Cristina Kirchner hará una demostración de fuerza sin Alberto Fernández

La Vice se concentra en la agenda judicial porque prevé malas noticias; coordina un despliegue para el acto en el que no estará el Presidente ni tampoco Massa.
sábado 12 de noviembre de 2022
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Un vip de 500 invitados y un estadio repleto. Estrictos controles de seguridad, que incluirán cacheos con detectores de metales. Así se prepara el acto de Cristina Kirchner previsto para festejar el Día de la Militancia, pero que en realidad intenta ser una demostración de fuerza de la Vicepresidenta.


En La Plata se congregará el kirchnerismo bonaerense, en sus expresiones políticas y sindicales, el núcleo duro sobre el que se sostiene la “jefa”. No estará el Presidente, que tampoco fue convocado, pero por las dudas extendió un día más su gira para ni siquiera estar en el país cuando ella pronuncie su discurso. También prevé faltar Sergio Massa, quien prefiere evitar los actos partidarios y preservarse bajo el sello del Frente Renovador y no del PJ.

Cristina Kirchner deja correr el operativo clamor sobre su candidatura presidencial por varias razones: mantener la tropa alineada, mostrarse como opción a futuro y, especialmente, exhibir que no está sola cuando enfrente malas noticias en la Justicia.

Su pelea con Comodoro Py y la Corte serán parte importante de la campaña, más allá del lugar que ocupe. “Me quieren de acusada, no de víctima”, es una de las frases que repite, como un hit. Está convencida de que se reabrirá la causa de Hotesur-Los Sauces, en la que se investigan los negocios familiares y maniobras de lavado de dinero.El fiscal Mario Villar pidió que se de marcha atrás con el inusual sobreseimiento dictado por los jueces Daniel Obligado y Adrián Grünberg hace exactamente un año. En noviembre de 2021, decidieron que no había delito y que por ese motivo desechaban la realización del juicio oral.

“Cristina quisiera que al menos Florencia quede afuera de todo”, sostiene un operador judicial, muy al tanto de los vaivenes de los expedientes. La vice tiene fueros, al igual que Máximo Kirchner, pero no su hija menor. El derrotero del caso se definirá luego del 24 de este mes, cuando se complete la audiencia que comenzó esta semana en la Cámara de Casación.

Lo misma pasará con el sobreseimiento que recibió por el Pacto con Irán, en evaluación. Allí quizá corre mejor suerte y los jueces optan por validar el fin del proceso, según la información que trasciende en Tribunales.

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El peor momento, perciben en su entorno, es cuando se dicte la sentencia por el caso Vialidad. Creen que eso podría ocurrir en la primera quincena de diciembre y no hay ninguna instrucción ahí sobre qué hacer. Es decir, no hay movilizaciones ni convocatorias previstas aún, si el resultado es una condena con pena de prisión, algo que se sabe no se haría efectivo en ese momento.

Cristina Kirchner no piensa abandonar la agenda judicial. La resolución por la que la Corte anuló el martes un decreto por el que nombraba a un senador K como integrante del Consejo de la Magistratura la tomó por sorpresa. Por ahora, decidió no acatar la orden. Es una pulseada que aún no terminó y en la que el oficialismo intentará imponer su criterio.

El Consejo viene paralizado hace tiempo, y seguirá igual. En seis días se vencen los mandatos, con lo cual hay que renovar los miembros. Allí volverá la discusión porque los K sostienen que le corresponden nombrar 3 de 4 senadores a partir de una división ficticia en dos del bloque del Frente de Todos.

Las desventuras de Cristina Kirchner en la Justicia tomarán vuelo hacia otras latitudes. Su abogado, José Manuel Ubeira, anticipó que recurrirán a la Corte Interamericana de Derechos Humanos porque aquí no avanzan en el sentido que quisieran las pesquisas sobre el intento de asesinato. La jueza María Eugenia Capuchetti se alista para enviar el caso a juicio oral y concluir así una primera etapa. Están procesados Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo, pero eso no alcanza para el kirchnerismo que afirma que no se busca la “autoría intelectual”.

Más allá de los intentos y la pirotecnia verbal, la vicepresidenta no ha ganado ninguna de las batallas que se propuso contra la Justicia desde 2019, cuando asumió en el cargo. No logró modificar la ley del Ministerio Público ni mucho menos poner un procurador de su gusto; no logró desbancar a Eduardo Casal de su puesto interino; no pudo reemplazar a los camaristas Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia; fue declarada inconstitucional la norma de su autoría sobre la composición del Consejo de la Magistratura; no avanzó la idea de reformar y ampliar la Corte Suprema.

Nada de eso se va a modificar, pero su pelea contra los jueces es insumo para su feligresía en momentos donde no hay logros para mostrar. “Si Lula pudo, Cristina también”, fue uno de los slogans que circuló con fuerza tras el triunfo del líder del PT en Brasil. Es un eje para dar épica y dotar de sentido a quienes aún la siguen.

La vicepresidenta mantiene su alianza táctica con Massa, pero no se hace cargo de los resultados. Presionó para que el ministro de Economía lance un programa de control de precios, en el que ni siquiera terminan de creer los intendentes que tendrán que salir a hacer que vigilan las góndolas de los supermercados de barrio.

“Ordenamos la macro, ahora vamos por la micro”, se ilusionan, con optimismo, en el equipo de Massa. Él sabe que debe domar la inflación para seguir en pie en la carrera presidencial, objetivo que nunca abandonó. Su promesa es bajar a la mitad el índice desde que asumió. Ya hizo apuestas.