a las importaciones.

La economía, por otra parte, entró en una fase de estancamiento y los números del cuarto trimestre ya estarían mostrando una caída del nivel de actividad. Para evitar la recesión, Massa trabaja en un fuerte incentivo crediticio para las PYMES, con préstamos por 1,2 billones de pesos con fuerte subsidio de tasas que aportará el Tesoro. Será una de las principales herramientas en el arranque del 2023 para que la actividad no se desplome. Según el ministro, la economía podría crecer 3,5% el año próximo, cuando las estimaciones privadas y del propio FMI hablan de apenas 0,5% a 1 por ciento.

La gran acumulación de vencimientos de deuda en pesos sigue siendo el principal peligro que enfrenta el Gobierno el año próximo. El tema no es tan acuciante en los primeros meses del 2023, pero se complicará más a medida que avance el calendario y se acerquen las PASO. La incertidumbre electoral es un gran obstáculo que deberá enfrentar Massa para refinanciar deuda, considerando que en los meses previos a las primarias se registran vencimientos millones que se aproximan a los USD 3.000 millones mensuales.

Siamo fuori

La buena noticia en este caso, incluso para el oficialismo, es el anuncio de Cristina Kirchner respecto a su decisión de no competir por cargo alguno en las próximas elecciones. La vicepresidenta sigue siendo un “cuco” para Wall Street, por lo que su aparente paso al costado fue bien recibido por el mercado. Sin Cristina en la contienda, lo más probable es que tampoco se presente Mauricio Macri, lo que daría ciertas garantías de una elección con candidatos moderados de un lado y del otro, algo que al menos en teoría tranquiliza a los inversores.

El anuncio de Cristina Kirchner de “no ser candidata a nada” en 2023 aún no termina de ser creíble para los inversores, pero ya se siente un primer impacto positivo. Los bonos en dólares continuaron su racha alcista y el Tesoro pudo refinanciar la deuda en pesos con mayor holgura que en otras oportunidades

Hubo un par de indicios en esa dirección en los últimos días. Por un lado, el Tesoro no tuvo problemas para refinanciar los vencimientos de e incluso consiguió recursos extra por S 350.000 millones, un resultado que no conseguía hace meses. Pero también la deuda en dólares tuvo un comportamiento más que positivo: el riesgo país terminó debajo de los 2.200 puntos básicos y las paridades ahora están más cerca de los USD 30, cuando habían perforado los USD 20 tras la renuncia de Martín Guzmán.

Massa logró llegar a fin de año sin mayores sobresaltos, en contra de muchos pronósticos que auguraban un descontrol cambiario o posible hiperinflación para esta fecha. Y todo indica que podrá sobrellevar también el 2023 sin que la economía explote, en especial si Cristina mantiene su palabra de no ser “candidata a nada”.

Fuente: Infobae

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