El Hotel de la Ventana y su vínculo con los Nazis en el país

Se cumplen 111 años de la inauguración de un mito de Sierra de la Ventana, que tuvo menos de una década de esplendor y más de un siglo de desidia.
jueves 10 de noviembre de 2022
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El modelo agroexportador argentino de fines del siglo XIX y comienzos del XX pensó un país rico en todos los sentidos. Para ello, los creadores de las industrias pensaron también en el turismo. De esta manera nació el Club Hotel de la Ventana a inicios del 1900 para llevar visitantes del globo a tierras del sur de Buenos Aires. El edificio fue inaugurado en 1911 pero su funcionamiento distó mucho del éxito esperado y sucumbió al igual que el país. 

La génesis de un centro hotelero surgió por iniciativa del médico especialista en vías respiratorias, Félix Muñoz, que observó que la zona era buena para tratar distintas enfermedades. 

Manuel Láinez, propietario de tres mil hectáreas de campo en la zona, fue quien retomó la idea y se asoció a la “Compañía Británica del Ferrocarril del Sud” para llevar a cabo el proyecto, pero eligieron el turismo por encima de la salud para crear un elegantísimo complejo hotelero.

La obra fue concebida por los arquitectos Gastón Mallet y Jacques Dunant. Se comenzó a construir en 1904 por el italiano Antonio Gherardi al mejor estilo Belle Epoque y el doctor Ernesto Tornquist, pionero de la zona que hoy lleva su nombre fue quien compró en Europa una máquina que fabricaba ladrillos, que se instaló en las cercanías de la capital provincial, mientras que otra sección de esa fábrica se trasladó a los terrenos donde se construyó el hotel.

Fue el primer complejo hotelero de Sudamérica y tenía uno de los primeros casinos de la Argentina, que fue uno de sus principales atractivos pero también, el comienzo de su ruina.

A la hora de la inauguración en 1911, se realizó una fiesta para 1300 invitados a todo lujo. Fue el comienzo de su esplendor. Si miramos imágenes de la época, no podemos dejar de asociarlo con el estilo belle époque y la elegancia del Titanic. Pero como el transatlántico, ese esplendor tenía los días contados.

Todo funcionaba según los sueños de sus creadores. En 1914 se le agregó un ramal de ferrocarril desde la estación de Sierra de la Ventana, para facilitar el acceso a la zona, y el 9 de julio de 1916 se recibió a la Infanta Isabel de Borbón, al Príncipe Eduardo de Gales, al Presidente de Brasil, Venceslau Brás Pereira Gomes y una incontable cantidad de políticos y personalidades de la alta sociedad argentina para celebrar el Centenario de la Independencia argentina.

Pero la Primera Guerra Mundial y una decisión de Hipólito Yrigoyen sellaron su suerte y fue, finalmente, clausurado en 1920.

Pero ¿cómo puede ser que un establecimiento con tanto lujo y tanto esplendor haya sido “hundido” con tanta facilidad? Es que se pensó para atraer turismo de alta gama, a los magnates europeos. Pero la llamada por entonces “Gran Guerra” interrumpió los viajes entre Europa y América, con lo que se perdió el turismo europeo.

El otro golpe letal, aunque indirecto fue la decisión del radical Yrigoyen contra los juegos de azar, y el hotel tenía como atractivo su casino. El dos veces presidente consideraba que las casas de apuestas eran lugares de perdición económica para los trabajadores, y en su afán por protegerlos, prohibió los juegos de azar.

Finalmente, los propietarios del Club Hotel dispusieron su liquidación y el complejo se cerró el 14 de marzo de 1920. Una semana después, fue el turno del ramal ferroviario de trocha angosta.

Aunque cerrado, el establecimiento siguió contando con personal a cargo del mantenimiento, hasta que años después fue vendido al gobierno de la provincia de Buenos Aires. La idea era hacer una colonia de vacaciones dependiente de la Dirección General de Escuelas.

Pero también ese proyecto quedó trunco y a partir de ese momento, fue una suerte de zona liberada para el saqueo. Todos se llevaron un recuerdo del Club Hotel.

La reconstrucción llegó de la mano de los soldados nazis. Cuando en 1943 la Argentina mantuvo detenidos a los sobrevivientes del Admiral Graf Spee y la batalla del Río de la Plata, fueron alojados en el clausurado Club Hotel, que fue reabierto como centro de detención durante dos años.

Entonces los alemanes se dedicaron a su reparación. Las horas de detención son largas y los marineros del Tercer Reich tenían muchas habilidades. Incluso daban conciertos de música clásica para los residentes de la zona.

“El gobierno alemán deseaba mantenernos juntos para que, eventualmente, volviésemos a pelear. Nuestro primer oficial logró, por medio de influencias, que nos trasladaran a Sierra de la Ventana. (…) No fuimos exactamente prisioneros. Tuvimos mucha libertad. Nuestros custodios parecieron estar más preocupados en vigilar a sus camaradas que a nosotros. Al Club Hotel había que hacerle mejoras porque se encontraba en un estado de semiabandono. Comenzamos a refaccionar las deterioradas instalaciones. Arreglamos la toma de agua, la usina, y nos dedicamos a la conservación de los jardines. La mayoría de nosotros había estudiado un oficio, entonces eso facilitó la tarea”, evocaba uno de los marinos que se quedaron a vivir definitivamente en la Argentina, Rodolfo Stefanowski.

Pero los marinos nazis fueron liberados al término de la guerra, muchos regresaron a su país, a limpiar su nombre y su legajo, a arreglar cuentas con la justicia de los aliados que ganaron la guerra. Una vez limpios de culpa y cargo, una gran cantidad de marinos regresó a las sierras bonaerenses, donde iniciaron una nueva vida lejos de la guerra, los nazis y su pasado en el temible acorazado alemán.

Pero el hotel fue abandonado por las autoridades, dejado a la buena de Dios durante mucho tiempo, sin una decisión clara sobre qué hacer con semejante lugar y finalmente, el 8 de julio de 1983 el edificio fue reducido a ruinas por un incendio, que los lugareños señalan como intencional.

Como el Castillo San Carlos, de Concordia, y como la Casa sobre el arroyo en Mar del Plata, el Club Hotel de Sierra de la Ventana fue abandonado por décadas y un día, por desidia o por manos anónimas, fue consumido por el fuego.

Si bien el Club Hotel fue declarado Monumento Histórico por la Municipalidad de Tornquist en 1999, apenas pueden visitarse las ruinas con cita previa y el lugar está controlado pero sin acceso libre. Se conservan fotos, leyendas y unos pocos objetos que muestran su belleza en el pequeño Museo Sendero de los recuerdos, metido camino a las sierras de la comarca de Villa Ventana y que puede visitarse apenas una vez por semana.

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